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BIRMANIA, VIETNAM, LAOS Y TAILANDIA EN UN SOLO VIAJE

No lo tenía muy claro. Delante de mí, se abría un mundo por explorar. Una parte de Asia que amé desde que la pisé por primera vez y los caminos se irían construyendo a medida que mis pasos avanzaran. El tiempo estimado de unos 33 días, quedarían cortos. Aun a sabiendas de las limitaciones que me imponía el calendario, iría a por todas, dejándome llevar un poco por el estado de ánimo y las ganas que tuviera de ir cruzando fronteras.

En cierto modo, fue un viaje relámpago. Cuatro países en tan pocos días, no dan para hacer una crónica fiable sobre cada uno, pero me llevé un trocito de cada tierra guardado bajo llave en mi corazón. Ahora a mi regreso, abro esas memorias, para compartirlas con vosotros y ayudar a que los viajeros que quieran visitar el Sureste asiático, pongan tanto empeño y tanta ilusión como yo hice en un pasado reciente.

La facilidad con la que te tratan en estas latitudes de nuestro fantástico mundo, son dignas de ser estudiadas.

A menudo, la pobreza, va inevitablemente acompañada de la inseguridad. En Myanmar y Laos, os sorprenderá lo sencilla y amable que son sus gentes, llevándose esa teoría al garete. Sin atisbos de robos o timadores, podéis empezar vuestra travesía, con la tranquilidad que uno espera encontrar mientras recorre los caminos más desconocidos del continente.

Myanmar, Vietnam, Laos y Tailandia, fueron los cuatro países que elegí para cerrar un círculo casi perfecto. Debido a problemas con la imponente política de este primero, mis planes de cruzar por tierra a Laos, fueron desestimados desde la primera semana. Sólo me quedaba esperar e intentar coger un vuelo que me llevara a Vietnam y desde allí poder cruzar por tierra a Luang Prabang. Una vez en Laos, ya decidiría qué camino coger.

Las incertidumbres, son en muchas ocasiones inconvenientes para los más previsores. Pero para los más intrépidos, son como la salsa de los viajes. Los nervios, la ansiedad o esa sensación de no pisar seguro, se convierten en algo tan esencial en nuestra aventura que la percepción acaba multiplicándose por diez.

Os doy la bienvenida para que me acompañéis entre estas líneas, por uno de los viajes más completos y sorprendentes que he realizado por Asia.

ITINERARIO (más detallado abajo)

Día 1.     Barcelona – Bangkok (Tailandia)
Día 2.     Bangkok – Yangón (Tailandia- Myanmar)
Día 3.     Yangón (Myanmar)
Día 4.     Yangón – Mandalay (Myanmar)
Día 5.     Mandalay (visita ciudades antiguas) (Myanmar)
Día 6.     Mandalay – Bagan (Myanmar)
Día 7.     Bagan (Myanmar)
Día 8.     Bagan – Lago Inle (Myanmar)
Día 9.     Lago Inle (bicicleta por los alrededores) (Myanmar)
Día 10.   Lago Inle (Barca y mercado) (Myanmar)
Día 11.   Lago Inle – Yangon – Hanói (Myanmar – Vietnam)
Día 12.   Hanói (conocerla en motocicleta) (Vietnam)
Día 13.   Hanói – Bahía de Halong (Vietnam)
Día 14.   Bahía de Halong (Barco) (Vietnam)
Día 15.   Cat Ba (Bahía de Halong) (Vietnam)
Día 16.   Bahía de Halong (Vietnam)
Día 17.   Bahía de Halong – Hanói (Vietnam)
Día 18.   Hanói – Camino a Luang Prabang (Vietnam – Laos)
Día 19.   Luang Prabang (visita ciudad, palacio y templos) (Laos)
Día 20.   Luang Prabang (salida en motocicleta) (Laos)
Día 21.   Luang Prabang – Aldeas de Laos (Laos)
Día 22.   Aldeas de Laos – Luang Prabang (Laos)
Día 23.   Luang Prabang – Vang Vieng (Laos)
Día 24.   Vang Vieng – (Salida en motocicleta por sus alrededores)(Laos)
Día 25.   Vang Vieng – (tubing y rafting) (Laos)
Día 26.   Vang Vieng –  Vientián (Laos)
Día 27.   Vientián – Nong Khai (Laos – Tailandia)
Día 28.   Nong Khai (Tailandia)
Día 29.   Nong Khai – Bangkok (Tailandia)
Día 30.   Bangkok (Palacios y templos) (Tailandia)
Día 31.   Bangkok (Mercados y Chinatown) (Tailandia)
Día 32.   Bangkok (Barrio Rojo- Vértigo Bar) (Tailandia)
Día 33.   Bangkok – Doha – Barcelona (Regreso)

SEGURIDAD

No es que el Sureste Asiático sea conocido por su violencia extrema. Vamos, diría yo, que excluyendo según qué zonas, por donde fui pasando, fue bastante seguro. En las fronteras entre Laos y Myanmar, olvidaos de intentar el paso. Yo no pude. Si las cosas han cambiado, no tengo conocimiento alguno.

  • Myanmar. Puede que al pisar la antigua capital os deis un tortazo. Destartalada y algo solitaria por la noche, podéis ir caminando a casi cualquier sitio. Las apariencias en este país engañan y si os mantenéis alejados de cualquier opinión política y cumplís con las normas esenciales de cualquier viajero, no deberíais tener ningún percance.
  • Laos. Puede que la Calma Laosiana, sea un hecho tan verídico como que Laos sea un país que está abriendo sus puertas a los mochileros de todo el mundo. Su hospitalidad, sin llegar a la de Myanmar, es sorprendente. Hice todo el país en autobús y pese a querer estafarme con los precios y poner menos comida en las raciones de la que tocaba, una buena bronca, debería bastar para que os llenen el plato u os devuelvan el cambio correcto. Para visitar las aldeas más alejadas, contáis con numerosas agencias que se hacen cargo de romper esa barrera de la comunicación y de paso, ponen un escalón más a la seguridad. La capital, es totalmente segura.
  • Vietnam. Sólo dos lugares visité de este futuro destino que quiero completar. Hanoi y Bahía de Halong. En ningún momento me pareció inseguro, todo lo contario. De hecho, la capital es un hervidero de viajeros independientes. Si os alojáis en la zona antigua, las cervezas y las risas están aseguradas. Lo único que debéis tener en cuenta es vigilar en los mercados vuestras pertenencias.
  • Tailandia. Había estado en Tailandia anteriormente y me pareció uno de los países más seguros de Asia quitando a los intocables Japón y Corea del Sur. Viniendo del norte, pasando por Nong Khai y acabando en la capital, estos dos lugares quedan fuera de la zona de peligrosos. Incluso el barrio rojo de Bangkok es seguro si vamos de visita con compañía. Ir sólo como yo lo hice la primera vez, es ponerte en el punto de mira de los proxenetas y de posibles agobios por parte de las tailandesas que se dedican al submundo del “pay per sex”.

A modo general. Debemos poner sentido común y no ir enseñando el dinero por la calle.

Esta norma no escrita es válida creo yo para todos los países de este mundo. También podréis alquilar motocicletas en Laos, Vietnam y Tailandia, pero no en Myanmar. Cuidado con las carreteras y donde dejáis la motocicleta. A menudo la policía (en Laos), os parará pidiendo algo de dinero por una infracción inexistente. Si os negáis, pueden quitaros el vehículo, alegando la prohibición real pero no respetada de que los foráneos no pueden conducir por su país sin un permiso especial.

PRESUPUESTO GENERAL

Avión: Billete de Barcelona a Tailandia: 670€ por Qatar Airways. Billete de Tailandia a Myanmar (Rangún): 47€ por Air Asia.

Billete de Myanmar a Hanói (haciendo escala en Bangkok): 225€ por Air Asia, Recomiendo comprar este vuelo con tiempo. Mi error de no poder cruzar a Laos por tierra, me salió caro y encima tuve de ir primero a Vietnam.

Billete de Bagán a Lago Inle (Myanmar): 60€

Dormir y comer a diario: Myanmar: 40€ diarios. Tailandia: 30€ diarios. Laos: 35€ diarios. Vietnam: 30 €.

Excursiones: Total: 200€.

Alquiler de motocicletas durante todo el viaje: 50€.

Visados: Myanmar: 40 Euros. Vietnam: 80 Euros. Laos: 15 Euros. *(leer apartado visados. Importante)

Total gastado por persona, incluyendo billetes de avión durante unos 33 días: 2.362€. Por supuesto este apartado es tan flexible como queramos. Debemos tener en cuenta que todas las habitaciones fueron dobles, con baño privado y que nos movimos por avión debido a las circunstancias políticas del momento no pudiendo cruzar algunas fronteras por tierra. Este movimiento hubiera abaratado drásticamente el viaje. Las comidas, desde puestos callejeros a restaurantes pueden inflar o disminuir el precio.

Transportes (sus costes)

Ir de Mandalay a Bagan, en tren nocturno con reserva previa es una opción para ahorrar una noche de hotel.

Es la principal opción que tenemos para poder visitar los cuatro países y todos andan muy bien de precio. Mientras que en Myanmar, el transporte de buses y trenes es algo más elevado, en Tailandia son muy accesibles a todos los bolsillos. En Laos, los trayectos en tren dejan de existir para dar paso a carreteras ratoneras donde siempre se llega tarde, pero se llega.

En Myanmar, donde hay más dudas sobre el transporte público, debo decir, que desde el hostal donde os alojéis, os podrán decir donde se encuentra la terminal de autobuses e incluso pueden gestionar la compra por una pequeña comisión a menudo no influyente en vuestro importe final, sino en el del transportista. Ir por ejemplo desde Rangún a Mandalay, es recomendable hacerlo en bus nocturno.

PROPINAS

Esto es Asia. No son tan dados a las propinas como en otros países, pero un pequeño cambio podemos dejarlo en las zonas donde veamos que nos tratan con respeto y dedicación. Los precios ya de por sí, son abusivos en Myanmar y Laos para tratarse de países donde la gente vive al mes con unos 50 dólares, mientras nosotros pagaremos unos siete por una trucha de río. La decisión parte de cada uno y dependiendo de la situación. Yo personalmente dejaba siempre en los puestos callejeros y a muchos conductores de taxis o tuk-tuks

DORMIR

  • Myanmar: Hostales caros. Quien haya visitado Camboya, podrá hacer una comparativa casi perfecta. En todo caso, hablamos siempre de habitaciones dobles y con baño privado. El precio puede ir desde los 20 hasta los 30 dólares.
  • Laos: Pese a que se trate de un país que no abrió sus puertas al turismo hasta hace unas pocas décadas, el abanico de posibilidades para hospedarse es amplio y barato. Al no estar cerrado tan herméticamente como su vecino Myanmar, las pensiones, algunas propiedad de viajeros que encontraron su lugar allí, suelen ir de desayunos a unos precios que rondan los 20 dólares.
  • Vietnam: Puede que la gente no lo sepa y que Vietnam, siendo el gigante económico de los cuatro, sea el más económico. Tanto como la vida, como el dormir, son de tarifas algo surrealistas. De hecho, la cerveza más barata del continente la venden allí, y no es que sea una horripilante bebida, sino que sus precios son así. Dormir en Bahía de Halong, supone un extra en el precio bastante elevado al tratarse de camarotes en barcos que quedan flotando por ese mágico mar templado. Totalmente recomendable hacerlo por una agencia local en la capital. Os ahorraréis tiempo y el ahorro en el bolsillo no supondrá un desfalco a vuestra economía.
  • Tailandia: Tan solo fueron dos lugares donde dormí. Ambos económicos y excelentes. En Nong Khai me hospedé en Mut Mee Garden Guest House por unos 15 Euros la doble, con todas las comodidades y aposentado en la misma orilla del Mekong. En Bangkok, el elegido fue el Mango Laggon Place, en Th Khao San, por unos 20 Euros la doble con baño privado y aire acondicionado. Si no podéis permitiros tal gasto, en este país, tendréis posibilidades de dormir por apenas 3 euros la noche. En el caso de Pai, dormí en una doble por unos 2,5 euros con baño.

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COMIDA

Precios y consejos

¿Qué decir de la comida entre cuatro países? Mucho. Puede que a muchos de nosotros nos suene todo igual, pero al cabo de los años, acabas apreciando las importantes diferencias que hay entre estos países que a ojos de Europa y América, bailan con la misma música.

  • Myanmar: Los restaurantes tanto en Mandalay, en Bagan y en Lago Inle, están pensados para los escasos turistas que vienen. Los precios, evidentemente están equiparados a nuestros precios y no a los suyos. Los restaurantes locales muy fáciles de localizar en la antigua capital de Rangún son más bien escasos pero localizables. La cocina china tiene influencia y nos veremos más de una vez haciendo uso de su gastronomía. En el interior hay que comer el buen pescado de río que ofrecen.
  • Laos: Puede que nos sorprenda la influencia de la cocina o repostería francesa que nos iremos cruzando. Una barra de pan o un cruasán, son posibles en Asia pese a lo surrealista que suene. Como digo yo, al menos algo dejó la cultura francesa de bueno en el pasado (fue lo único) en aquellas tierras llamadas Indochina. Pero no acaba todo con la esporádica cocina francesa, no, Laos puede ofrecernos los mejores rollitos vietnamitas que haya probado jamás aparte de adecuar las especias a paladares occidentales como en el caso de Luang Prabang o Vientián o Vang Vieng, donde un plato de pasta o una pizza también son posibles. Los precios, no son tan abusivos como en Myanmar, pero para tratarse de uno de los países más pobres de la zona, siguen siendo elevados. Muchos viajeros se sorprenden cuando vienen de Tailandia y cruzan a Camboya, Myanmar o Laos, para chocarse con una realidad tolerable, ya que aun pagando más por menos, son de todas las maneras que lo mires, aceptables.
  • Vietnam: Todo se come en Vietnam. Todo lo que tenga patas va al plato. Por eso, podemos decir, que quien desee saciar su curiosidad culinaria, podrá comer lo que quiera. Encontraremos en los mercados todo tipo de comida exquisita y otra de la que mejor ni hablemos. Un plato típico allí y atípico en nuestra enciclopedia gastronómica, es el comer serpiente recién matada. Su corazón aun bombeando, lo pondrán en un pequeño vaso de licor de arroz para que de un trago nos lo tomemos. Espeluznante. Según las creencias, la sangre y el corazón estimulan el apetito sexual y funcionan como una viagra natural. Y sí, en Vietnam se come perro…

Pero no os desaniméis porque puede que lo encasillemos injustamente en un lugar no apto para los paladares de toda la vida. Puede que Vietnam, sea el mejor de los cuatro países donde comeremos. Nadie te va a obligar a comer algo que no quieres y los puestos callejeros abundan por todos los rincones, pudiendo satisfacer a los glotones más delicados.

  • Tailandia: Conocida internacionalmente su cocina por todos los rincones de nuestro planeta, seguro que si pensáis dónde hay un tailandés en vuestra ciudad, os acordaréis de alguno. No me extraña. La variedad es enorme y cada región prepara sus platos de maneras distintas y sabrosas. El acto de comer en el país de las sonrisas, más que una necesidad, se toma a diario como una celebración. No existe la individualidad a la hora de sentarse alrededor de un manjar. Todo lo expuesto queda al alcance de todo el mundo y la conversación está asegurada mientras las bocas bailan al ritmo de la buena comida. Las verduras, son muy utilizadas. La cocina tailandesa no es tan picante como en muchos lugares de Asia. Siempre tendremos los típicos puestos de comida en la calle, donde un buen plato de fideos a la plancha acabarán con cualquier lamento de nuestro estómago. En las islas, el marisco es barato pero ni mucho menos tan sabroso como por ejemplo el que tenemos en España. Podemos probar la barracuda, el tiburón y un sin fin de pescado que ni por asomo tenemos en nuestras aguas.

Los precios por comer varían mucho dependiendo de la ciudad o el restaurante. Mientras comer en la calle puede salirte por unos 2 euros, en un restaurante normal, no llegará a superar los 5 euros, incluyendo la bebida y un postre. Como podéis ver, Tailandia sabe cuidarse y cuidar a los que venimos a visitarla. Gastronómicamente, no decepciona a nadie.

Para las urgencias, miles de Seven/eleven asoman por todas las esquinas de los pueblos y ciudades. En estos supermercados, podemos aprovisionarnos de café o de comida rápida a cualquier hora del día y de la noche. Ir a Tailandia y no usar estos locales, es no formar parte de su cultura abierta a los nuevos tiempos.

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TRANSPORTES CONSEJOS FUNDAMENTALES

Avión: Resulta curioso como una compañía low cost como Air Asia está haciéndose con el mercado del Sureste Asiático. Tengamos en cuenta, que si tenemos seguro nuestro destino, si lo compramos antes, más económico lo conseguiremos. Las compañías restantes, son caras si comparamos. Ceñiros a esta que yo os digo. La efectividad es sorprendente.

Buses: Terribles carreteras os aguardan en Laos, donde un viaje puede convertirse en un infierno o en una aventura espontánea. Depende de vuestro ánimo.

Taxis y tuk-tuks: Perfectos para un viaje así. Económicos y dependiendo donde os encontréis podréis compartirlo. Acordad siempre el precio antes de subir. Regatear es absurdo si la diferencia es ínfima, pero si veis que os toman el pelo, animaros a entrar en esa vorágine comercial de la oferta y la demanda tan usada en Asia.

Trenes: Lentos aunque económicos siempre llegan a ser una aventura gratificante. En Tailandia están muy bien en trayectos largos, pudiendo dormir en cama de litera doble. Cuidado con el aire acondicionado, yo enfermé por no ir bien abrigado. En Vietnam son viejos y destartalados aunque toda una aventura.

Metro: Muy útil en Tailandia, usaremos tanto el que va por encima (Skyline), como el que va por tierra. Puede que se aleja mucho de Kao San Road, pero los ferris que se utilizan en el río, nos dejarán en la estación que queramos para poder gestionar a nuestro antojo el destino elegido.

Barco: Los cogeremos y más de uno. En los cuatro países, regados por enorme ríos, frecuentemente serán necesarios para desplazarnos o hacer una excursión. Son de precio fijo los públicos con paradas fijas. Sin embargo, los privados habrá que negociar. En Bangkok, especialmente son una importante red de transporte para poder ir al centro. Son tan frecuentes que si perdemos uno, ya vendrá otro.

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CAMBIO DE DINERO

No hace mucho, el cambio de divisa era un verdadero quebradero de cabeza en la mayoría de los países. A medida que avanzamos hacia un futuro, las fronteras económicas se aproximan más, gracias a la evolución de las comunicaciones, que paso a paso, nos hacen más llevadero un viaje en la otra punta del planeta.

Yo llevé euros y dólares. Mi desconocimiento sobre lo que iba a encontrar en Myanmar me hizo temer que mi moneda fuera rechazada. Apenas hay cajeros si salimos de Yangón, ya que los pueblos suelen ser muy precarios y las aldeas apenas tienen tecnología. Sin embargo, en lugares tan turísticos como Bagan, no deberíais tener ningún problema. En Laos, procuraros un cambio de moneda antes de entrar. Yo lo hice por tierra, tan solo con moneda tailandesa y para poder comer algo, me hicieron un cambio pésimo, eso sí, aceptando una divisa diferente a la suya, que también es de agradecer. En Vietnam y Tailandia, hay que sacar directamente del cajero. Siempre que podamos, hay que sacar de los ATM, porque las divisas de mercado son reales y la comisión apenas llega al 3 o 4 por ciento. Una buena manera de encontrar un cajero automático es ir a un Seven Eleven, que los hay a patadas en Tailandia y usar el cajero que siempre hay en su interior.

Consultar cambios de divisa: sigue este enlace

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VISADOS

Suelen ser fuentes de quebraderos de cabeza para más de uno si no sabe muy bien en qué orden hará su viaje. Puede que viajemos y debamos gestionarlo todo desde Bangkok para poder seguir adelante. Las embajadas de estos cuatro países las podéis encontrar en la capital tailandesa. Pero para los más previsores existen embajadas repartidas por Europa donde poder llevar a cabo nuestros trámites, asegurándonos la entrada en el nuevo país.

  • Visado Myanmar: Difícil de conseguir en años anteriores, una nueva ley te hace rellenar un formulario que a los cinco días es respondido confirmando tu acceso al país, pudiéndolo sacar una vez aterrices en el aeropuerto. Yo tuve que enviarlo a la embajada de París, ya que esta nueva norma impuesta por el gobierno no existía cuando fui. Precio 45 Euros. Duración 28 días.
  • Visado Vietnam: El más caro de obtener, pero no por eso imposible. En Europa se consigue de la misma forma que el anterior. Una embajada en Madrid puede tramitarlo por 80 Euros. El Visa On Arrival es para gente con una carta de recomendación o invitación, que aún no sé cómo se consigue. Supongo que hay empresas que lo gestionan. Pero andaros con ojo, porque quien no lo lleve, no entra. La duración del visado para turista es de 30 días, pudiendo sacárselo con múltiples entradas aumentando el precio.
  • Visado Laos: Por tierra. Sin problemas pagué unos 15 Euros a un aduanero y seguí mi camino. Si llegamos por aire, el precio será de unos 35 Euros. IMPORTANTE: llevar una fotografía de carnet. Si tenemos la mala suerte de pasar por un paso fronterizo donde el “fotomatón” esté averiado, será imposible pasar. En el aeropuerto de llegada, suele haber máquinas en perfecto estado.
  • Visado Tailandia. Tanto por tierra como por Aire, es fácil y sencillo. Un paso por la aduana y una fotografía con sus webcams, nos darán paso  sin coste alguno.

Si hay problemas y no queréis tramitar nada, os dejo una agencia que hace ese trabajo por vosotros. Yo lo utilicé para ir a India y cobrando una comisión por gestión, os aseguráis de que llegará a tiempo.

Cap 270: conseguir tu visado


VACUNACIONES

Recomiendo que paséis por vuestro centro médico donde os asesorarán de las vacunas que os harán falta para viajar. No queda exenta la malaria. Habrá que tomarla, al menos por el itinerario que yo hice. Recomiendo también llevar un seguro médico, indispensable por si surgen imprevistos de cualquier tipo.

EL CLIMA

  • Myanmar: Diciembre es la temporada alta. Sin lluvias entre Diciembre y Abril, resulta desalentador recorrerlo el resto del año, donde el monzón azota sin piedad las tierras birmanas.
  • Laos: Indudablemente la mejor época para viajar va desde Noviembre a Marzo. Desde Mayo hasta Septiembre, las lluvias azotan al país.
  • Vietnam: Julio y Agosto son meses perfectos para visitas la costa central. Vietnam, al contrario que sus vecinos, es muy benévolo con el clima durante casi todo el año. Si vamos en Agosto como fue mi caso, veremos la Bahía de Halong, envuelta en una niebla que le da un aire misterioso.
  • Tailandia: Época de lluvias desde Mayo hasta Octubre. El resto, es temporada alta. Yo fui en septiembre las dos veces y la lluvia hizo poco acto de presencia durante todo mi viaje.

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GUIAS RECOMENDADAS PARA VIAJAR

Las hay y muchas. Todas las editoriales intentan apresar el mercado llenándonos de libros que hablan de los cuatro países. Es un mercado tan exquisito que nadie quiere quedarse fuera de juego. En países como del continente africano, o de la Asia Central, tendremos carencias en nuestro idioma. Mi consejo es que vayáis a una agencia especializada en viajes como puede ser www.altair.es, y miréis encarecidamente la última edición. Muchas casas de libros renuevan sus ediciones en Mayo.

Mi favorita para este viaje fue la de Lonely Planet: Sureste asiático para mochileros. Aunque poco explícita y muy generalista, evitaréis llevar cuatro guías. Comparla

ITINERARIO DETALLADO

MYANMAR

Sencilla y bella, serían los adjetivos con los que calificaría a esta nación que insiste en seguir en un régimen militar incoherente y pasado de tuerca. Puede que las censuras estén servidas en cualquier hogar de cualquier aldea, pero el birmano, ofrecerá su natural sonrisa, te ayudará cuando te vea apurado y todo esto sin un ápice de picardía. Myanmar va mucho más allá de sus increíbles parajes, de sus doradas pagodas y de sus monasterios budistas. La magia de este país es que no hay truco. El secreto, es que la gente te muestra con humildad su bondad. Acabarás impactado, descubrirás que poco a poco se irá convirtiendo en uno de los países más hospitalarios de todo el continente y eso sin nada que obtener a cambio de un turismo que va abriendo su mente y decide ir yendo poco a poco.

YANGÓN

Para ser el primer punto del viaje, me pareció la antigua capital birmana un deshecho de callejuelas en desorden, con socavones impresionantes, donde si caía algo de lluvia, corrías el riesgo de quedarte encallado en cualquier esquina. Más allá de su destartalada apariencia, Yangón acaba dando un juego impresionante y si vas conociéndola, acabas por cogerle cariño. Aparentemente peligrosa, solo hace falta caminar una noche, para caer en que tanto la ciudad como el país resultan tan hospitalarios con el visitante, que acabará abriendo tu corazón de par en par.

Señalar que lo imperdonable aquí sería no visitar la sorprendente y bella pagoda de Shwedagon, considerada la más grande e importante del país, cuenta con un gran número de visitantes locales, no encontrando a mucho foráneo merodeando por sus inmaculados templos adyacentes.

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MANDALAY

Ciudad dinámica y alejada de todo asomo de modernidad. Esta urbe nos dará mucho juego, visitando su famosa colina, la que deberemos atacar a primera hora para no morir en el intento ahogados por el calor y la alta humedad. Los santuarios que iremos pasando son muy bonitos. La cima, muestra unas vistas estupendas del río Ayeryarwady.

Mandalay también se utiliza de cuartel general para poder hacer excursiones a sus alrededores.

Los mercados son de estilo asiático. Puestecitos en aparente caos, guardan un orden lógico. Las frutas, verduras y comida frita, se exhiben sin adornos y los vendedores a menudo son campesinos que hacen de comerciales.

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CIUDADES ANTIGUAS

Situado a los alrededores de Mandalay, puede que esta excursión sea la más realizada en el país. En tan solo una jornada es imposible visitarlo todo, pero lo principal es factible. Lo ideal sería planear un par de jornadas para poder hacerlo por completo.

Visitando Amapura, penúltima capital real de Myanmar, la moderna ciudad se encuentra a once kilómetros de Mandalay. Es famosamente conocida por su puente de teca construido en el año 1849 llamado Puente de U Bein. Sostenido bajo mil postes de teca, debemos obligarnos a dejarlo como el último punto de nuestra excursión, pudiendo ver el ocaso. El entorno en medio del lago Taungthaman es algo difícil de olvidar. Decenas de monjes budistas, dan paseos. Recorrer sus 1200 metros es de carácter obligatorio. Recordemos que es el puente más largo de todo el mundo, fabricado en este material. Dependiendo en la estación que vayamos, lo veremos en todo su esplendor o casi cubierto por completo de agua.

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Los otros lugares a visitar son Bagaya Kyaung, o mi favorito Inwa, desconectado de todo y accesible en barca, podremos visitar un monasterio de teca perdido entre la densa vegetación.

Otro punto que hice esa jornada, fue el monasterio budista, donde cientos de niños son acogidos, ya sea porque son huérfanos o sus familias los han entregado para que se instruyan en la doctrina budista. Aunque carente de toda lógica, los fotógrafos se amontonan para ver cómo estos niños almuerzan a diario bajo una enorme olla repleta de arroz.

BAGAN

Una de las maravillas de Myanmar. Si la India tiene su Taj Mahal y Camboya sus templos de Angkor, Myanmar posee uno de los lugares más sorprendentes de toda Asia. Se trata de una llanura situada al Este del serpenteante río Ayeyarwady, salpicada por más de 3000 templos, construidos en distintos estilos y creencias. El hinduismo como base mezclado con imágenes budistas, ponen una base única en su creación, dejando un enorme número de posibilidades y combinaciones  para explorar y decidir cuál será nuestro favorito.

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Un viaje a Myanmar sin pasar por Bagan, para mí carecería de sentido.

Elegir en Bagan es tarea difícil. Toda su llanura de 42 kilómetros cuadrados acaban por perderse en el horizonte, obligándonos a recorrerla en dos jornadas como mínimo. El asentamiento descansa en un paisaje tan evocador que resultará imposible no caer rendido a los pies de esta maravilla escondida hasta la actualidad para muchos turistas.

Muchos templos son visitados a diario por extranjeros. Las agencias ven un filón de oro y la moda de sobrevolarlos en globo se está convirtiendo en todo un clásico. Encontrar al atardecer nuestro rincón será fácil. Evitemos las aglomeraciones y dejémonos acariciar por la brisa que sopla cuando el sol esconde su barriga tras las montañas.

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LAGO INLE

Preparad vuestras piernas y alquilad una bicicleta. Pedalead hasta la extenuación y podréis recorrer una parte de este lago y quedar hechizados por una belleza tan sencilla como atrevida. Sus 22 kilómetros de largo y 11 de ancho, dan cabida a unas 17 aldeas construidas sobre pilares de madera.

El mercado que se abre a diario, es una explosión de vida, una aglomeración de barcas entrelazadas que sirven de camino hasta la orilla. Los productos, las etnias,  los compradores y vendedores, hacen a diario lo que para nosotros será una experiencia memorable.

El alquiler de una lancha motora será fácil. Desde la pensión donde nos hospedemos nos lo tramitarán todo y podremos navegar por los lugares de interés turístico. No sólo veremos el mercado, también podremos visitar diversos templos y ver como los remeros utilizan de una manera muy especial sus piernas para remar. Todo un clásico en Inle.

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VIETNAM

Bienvenidos a Vietnam. Un país como pocos para recorrerlo por tu cuenta. La facilidad de viajar por el gigante asiático, hace que muchos mochileros se bauticen en este trozo de tierra tristemente conocido por una guerra que poco a poco va quedando en el olvido. Sus grandes ciudades dejan en ascuas a muchas de sus vecinas, alternando la tecnología punta con los ancestrales templos y museos. Lo viejo se mezcla magistralmente con lo moderno. Los abuelos tirando de una bicicleta cargada hasta los topes de sombreros de mimbre conversan con los nietos ataviados en sus últimos modelos de Smartphone. Esta imagen tan recurrente,  consolida un paso al frente. Sin ostentaciones, sin propósitos. Esto es Vietnam. Tal cual.

HANÓI

Caótica, superpoblada y tremendamente divertida. Puerta principal de acceso a Vietnam, veremos cómo la capital da mucho juego, convirtiéndose en todo un hito para hacer base entre viajeros independientes en cualquier travesía por el sureste asiático.

Miles de motocicletas se amontonan en los semáforos. El espectáculo está servido cuando al unísono todas arrancan y van de forma natural sin colisionar. Alquilar una, es una experiencia muy enriquecedora y una buena forma de conocer Hanói a tu aire, percatándote al cabo de poco rato, que es casi ilimitada, que da mucho juego,  y que sí, que alargarás tu estancia, porque merece mucho la pena, desentrañar sus secretos.

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Su casco antiguo, lleno de gente, ofrece bares en la calle donde probar la cerveza más barata del mundo, pero no la más mala. Sus pensiones, más que decentes, organizarán cualquier salida que queramos hacer si lo que queremos es no complicarnos la vida.

Los mercados son todo un reclamo para ver y recorrer. La comida exquisita abunda. No os perdáis el paseo en el lago al atardecer, el mausoleo de Ho Chi Minh y el Barrio antiguo.

BAHÍA DE HALONG

¿Qué decir que ya no se haya dicho de este paraíso situado en el Golfo de Tonkín?Poseedora de 3000 islas, parece no tener fin el número de posibilidades para explorarla. Sus esmeraldas aguas juegan un mano a mano con las nieblas matinales, dando un halo de misterio a todo el entorno. Las aguas calientes, aptas para el baño, serán todo un reclamo cuando al amanecer y atardecer, bañemos nuestros cuerpos bajo la débil y anaranjada luz solar. Un imprescindible no sólo de Vietnam, me atrevería a decir que de todo el continente asiático.

Muchas agencias de viaje, organizan barcos con camarotes. Es la mejor opción por no decir que es la única manera de navegar entre sus aguas varios días y sacarle el máximo provecho. Turístico hasta la médula, esto no debe amedrentar nuestras ganas por visitar esta bahía que a cada paso, a cada nudo, va haciéndose con una parte de nosotros.

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CAT BA

La isla más grande de Halong, se presenta como un lugar, selvático, escarpado y sorprendente. Aquí lo que sobran son playas. Los hoteles se aglomeran en una zona determinada donde las situaciones más surrealistas saldrán a nuestro encuentro. Miles de vietnamitas jugando con las olas harán que nosotros nos sintamos verdaderos turistas. Los restaurantes de marisco barato se amontonan en el paseo marítimo, pero unos caminos hechos de madera, nos llevarán por todo el litoral a descubrir su auténtica belleza fuera de ese entorno desenfrenado. Sus excursiones a las montañas, son duras y calurosas, pero merece la pena intentar hacer cima y tener bajo nuestro objetivo panorámicas de ensueño.

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LAOS

Obsesionado durante todo el viaje por pisar Laos, después de mi fallida intentona de pasar desde Myanmar por tierra, este país se me resistía desde hacía varios años. Este viaje tocaba conocerlo. El error fue que me quedaba poco tiempo y sólo pude hacer una pequeña parte, suficiente para captar todo lo que había leído sobre él.

Con unas demoníacas carreteras, desde Hanói, decidí cometer el suicidio de ir hasta Luang Prabang en autobús.

La idea no era mala en principio, pero una vez cruzada la frontera y conseguir mi sello, todo fueron problemas para cubrir esa distancia. Las carreteras en pleno monzón se iban hundiendo y las montañas literalmente se tragaron toda posibilidad de paso. Horas y horas de espera fueron inútiles, teniendo que cruzar a pie todo el desastre, viendo como los laosianos, calmados y pacientes, montaban sus tenderetes para vender sus productos a los desafortunados viajeros. Al final todo fue una aventura, una anécdota viajera, que en el momento que la vivimos, no supimos si realmente llegaríamos a la Joya de Asia.

Su apertura al mundo exterior hace tan sólo unas décadas, ha mantenido el país casi tal cual, anclando el pasado, y viendo que el futuro tardará en aparecer. Eso nos deja a los más egoístas un Laos auténtico y sin pretensiones fuera de lo común, no ahogando al turismo con tonterías.

Quien tenga prisas para aventurarse en esta tierra, mejor que regrese a su casa.

LUANG PRABANG

Llamada la Joya de Asia, Luang Prabang, dejará enganchado al viajero más exigente. Sus monjes portadores de túnicas azafrán, pasean por las matutinas y tranquilas calles con aire afrancesado. Las cafeterías abundan y ese toque colonial, se respira en forma de café recién hecho cuando vamos caminando a descubrir la causa de tantas y  buenas opiniones que leímos antes de venir.

Luang Prabang, misteriosamente atrapa y mucho.

Puede que sean esos lugares donde uno se llegue a plantear quedarse a abrir una agencia o un hostal. La calma está sevida pero el flujo de vida es continuo. Esto no aburre, todo lo contrario. La mezcla es tan perfecta que no sabes si dormir bajo un árbol bajo los grandes ríos o caminar hasta exterminarte.

Lo sencillo es no planear nada, pero siempre acabas por sucumbir al espíritu nómada y necesitas moverte, sino fuera por ese maldito espíritu, me quedaba.

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Treinta y tres templos y un Palacio Real digno de ser mencionado, saciarán sobradamente cualquier excursión por muy breve que sea. Con una colina donde divisar el amplio horizonte, podríamos decir que esta ciudad lo tiene todo. Pero no, todavía hay más. La confluencia de los ríos Mekong y Nam khan, crean un todopoderoso río único, que rompe con cualquier signo de monotonía paisajística, dando lugar a impresionantes fotografías y atardeceres.

Lleno de pensiones, cafeterías, restaurantes y mercados, hay que resaltar, que una de los eventos más importantes suceden a diario durante la noche, cuando la calle principal, se convierte en un hermoso mercado textil, donde pasear y comprar artículos de buena calidad. El mercado nocturno de comida, sabroso, económico y algo caótico por sus pequeñas dimensiones,  nos darán un empuje, para que conozcamos a otros mochileros que inevitablemente frecuentarán este comedor de exquisitos alimentos.

Si a todo esto le añadimos que podemos alquilar una motocicleta y abrir camino por las carreteras laosianas, acabaremos teniendo creo yo, uno de los lugares más importantes del país para pasar unos días inolvidables.

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ALDEAS DE LAOS

Enterradas entre profundos y fértiles valles, encontramos las aldeas de un Laos supuestamente oculto al turismo. Con 17 etnias, podemos decir que elegir va a ser cuestión de hablarlo con la agencia que gestione vuestro viaje. Yo decidí en Luang Prabang, contratar los servicios de un guía que me llevara a ver cómo vivía la mayoría del país, fuera de las ciudades o pueblos más conocidos.

El impacto que os puede causar es algo personal. La pobreza asoma en estos lugares como algo normal entre ellos. Los niños taciturnos apenas se hacen visibles ante la llegada de occidentales. Sólo los más pequeñajos sonríen y corren hacia ti. Puede que olamos que ya están acostumbrados y que lo auténtico quedó relegado cuando estas mini agencias de viajes empezaron a explotar una realidad algo empañada por los dólares.

Apenas cuatro tablones de madera con techos de paja, son los cimientos para refugiar a familias enteras. Su salida es simple y llana. Trabajar el cultivo durante toda la vida y seguir dando el relevo a sus descendientes.

Es aconsejable ir preparado contra el calor y estar listos para caminar muchos kilómetros. Las carreteras pasan de existir para convertirse en senderos llenos de barro. La experiencia, mires por donde la mires, es dura en todos los aspectos.

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VANG VIENG

Puede que hable de uno de los lugares más surrealistas que haya vivido en mi viaje.

Montañas cársticas hundiendo sus pies en pleno río, caminos con arrozales brillando al sol con un intento verde y lagunas de un purificante color, dan el pistoletazo de salida para que andemos, o recorramos en bicicleta o moto todo el entorno. Vang Vieng es bonito y no es que ponga empeño en ello, sino que es tan natural que si no fuera por ciertas cosas sería un lugar difícil de igualar en belleza.

El pero, viene cuando te enteras, que este bendito pueblo sirve de base para que los australianos vengan a beber alcohol a precios irrisorios. A esto hay que añadirle que se ha creado un mundo paralelo a la vida cotidiana, creando bares musicales, restaurantes internacionales y lo que más sorprende, es que el río que lo fecunda, ha sido reinventado, poniendo bares en las orillas donde van bajando en neumáticos estos novicios de la bebida, arrastrados por la corriente y haciendo paradas continuas hasta acabar el recorrido de varios kilómetros borrachos como cubas.

Si esto no os gusta, podéis hacer rafting, excursiones y deporte de aventura en las decenas de agencias que pueblan la calle principal del pueblo.

Pese a mi crítica, diré que debéis conocerlo. La belleza es tan arrolladora que ni los borrachos de turno, pueden quitarle lo que la naturaleza le regaló a Vang Vieng.

 

VIENTIANE

Capital de Laos. Mi estancia fue muy corta. El calendario corría más deprisa de lo que pensé y apenas la conocí. Sólo pude apreciar, que la ciudad crece al ritmo que sus hermanas en un país tan pobre, descompensando todos los patrones que has ido viendo,  si vienes del norte.

Segura y tranquila, suele pasar desapercibida cuando la frontera tailandesa está literalmente a la otra orilla del Gran Río Mekong.

Esto no debe impedirnos que pasemos una noche y podamos visitar su estupa dorada llamada Pha That Luang, pasear por el extraño parque Xieng Khuan de las gigantescas esculturas hinduistas y budistas o disfrutar de la tranquila noche en algunos pubs tomando unas buenas cervezas.

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TAILANDIA

El Rey del turismo en Asia.

La referencia que todos los novatos toman cuando deciden sacar sus mochilas de los armarios y estrenarlas. Diversión, cultura, playas de ensueño y selvas profundas. Tailandia lo tiene todo y puede que hablemos de un país que necesita de varios meses para concluirlo.

No era mi primera vez que iba. Sabía lo que me aguardaba tras el Puente de la Amistad, que une las fronteras de ambos países. Tailandia es y será un lugar donde jamás te irás como viniste.

La cuestión, era atacar partes desconocidas, pueblos donde la primera vez me quedé sin ver. El tiempo estaba echado y no podía más que hacer una parada de varios días y luego dirigir mis pasos a la amada Bangkok.

Empezaba mi aventura por Tailandia pero también significaba que acababa mi viaje. Sólo seis días para visitar todo un país. Error. Gracias a mi anterior viaje por el país de las sonrisas, dejaba a mi suerte esa semana corta para intentar empaparme de ese mágico ambiente que posee ¿Lo conseguí? Esa ya es otra cuestión.

De masajes va la cosa: Pisar este país y no pensar en los masajes es absurdo. Cada dos tiendas, una es un local dedicado a los masajes. Los precios son tan bajos, que estaremos tentados a hacernos uno cada día. Alternad los tipos que existen y dejad unos días para que vuestros músculos y huesos se vuelvan a encajar. Yo tiré mucho del masaje de pies y probé el demoledor masaje tailandés. Los masajes de cuerpo en aceite para mí, son los mejores. No temáis por los burdeles. En Tailandia hay que ser muy estúpido, para no ver que se trata solo de una tienda donde mujeres y hombres trabajan duro, complaciendo las doloridas articulaciones de los viajeros. Es de lógica saber dónde te metes. Se ve claramente.

NONG KHAI

Casi un mes después volvía a pisar Tailandia. Lo hacía a través del Puente de la Amistad que une a ambos países cruzando el Río Mekong. El pueblo ribereño llamado Nong Khai hubiera quedado en un secreto por descubrir si no fuera por la afluencia de viajeros que utilizan este paso para ir a Laos o a la inversa. Su oferta hotelera es amplia y los mejores hostales están acariciados por el caudal del río.

No es de extrañar que todos los que nos pasemos allí varios días , quedemos seducidos por la tranquilidad, el discurrir de las aguas, viendo probablemente los atardeceres más bellos del viaje. El truco de nuestra estancia es no planear nada. Los largos paseos entre templos y novicios,  los baños vespertinos en el vasto y misterioso río, sin olvidarnos de sus enormes mercados.

Pero si queremos ir un poco más allá, deberíamos pisar su magnífico Parque de Esculturas de Sala Kaew Ku, que nos adentra en un misterioso mundo, donde las enigmáticas y surrealistas esculturas creadas por la mente del chamán laosiano Luang Pu Boun, ponen el broche final a un viaje que el budismo ha sido el foco principal religioso con el que hemos ido topando, pudiendo ver que el hinduismo mezclado con el budismo, saca su fuerza en esas grandes creaciones, atípicas pero de una belleza algo enigmática.

Escribir, relajarse, comer y dormir son las aficiones para las  que Nong Khai te entrena. Salir de allí es cuestión de no quedarse atrapado. Un tren nocturno me llevó a Bangkok para finalizar mi travesía y poner punto final a mi viaje.

BANGKOK

Enorme y llena de magnetismo para cualquier viajero, probablemente hablemos de una de las ciudades más divertidas y sugerentes de Asia. A la vanguardia de todas las nuevas tecnologías, mezcla de forma hábil sus antiguos mercados, cuidados palacios, miles de templos y eso sin tocar un ápice su alma corrupta por los tradicionales barrios rojos.

La capital tailandesa, de por sí, merecería un solo viaje. Definirla es difícil. Hay una minoría que escapa, pero la mayoría acabamos atrapados entre sus garras afiladas para que nos acaricie, nos mime y deje que nuestro viaje, suba varios escalones más si sabemos cómo tratarla.

Dividir las jornadas y tener claro qué pisar es fundamental. Hay muchas cosas qué ver. Deberemos obligarnos a pasar por el templo más famoso de Tailandia, llamado Wat Phra Kaew, perdernos entre las mareas humanas de Chinatown, dejarnos arrastrar por los mercados nocturnos, probar las comidas callejeras tan exquisitas, subir a los edificios más altos como en Vertigo Bar o Sirocco Sky Bar y contemplar como la enorme urbe discurre bajo tus pies o pasarnos por el famoso Palacio Real.

Son tantos los “imprescindibles”, que recomiendo una lectura profunda en una buena guía de viajes. Yo he estado dos veces y es difícil repetir con tanta variedad.

OTROS IMPRESCINDIBLES

Este viaje sólo se ciñe a un itinerario muy básico. Comprenderéis que visitar cuatro países en tan sólo un mes se hace imposible. Habiendo estado muchas veces en el Sureste asiático, os daré otros imprescindibles que aun no estando incluidos en esta hoja de ruta, deberíais tener en cuenta.

Myanmar

Kalaw: Es todo un clásico entre mochileros. Esta aldea es el punto de partida perfecto para visitar a las etnias de las montañas. Las excursiones son perfectas aunque a menudo algo duras.

Kyaiktiyo: A parte de la típica estampa de Amarapura con su puente de teca más largo del mundo, o más allá de sus templos en Bagan, Kyaiktiyo, nos muestra esa instantánea de su impresionante roca dorada anclada frágilmente en la montaña. Un lugar de peregrinación, tanto para budistas como para turistas.

Tailandia

Chiang Mai: cultura tailandesa en todo su esplendor. Turísticamente la más visitada y deseada en el Norte de Tailandia.

Ko Tao: La más pequeña de las tres islas más famosas del Golfo de Tailandia. Fiestas irrepetibles bajo las estrellas y submarinismo a precios de ganga.

Ko Phi Phi: Lo más parecido a un paraíso. Aguas turquesas y probablemente el mejor submarinismo de todo el país. Poco a poco va siendo relegada por su hemana Ko Lipe.

Vietnam

Sapa: Ubicada en un profundo valle, repleto de arrozales, esta meca de mochileros, está repleta de posibilidades para hacer buenas excursiones y conocer a las tribus de las montañas.

Ho chi Minh: Conocida como la antigua Saigón, esta ciudad rebosa de una dinámica vida, que se colapsa entre miles de motociclistas invadiéndolo todo a sus paso. Divertida y colosal, la diversión está asegurada.

Delta del Mekong: Navegar entre arrozales deslumbrantes y observar la vida comercial en los mercados flotantes, es todo un aliciente para conocer esta parte en el Sur del país.

Laos

Si Pha Don: comúnmente conocido como 4.000 islas, este remanso de paz, bañado por el gran Río Mekong, alberga cientos de islas, delfines y un cese en el tiempo, que nos dará tregua para seguir adelante con nuestro viaje. Ideal para descansar y desconectar de todo

Nam Ha: Parque natural protegido, especializado en turismo medioambiental. Alejado de todo circuito, nos aseguraremos de que Laos se estire mucho más en nuestra ruta.

CONCLUSIONES

Es difícil acertar en todo lo que nos proponemos cuando queremos abarcar tanto en tan poco tiempo. Podría haberme dedicado sólo a un país en vez de cuatro ¿Fue un error por mi parte? Ahora soy consciente de que no. Puede que mi estilo en esta aventura no se adaptara a lo que estoy acostumbrado, a pisar lugares y quedarme mucho tiempo conociendo realmente el país sin apenas atravesar fronteras.

Myanmar con sus gentes, Laos con su belleza paisajística, Vietnam con su infinito abanico de posibilidades y Tailandia, la indiscutible reina del baile, no dejarán indiferente a nadie. Apuesto por los cuatro e incluso por hacerlos por separado.

Este viaje debía ser distinto. Debía enfocarlo en Birmania y Laos. El resto fue saliendo como de la manga, dibujándose a medida que nuestros pasos avanzaban. La improvisación no es una herramienta para los planificadores, pero el resto, buscamos otro estilo de viaje y a menudo acabamos haciendo lo que en un principio no entraba en nuestras rutas.

Definir un cincuenta por ciento es lógico e incluso lo más correcto. El resto dejarlo al azar puede ser un instrumento que se convierta con los años en algo imprescindible en nuestro modo de recorrer por libre el mundo.

Sea cuál sea el que elijáis, disfrutad de esta aventura. Viajeros, estamos indagando en pleno corazón del sureste asiático. Más no podréis pedir. Os lo aseguro.

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