Una de las mentes más brillantes de nuestro tiempo. Michel Houllebecq imagina una Francia donde el partido islámico es vencedor de las presidenciales, derrotando al Frente Nacional de Marine Le Pen. François, un personaje houellebecquiano a más no poder, asqueado de la docencia y de sus relaciones sexuales ve como la llegada del nuevo presidente altera la vida de los franceses.
Una novela brillante, desgarradora y que le valió a Houellebecq la etiqueta de islamofóbico.
Eso es lo que les ocurre, en nuestras sociedades todavía occidentales y socialdemócratas, a cuantos acaban sus estudios, pero la mayoría no adquieren conciencia de ello o no lo hacen de forma inmediata, pues están hipnotizados por el deseo de dinero, o quizá de consumo los más primitivos, aquellos que han desarrollado más violenta a ciertos productos (son una minoría, pues la mayoría, más reflexivos y pausados, desarrollan una simple fascinación por el dinero, ese «infatigable Prometeo»), y mas hipnotizados aún por el deseo de demostrar su valía, de labrarse un estatus social envidiable, galvanizados por la adoración de iconos variables: deportistas, diseñadores de moda o de portales de Internet, actores y modelos.
Michel Thomas (Saint-Pierre, isla de La Reunión, departamento de ultramar de Francia, 26 de febrero de 1956), conocido como Michel Houellebecq (pron. [miʃɛl wɛlˈbɛk]), es un poeta, novelista y ensayista francés.
Sus novelas Las partículas elementales y Plataforma se convirtieron en hitos de la nueva narrativa francesa de finales del siglo XX y comienzos del XXI. Ambas le otorgaron cierta consideración literaria, pero también dieron lugar al llamado «fenómeno Houellebecq», que provocó numerosos y apasionados debates en la prensa internacional.