Después de haber salido de Page esta mañana, habiendo hecho la sorprendente visita al Antelope Canyon, hemos puesto rumbo a Monument Valley. No sabía qué me encontraría. Estaba dudando de la gran popularidad entre viajeros, opinando sobre su belleza, que llegué incluso a pensar, como ocurre en muchos lugares, que podría haber más de mito que de realidad.
Una casi perfecta carretera por desiertos, cañones y valles de impresionantes tamaños, nos ha llevado a la planicie de Kayenta. Allí, hemos cogido el desvío que está muy bien indicado, hacia la entrada. Llegar, es un no parar de bajar del coche y hacer fotografías. Ni de lejos pensaba que iba a gustarme tanto el lugar.
El acceso, perfectamente controlado, cuesta $20. El pago, te da derecho a entrar en el Centro de Visitantes, donde un museo y una carísima tienda de recuerdos te dan la bienvenida. A parte, tienen uno de los mejores miradores de Estados Unidos, donde decenas de mortales, se apiñan para plasmar ese instante, para sentirse de alguna manera inmortales. Las afiladas montañas apuntando hacia el cielo, parecen querer deshinchar las azucaradas nubes. El color del horizonte jugueteando con las sombras, el cielo tan amplio, casi inabarcable, con el exagerado color rojo fuego de la tierra, crean en conjunto, una orquesta que crea día a día una perfecta sinfonía con la Naturaleza, donde apenas sin darnos cuenta, sentiremos en nuestras almas, ese momento único que todo viajero anda buscando en sus aventuras.
Si pudiera elegir un momento que recordar, sin duda elegiría éste. Soy consciente que he ido viendo durante toda mi ruta por el Oeste, maravillas de las que sería un necio negar que son imborrables. Puede que el día haya amanecido de otra manera, me haya despertado de mejor humor y que mi percepción de la belleza esté a flor de piel. Sea lo que sea, lo que hoy he sentido como viajero, ha sido fascinante.
Si se tratara de llegar el parque, sería ya por sí solo, un aliciente el camino para recorrer los cientos de kilómetros que he ido haciendo. Pero la cosa no acaba aquí. La carretera que nos ha llevado a Blanding, consta de unos 130 kilómetros. Después de la Highway 1, puede que mi favorita fuera la 163 desde Kayenta a Blanding. Solitarias carreteras rectas, casi perfectas y sosegadas, tan solo rotas por algún conductor, dan una perspectiva clara, del porqué, este país presume de ser el mejor del planeta para recorrerlo en coche.
¿CONSEJOS PARA VISITAR MONUMENT VALLEY?
Monument Valley, presume de ser uno de los parque más sencillos de visitar. La entrada de $20, no sólo te da acceso al mirador, sino que te da paso a una carretera secundaria para meterte entre las famosas montañas. No está de más informaros, que el asfalto aquí queda relegado, siendo sustituido por polvorientos caminos, algo difíciles, pero perfectamente accesibles para casi todos los vehículos. Yo llevando un Nissan Versa, no he tenido ningún problema.
Los puntos más importantes e imprescindibles son al final del trayecto. Pero es de cajón, que vayáis parando, para ver las artesanías que venden los Navajos. Esta tribu de orgulloso carácter, aparte de regentar el parque, llevan a los turistas por caminos secretos en voluminosas rancheras. Los precios suelen irse a los $65 por persona.
Aconsejo que quien no quiera arriesgarse con el coche alquilado, siempre en el Centro de Visitantes, podrá contratar las excursiones sin espera, ni reserva. También no está de más, decir que no hablan español y que deberéis tirar de vuestro inglés, para entender la explicación que van dando a golpe de altavoz.
PUNTOS IMPRESCINDIBLES.
John Ford´s Point. El primero y el que nos dará la ocasión de comprar comida o bebida y de alquilar caballos para pasear. Las vistas son aceptables. El ambiente, estupendo.
Tres Hermanas (three sisters). Lo veréis como aparecerá por la ventanilla derecha de vuestro coche. Es inconfundible y no visible desde el mirador principal.
Artist Point. Extraordinario mirador y diría que el mejor. Para llegar a él, veréis que el suelo se endurece por las piedras y las pequeñas montañas de roja tierra hacen estragos en los vehículos más deportivos. Vosotros adelante. Nadie se queda tirado.
North window. Las segundas mejores vistas del parque vistas a ras del suelo. Es el premio por haber casi completado la ruta.
Debéis tener en cuenta, que el camino, después del primer punto, es de un solo sentido. Todo lo que os perdáis, no podréis volver a verlo, a no ser que decidáis volver a hacerlo. El tiempo estimado en completarlo con paradas, suele irse a la hora y media.
¿CÓMO LLEGAR?
Depende de la ruta que llevéis. Yo salía de Page, pero muchos lo hacen al revés. Lo que no podéis perderos es pasar por la highway 163, donde podréis fotografiar la típica cuesta de asfalto, como penetra de lleno en las montañas. El espectáculo está asegurado.
¿DÓNDE DORMIR?
Siempre es aconsejable dormir dentro del parque. Si lo cogéis con muchos meses de antelación, los precios son accesibles. Si por el contrario os dormís, deberéis desechar la idea porque las tarifas se triplican.
Una muy buena opción es hacer noche en el adormilado, aunque preparado Mexican Hat. Yo lo tuve que descartar porque los precios se disparaban y mis planes de viaje iban con mucho retraso. Decidí dormir en Blanding donde encaré mi ruta hacia el Parque Nacional de Arches. En los límites del parque hay campings muy básicos y sin tiendas.
SEGUIMOS EN RUTA
Muchos puntos quedan por sellar. Otros están finiquitados, dando unos resultados tan positivos que estamos inmunizados ante parajes sublimes ¿O no? Parecía que ayer nada me podría ya sorprender y viene Monument y lo hace. No está de más, dejar correr el viaje, que los días vayan pasando y que nada impida disfrutar y no comparar. Porque una cosa es cierta. Pese a ser zonas desérticas, son fértiles. Cada parque tiene una cosa diferente que lo define. Una particularidad que lo hace único. Y ese, creo yo, es el gran secreto de este viaje.
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