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Entender África, no es sencillo. No es una cuestión de ser el más aventurero, queriendo devorarlo todo a nuestro paso.

Si vamos con una idea equivocada o preconcebida podemos desmontarnos en todos los aspectos, tanto psicológicos como físicos.

No es de extrañar que el conocido Mal de África, acabe por hacer mella en muchos viajeros, poniendo un listón ambiguo, carente de comparaciones, un continente que a duras penas se sostiene en el ámbito social, donde la pobreza impera y las desigualdades son tan atroces que los viajeros cuando lo planifiquemos, quedemos varados en medio de un  gran interrogante haciéndonos retroceder y posponiendo viajes a Uganda, Kenia y Tanzania, entre otros muchos.

Pero … ¿Qué es África?  Evidentemente África es tan infinita como ningún otro continente. Pensemos y analicemos que los países del Norte son en su mayoría desérticos, en la zona centro se combinan con ambos océanos tanto el atlántico como el índico, dejando una estela de planeta fértil, donde la mismísima malaria decidió originarse.

Vayamos al Sur. Ahí chocamos de frente con países que invierten sus estaciones a las nuestras y el frío atroz, sacude como el calor más infernal. No hablemos de Madagascar, que es una enorme isla con sus propias especies, evolucionando independientemente del resto del mundo.

Para resumir y hacer que todos sintamos que hablamos de la misma África en este viaje, diremos que sólo hablaremos de la África negra.

Sobre la marcha, con un cansancio acumulado, el dolor de tripa, el insomnio y la ansiedad que crea siempre el comienzo de un viaje, las jornadas van viniendo rodadas, mejor dicho que nunca, porque vamos literalmente montados en un gigantesco camión, que abastece todas las necesidades de once aventureros, tanto para comer, como para pernoctar.

Nuestra ruta por una Uganda algo desfavorecida vendrá acompañada de las sonrisas de miles de niños alzando la mano al grito de ¡Muzungus!, con una inocencia casi palpable haciendo que nuestros corazones se ensanchen, dibujando una mueca de felicidad en nuestro rostro casi constante, siendo conscientes que sí, que esto ha merecido la pena, que pese a salirnos de nuestras vidas acomodadas con tintes plastificados, un niño que vive en una aldea, con su gesto de felicidad puede endulzar toda una jornada, una semana, incluso un viaje.

Entre bastidores, iremos cruzándonos con jóvenes que un día fueron los niños que nos robaron un trocito nuestro, tiñendo esa inocencia con gestos repetitivos alzando la mano para pedir, preguntándote a ti mismo, si la pobreza muta al ser humano por pura cuestión de supervivencia.

 

ENTENDER UGANDA

Uganda es un país desconocido, no a una escala como Chad, Angola, Mozambique por nombrar a algunos, pero sí es cierto que ha pasado inadvertida durante muchísimas décadas, hasta hace bien poco, donde las infraestructuras para un turismo han ido adquiriendo forma, ofreciendo al viajero un restringido abanico de posibilidades, pese a las limitaciones económicas de un país que de media ganan unos $60 al mes.

Si hacemos un repaso en la historia reciente del país, podemos decir que Uganda fue protectorado británico hasta 1962 donde se independizó. La transición no estuvo exenta de polémicas y el primer ministro fue Milton Obote que fue derrocado por el polémico Idi Amin creando una era que duraría ocho años de sanguinarias purgas humanas, aniquilando 300.000 vidas ugandesas y echando a todo comerciante que no fuera ugandés. Paradójico:  matas a los tuyos pero al resto sólo los echas de tu país. (que nunca fue tuyo).

Este siniestro personaje no hizo del país una dictadura, sino casi un genocidio. Envalentonado por ser el máximo mandatario del ejército, su política de terror usando a los soldados como repartidores de injusticia, hizo que Uganda quedara en el olvido por muchos años, no queriendo ningún extranjero pisarlo ni por asomo. Y si nos ponemos a pensar, creeremos que le darían caza con el tiempo, pero no, aquí la vida fue injusta y este dictador conocido como el carnicero de Kampala, huyó a Arabia Saudí donde tuvo una vida llena de lujos y murió a los 78 años.

Si queremos indagar más sobre Idi Amin, podemos ver la fantástica película: El último rey de Escocia.

Las cosas han cambiado y mucho, pero diremos que a Uganda le falta un largo camino por delante lleno de baches. Para ser un poco más directos, daré datos superficiales para que al menos sepáis dónde vais:

– Población: 48.750.000 aprox.

– Idioma oficial: Suajili e inglés

– Moneda: Chelín ugandés.

– Capital: Kampala.

-Religión: Católicos y protestantes (75 %)  y musulmanes (12%)

– ¿Qué queda de la Uganda del protectorado?

El conducir por la izquierda, el nombre de su moneda y según tengo entendido, en las escuelas el inglés es estudiado con devoción, pero contrasta muchísimo con la realidad si te relacionas con la población local. Tengamos en cuenta que muchísimas aldeas y pueblos del país están muy aisladas e ir a las escuelas para los niños resulta ser una tarea imposible, sembrando no sólo los campos de cultivos sino de analfabetismo.

Hablar con un ugandés en inglés es sencillamente complicarte la vida o afinar el oído. Su acento acompañado de su idioma es totalmente impredecible y ese arrastre en la lengua tan sólido que poseen hacen que sólo los guías más preparados te hablan claro sin huecos vacíos en las frases que lo único que te crean es confusión haciendo incluso plantearte con pavor si es que tu inglés se ha oxidado de no practicarlo, pero no hay de que preocuparse. Son así y si afinamos bien el oído y estamos bastante tiempo, uno acaba por acostumbrase a imaginar el final de la explicación que te están dando, porque no hay otra.

Inexplicablemente en el país se cuenta en kilogramos, en litros, centímetros y las distancias en kilómetros dejando de lado los incómodos galones, libras, pulgadas, pies, millas y otros sistemas de medición que jamás encontré el sentido y que tanto hizo hincapié el imperio británico en establecer entre sus colonias.

 

NUESTRA LLEGADA

En contra de lo que mucha gente cree, el aeropuerto internacional de Uganda no está en la capital Kampala, sino que se encuentra en Entebbe. Pese a tener previsto pasar una noche en la ciudad, por cuestiones horarias en los complicados vuelos, fue imposible, poniendo la directa a la población de Masindi no sin antes ir a Ziwa.

Pese a ese inconveniente, desde la ventanilla del avión pude percibir como el Lago Victoria engullía porciones inmensas de territorio, sabiendo que era un mar de vida donde millones de personas habitan bajo el cobijo de sus fértiles orillas y que pese a su extrema explotación es vital para la vida y el día a día de la población limítrofe de sus tres países.

Pese al cansancio, tocaba cambiar el chip. Tocaba tocar tierra y empezar a concienciarme que mi sueño estaba llevándose a cabo pese a no ser consciente a tiempo real.


ZIWA

A la carrera, recién aterrizados y con el tiempo como una apisonadora queriendo borrar la jornada de una pasada, pusimos rumbo al Santuario de rinocerontes blancos de Ziwa.

Situado a unas dos horas de Entebbe, los paisajes ya nos iban dando una bonita idea de lo que Uganda nos iba a ir ofreciendo.

El santuario es un bello lugar, donde si hacemos un repaso al pasado averiguaremos que estos enormes animales vivían en la sabana, en el norte del país y también por los alrededores del Parque Nacional Muchinson Falls.

Debido a la caza furtiva, en 1980 se declaró oficialmente al rinoceronte blanco animal extinguido en el país.

En el año 2001 empezó un proyecto impulsado por varias organizaciones para poder recuperarlo. Evidentemente no se pudo criar al rinoceronte blanco norteño, oficialmente extinto y propusieron hacerlo con el sureño, que pese a no ser el que habitaba en el pasado por estos lares, son ejemplares casi idénticos.

Con ocho ejemplares al principio, al cabo de dos décadas, este santuario alberga a unos 36 ejemplares. Todo un logro debido a los limitados medios de los que disponían al principio.

El santuario está ubicado en un entorno maravilloso, salvaje y fuera de las garras de los cazadores furtivos. Además, es posible si tenemos suerte de avistar algún leopardo o poder reservar alguna excursión para intentar divisar algunas de las 300 de especies de aves declaradas.

Es imprescindible y obligatorio en la entrada, contratar a un guía que en la misma oficina donde se paga y te registras te lo asignan. Sería de necios intentarlo por nuestra cuenta por pura lógica.

Mi opinión es muy sencilla. No es un parque nacional, pero como he comentado está ubicado en un lugar privilegiado rodeado de naturaleza pura. Si dudáis si los veréis, yo me pondría en el lado optimista. Nosotros llegamos a ver varios ejemplares con sus crías muy cerca. Es importante que mantengamos las distancias que nos digan los guías oficiales, guardemos total silencio y disfrutemos de uno de los cinco grandes de África, que pese a no estar en un entorno salvaje como los que podremos encontrar en Tanzania o Kenia, la visita merece bien la pena y ese “mono” de poder verlo podremos saciarlo.


MASINDI

Un pueblo sin más, pero viene de camino para ir abriendo ruta y posee una joya que pocos apreciarán y otros valorarán como es el Hotel Masindi.

Quien haya leído algo de literatura sobre Uganda o sea un adicto cinéfilo clásico, sabrá que la película: La Reina de África, protagonizada por Humphrey Bogart y Katherine Hepburn, le valió un Óscar al actor y sabrá que se ha convertido con el paso de los años en todo un clásico. Pero vayamos más allá de la película, porque lo que la convirtió en algo especial fue el rodaje, inductor de varios libros escritos sobre el calvario que vivieron las dos mega estrellas de Hollywood en compañía del gran director John Huston.

Si sabemos que la película se rodó en 1951 y encima empeñados en rodarla en África cuando en plena época dorada de Hollywood todo estaba creado en estudios, la empresa de llevar a todo un equipo de rodaje a tierras desconocidas fue ya todo un hito y podríamos decir que fueron todos unos pioneros en ese aspecto. Según leí, volaron sobre Kenia, Uganda, Congo, buscando localizaciones perfectas, aterrizando en pistas abiertas por la primera guerra mundial y remontado ríos a plena piragua. Los países elegidos fueron Congo y Uganda donde en este último se rodó el final de la película.

Lo curioso de todo esto, es hospedarse en el Hotel Masindi que, si somos objetivos, es un hotel con habitaciones muy parcas, pero posee unas preciosas zonas comunitarias como el restaurante o el espectacular patio donde tomar una buena cerveza. Permitidme trasladarme unos 75 años atrás y poder imaginar como los borrachos de Humphrey y Huston, se ponían finos bebiendo whisky hasta perder la conciencia a miles de kilómetros de distancia del glamour y viviendo lo que para ellos fue no la película sino la aventura de sus vidas, no exentos de mosquitos, enfermedades y discrepancias con Katherine que en ese contexto tan machista, ella siendo lo que era, fue la más perjudicada explicando muchos años después el suplicio que tuvo que sufrir en compañía de ambos personajes masculinos.

Si queréis indagar un poco más y os provoca desidia leer, intentad ver la película: Cazador Blanco, Corazón negro de Clint Eastwood, donde el actor y también director hace el papel del polémico director John Huston, dando una clara imagen de cómo llegó a ser un borracho y un intento fallido de cazador de elefantes donde se obsesionó tanto por la caza, que a medio rodaje, lo abandonaba todo para irse a matar a estas criaturas, aunque afortunadamente jamás lo consiguió.

A parte de todo esto que os he contado, Masindi carece de atractivos y sólo servirá de trampolín para ir encarando al Norte nuestro viaje por Uganda.

 

PARQUE NACIONAL DE MURCHISON FALLS

Puede que no sea la auténtica joya de la corona y el Parque Nacional de la Reina Elisabeth (Queen Elisabeth National Park), sea calificado como el mejor de todos. No conozco este último, pero bien es cierto que de todo lo visto durante mi estancia en Uganda, Kenia y Tanzania, Murchison Falls National Park, se haya llevado ese trocito que todo viajero quiere ir soltando en ciertos lugares del mundo.

No se trata de engaños y como testigos, tengo a mis compañeros de expedición cuando al acabar el viaje, afirmábamos que fue el más bonito, el menos conocido, poco concurrido y pese a que la fauna no se podía comparar en volumen con los archi conocidos Serengueti o Ngorongoro, el paisaje, el intenso verde que lo envuelve y sus noches llovidas de polvo estelar, hará que pongamos una chincheta en nuestro mapa interior, como uno de los mejores lugares que visitar en el país de Uganda.

¿Cómo hacerlo? Pese a que mucho valiente crea que puede ir y triunfar, es evidente que necesitamos de ciertos requisitos para poder llevar a término una pernoctación entre acequias y el Lago Alberto como telón de fondo. La contratación de un Ranger, los permisos para ir a tu aire con un guía especializado no hacen fácil que podamos disfrutar del lugar como debería ser.

Aquí entra en juego viajar con una agencia especializada en África como fue en mi caso, dejando el camión aparcado y dormir bajo el manto estrellado y ver como previamente las montañas fronterizas del Congo, palidecen bajo las aguas aceradas mientras el Sol muda la piel para ofrecernos su cara más lunática, cocinando a fuego lento otro escenario, otro concepto, otra dimensión adquirida cuando el dormir se convierte en algo muy íntimo entre viajero y naturaleza.

¿Qué podemos ver?

No presume de tener el mayor abanico de fauna de África, pero ni falta le hace. Las especies que podemos ir admirando mientras lo recorremos son muy variadas y si como en mi caso fue, que era el primero que visitaba durante mi viaje por los tres países, os liberará tanta belleza, tanto verde, tanta fauna que, aunque sea a cuentagotas para nosotros será un lago de emociones y si dedicamos un par de días a recorrerlo, no acabaremos sólo satisfechos, sino que no querremos irnos, porque Murchison Falls es magia, es África en estado puro.

 

CATARATAS MURCHISON FALLS

El parque recibe el nombre por estas enormes cascadas. Llegar es sencillo si estamos ya dentro del parque. Pese a que nosotros lo intentamos en barco, no pudimos porque todo estaba anegado por las fuertes lluvias de la temporada, dejando hundida la base donde debíamos desembarcar y caminar hasta casi la misma base hasta hacer cima y ver la impresionante caída de agua.

Pero no desesperéis, la visita en barco merece bien la pena porque el Victoria Nile, que es la arteria acuática que lo navega, no está carente de atractivos. Hipopótamos, cocodrilos y un sinfín de aves darán vida al paseo y si encima lo acompañamos de buena compañía ¿Qué más se puede pedir?

Además, si vemos que no podemos acceder a la cima, hay caminos por carretera que nos llevarán donde el río no nos pudo dejar para hacer el sendero. Las vistas desde la cima son sencillamente estremecedoras y las gargantas que engullen el acaudalado río parecen desbocarse a una velocidad vertiginosa.

Como describí anteriormente, aquí se rodaron las escenas finales de La Reina de África.

¿Dónde Dormir?

Dormir en Murchison Falls es sencillamente una maravilla. Dos noches, una de acampada libre y otra en un campamento llamado Red Chili Rest Camp, han hecho de nuestra estancia algo inolvidable. Mientras en la primera respirábamos ese cóctel de miedo, incertidumbre donde nada nos separaba de las bestias, de la oscuridad, dándole un halo especial, el segundo fuimos cobijados bajo un campamento sencillo, con bar donde dar rienda suelta a nuestras charlas mientras el Nilo desfilaba por el horizonte. Por las noches la hoguera era nuestro punto de reunión, nuestro punto de reflexión después de unas jornadas inolvidables.

Como dato curioso, diría que anecdótico, fuimos testigos durante la noche como un par de hipopótamos decidieron hacernos una visita. Desgraciadamente el turismo tiene diferentes rangos y unos polacos que venían bien tocados de vino, inconscientemente decidieron que era una buena idea acercarse entre carcajadas y con la linterna para verlo bien cerquita. El aviso del animal fue un rugido y una corta carrera encarándolos que nos dejó a los pocos que quedábamos despiertos a esas horas, boquiabiertos y asustados corriendo sin límites, dejando constancia que este animal es considerado el más peligroso de África con toda justicia.

 

BOSQUE PRIMARIO BUDONGO

Puede que a este viaje le haya faltado para muchos la visita a los gorilas. Personalmente jamás me llegó a llamar debido a la explotación que han llegado a plasmar en sus visitas, limitándolas a unas dos horas, con precios abusivos (800€ por jornada), pero tenemos para los que se quieran consolar,  el Bosque Primario de Budongo que pese a no ser gorilas, podemos ver a chimpancés en un entorno natural y auténtico, donde las reglas son muy claras: no molestarlos, no hacer ruido e ir acompañados de “rangers” que se conocen al dedillo las ubicaciones dónde poder encontrarlos y según mi experiencia, cumplen con lo establecido no intoxicando el curso de la vida de estos primates.

La visita puede durar un par de horas o alargarse incluso tres. Los consejos son bien sencillos: no os caigáis trayendo buen calzado, capelina para la esporádica lluvia, agua mucha agua y paciencia. Recordad que no es un zoológico y que aquella es su casa y sólo ellos querrán ser vistos si ese día andan de humor.

Atentos a los avisos de los guías y cuando digan saltad, saltad alto y largo, porque las hormigas aquí no se andan con tonterías y no perdonan descuidos.


KAMPALA

Entender la capital, es sencillamente incomprensible. Ronca, atizada por un tráfico agobiante, veremos como la urbe quedó en un intento fallido de proyecto y que involuntariamente se convirtió en otra ciudad más de África, donde los atractivos escasean, pero sí es cierto que, si pasamos una jornada aquí, podremos hacer varias cosas que podrán satisfacer nuestra curiosidad. Además, pensad que muy poco turismo recala aquí, careciendo de aeropuerto, la deja logísticamente marginada, pudiendo explotar ese alma de exploradores (urbanitas), que todos llevamos dentro.

Descubre Kampala y qué poder hacer 

 

HABLEMOS DEL LAGO VICTORIA

Si hacemos “La Ruta Lago Victoria”, recorriendo Uganda, Kenia y Tanzania, deberíamos tener cierto conocimiento, de lo que significa esta enorme masa de agua.

Misterioso como pocos poniendo en duda la veracidad si echamos la vista a la reciente historia de los exploradores británicos, encontrar estas fuentes fue no sólo tema de discusión a ver quién había sido el auténtico descubridor, sino que hicieron falta otras expediciones para confirmar que el Gran Nilo nacía allí.

Después de tanta polémica, John Speke fue el primer blanco que las navegó y dictaminó que sí, que por fin después de siglos de misterio, el acertijo estaba resuelto.

El Lago Victoria, es el lago más grande de todo el continente africano y mirarlo es como observar el mar. Hablamos de que es el segundo más grande de todo el planeta y su cartografía durante su descubrimiento fue ardua debido a las enfermedades que a menudo diezmaban el número de las expediciones, muriendo de malaria, disentería o debido al menú de cualquier animalito en un 80% tanto de los exploradores como de los porteadores que los acompañaban.

En las orillas se calcula que viven unos 30 millones de personas, con 337 kilómetros de longitud por 666 kilómetros de anchura. Si nos ponemos a comparar, diremos que mide como Cataluña y Aragón juntas. A esto le sumamos una profundidad media de 40 metros por 87 en las partes más profundas, dando a este enorme mar interno un merecido lugar como uno de los más importantes de todo el continente debido a que por él fluye la vida de tres países: Uganda, Kenia y Tanzania.

Aunque es un modo superficial de conocerlo mediante estas palabras, hacer el Lago Victoria sin conocer unos mínimos datos, resultaría ser un error. De este modo, tomaremos conciencia y algo de sentido al viaje, creando al principio un eje que gira todo en torno a él.

 

JINJA

Jinja de apenas unos 94.000 habitantes no es que sea una ciudad digna de poner en ninguna ruta, pero sí que es un punto perfecto para explorar el nacimiento del Nilo y poder navegarlo de diferentes maneras.

No hay que suponer mucho el impacto que causa tan colosal caudal de agua desfilando en todos los puntos donde podamos asomarnos y oler esa emanación a verde, un verde intenso que te llena todos los sentidos. Aquí se llega a notar en la saliva que tragamos el sabor de una África más pura.

Las opciones que ofrece Jinja son múltiples y los precios van elevándose a medida que pasa el viaje. Así como Uganda tira abajo, Kenia dispara los precios, Tanzania vuelve a un término medio para no engrosar la factura final, creando un equilibrio económico y curioso entre los tres.

¿Dónde dormir en Jinja?

Nile River Explorer, fue el campamento que utilizamos nosotros.

Podemos decir que este punto fue un paréntesis voluntario donde pasar dos noches y descansar de tantos kilómetros. Pero claro, el viajero a menudo no es consciente que queda mucho viaje por delante y las actividades como canoa, rafting, crucero por el Nilo, senderismo, kayak o sencillamente conocer a la población local, están a la orden del día y como si de una eucaristía se tratara, el encargado del campamento en la recepción nos nombró de carrerilla, precios, horarios y condiciones.

Demasiado cansado para pensar. Demasiado harto de escuchar. Necesitaba un descanso y lo tuve con charlas y calma en una terraza, bajo el amparo de una atmósfera mágica entre cervezas, risas, reflexiones y el Nilo barriendo las orillas con esa fuerza, con esa sutileza, donde los atardeceres se agrandaban y tomaban el relevo a otros momentos del viaje.

Jinja a fin de cuentas no fue nuestra visita, sino una simple ubicación cercana para poder hacer actividades y estar en un más estrecho contacto con el Rio Madre del continente.

**Ojo a las pertenencias**

Puede que nos confiemos si llevamos un tiempo, pero debemos recordar que esto es África y si es normal que ocurra en los países más seguros del mundo, pues Uganda evidentemente hace que uno está más alerta y matizo esto, porque llevar tus pasaportes, el dinero en metálico y las tarjetas de crédito todo el día encima, puede resultar tedioso.

En Nile River Explorers, uno de mis compañeros de viaje contrató un masaje en el mismo camping dentro de sus dominios y la misma masajista estaba compinchada con otra mujer dejándolo con la ropa fuera de su vista y robándole no toda la cantidad de dinero, pero sí una parte pequeña para que no fuese descubierto en el acto o sencillamente para que no se diera cuenta.

Pese a las reclamaciones, olvidaos de conseguir nada a no ser que lo gestionen desde la agencia en España.  Aquí todo el mundo se lava las manos y nadie quiere rendir cuentas. El viaje sigue, pero la lección que nos hemos llevado ha sido clara pese a que el damnificado tristemente haya sido uno de los nuestros.

 

CONCLUSIONES

No voy a entrar en si cometí un error en querer fusionar tres países en un solo viaje porque sería caer en lamentaciones nada objetivas. Tocaba hacerlo de esta manera, era el año y poco debería pensar en ello. Pero mi naturaleza me empuja a pensar que Uganda es un viaje totalmente independiente de Kenia y Tanzania. Después de haberlos recorrido, si hubiera tenido más tiempo y dinero los hubiera realizado con más tiempo, más calma y por supuesto en viajes independientes. Uganda porque es como es. Kenia porque es todo un clásico que no debemos pasar por alto, pero Tanzania juega en otra liga, calificado por la mayoría como el país más bello de África, los días que estuve allí no paré de sorprenderme con su belleza, su hostilidad en sus paisajes a ratos fértiles a ratos baldíos, mezclando ese toque salvaje e inexplorado con otros muy explotados, pero que paisajísticamente lo dejan a uno perplejo.

Uganda pese a las complicaciones de hacerlo por libre debido al encarecimiento del viaje es factible. Si tiramos de agencias aventureras especializadas en el ramo, podremos relajarnos y recorrer esos caminos rojizos como la sangre, conocer a los encantadores ugandeses y visitar sus parques llenos de riqueza y soledad, evitando la masificación de sus vecinos pudiendo saborear el país más íntimamente.

Uganda engancha y mucho. No me canso de repetir el color verde, pero es el adjetivo que me viene cuando me preguntan por mi viaje. Un verde intenso, frondoso que no sólo encuentras en los enclaves más apartados, sino que a medida que vas atravesando el país, eres casi literalmente engullido por su vegetación.

Todo es proponérselo. Si en los venideros años saben cómo gestionarlo, el país, está llamado a ser el nuevo reclamo de África, algo que me apena, pero dejando a un lado el egoísmo viajero, debemos ser flexibles y desear que otros puedan disfrutar de lo que para mí ha sido todo un descubrimiento.

En mi mente quedan mis compañeros de viaje, los atardeceres, esas noches cobijados tan solo por el cristalino cielo plagado de estrellas, los sonidos extraños de bestias merodeando cerca de las tiendas, convirtiéndolo todo en conjunto en un recuerdo imborrable por el que jamás caducará ni en mi mente ni en mi corazón.

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