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Fiel a la cita que el séptimo arte pone al alcance de mi mano anualmente, el Festival de Sitges, o conocido como el Festival Internacional de cinema de Catalunya, ha venido como cada otoño, cargado de sorpresas y buenas películas que ofrecer a los adictos como yo del género fantástico.

En las últimas décadas,  este bonito pueblo arrimado a las azules aguas del mar, ha estado muy ligado al turismo, albergando tres puertos deportivos náuticos, uno de los cuales, el de Port Ginesta, se considera como el más grande de Europa.  Esto se pasaría por alto, pero Sitges, es la única localidad de España, con tan enorme número de embarcaderos.

Conocida por su afinidad con la comunidad homosexual de Europa, Sitges se ha reinventado estos últimos años, para acoger, los mejores festivales que puedan ofrecer a un público entregado totalmente a la innegable belleza de sus calles, a la serenidad de sus aguas, a las doradas arenas de sus abarrotadas playas,  a un casi innumerable número de locales de copas diseñados con gusto y armonía y a una extensa oferta de buenos restaurantes que aposentan sus terrazas bajo la brillante luz mediterránea.

Sitges engancha. De eso no hay duda. Puede que tenga el metro cuadrado más caro de Cataluña para poder intentar comprar o alquilar una vivienda, pero debemos visitarlo si andamos cerca, para poder  ver con nuestros propios ojos, los secretos que encierra, a menudo visibles a simple vista,  otras veces, hay que buscarlos recorriendo sus calles durante el día y ver que cuando la noche cae, el pueblo sufre una metamorfosis ofreciendo al visitante una cara misteriosamente simpática y divertida.

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Situado a 38 kilómetros de Barcelona, conectado por tren y carretera, en la comarca de Garraf y con una población de unos 30.000 habitantes, esta localidad acaba engañando, poseyendo en pocos kilómetros cuadrados, muchas posibilidades para diversos gustos y públicos. Los carnavales son todo un acontecimiento, siendo durante el mes de febrero el epicentro de dicha fiesta en la provincia de Barcelona.

Pero el evento estrella que más glamour abarca y que anualmente reúne a miles de fieles seguidores del cine, es el conocido Festival del Cine de Sitges.

¿Qué tiene que ver una crónica del mundo del cine con nuestra página de viajes? Mucho y poco.

Puede que los más aventajados económicamente desde sus principios, pudieran viajar desde que tienen consciencia o desde que abandonaron sus carreras como colofón a un cambio de vida o un simple y sencillo punto de inflexión. Pero yo me crie soñando despierto, siendo las películas y los libros, mi vía de escape hacia nuevos países, hacia nuevas aventuras sin límites, aunque fuera desde una roída butaca de un viejo cine de barrio. El cine a su modo, es un modo de viajar mentalmente por el espacio y el tiempo. Evidentemente no hay que ser un enamorado de las películas para que te guste viajar y a la inversa. Pero viendo las maravillas que ofrece la Vila de Sitges, con su toque mágico, y ese telón de fondo, oliendo a salas de cine repletas con lejanos hedores a palomitas rancias, que menos qué hacer un post dedicatorio a este maravilloso enclave de mi tierra.

Si no habéis ido nunca, no dejéis pasar la oportunidad cuando se os presente. Su proximidad con la ciudad condal, sus buenas conexiones mediante transporte público, debería ser suficiente motivo para que hagáis un salto y conozcáis un poco más de cerca lo que mi amada tierra guarda sin pudor alguno, para mostrarlo con ilusión y orgullo al que ponga sus pies en la famosa Sitges.

La belleza la pone Sitges, la magia su luna brillando entre las mustias olas. Nosotros solo deberemos dejarnos llevar y disfrutar…

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Más información sobre el festival fantástico de Sitges:

Creado en 1968,  este festival es uno de los más importantes del cine en nuestro país, junto al de San Sebastián y Málaga. Primero en ofrecer el género fantástico, esta fiesta para los cinéfilos, se manifiesta como una explosión cultural algo alejada de los típicos patrones que envuelven a las estrellas que pisan con frecuencia la alfombra roja.

Cada año rediseña su programación, mostrando en primicia, los estrenos mundiales, recomposiciones, clásicos de toda la vida y un buen número de exposiciones dedicadas al arte del dibujo, siempre con temas macabros y de ficción.

Sus tiendas, en pleno paseo, tocadas por la luna llena, ofrece curiosidades para los más experimentados coleccionistas. Todo esto es bañado por masas que van y vienen en desorden curioseando. A menudo, la gente, pasa de meterse en las salas donde se proyectan las películas y deciden sólo respirar la atmósfera que se acaba gestando durante tantos días de fiesta.

Este año, la película que elegí, fue la sesión sorpresa, pudiendo ver en primicia mundial, el film sin estrenar “ARRIVAL”. Una obra fresca, misteriosa y dramática. No soy crítico de cine, pero voy a decir que el argumento venía al dedillo con la cartelera que suele exponerse en todas las salas.

Si no podemos llegarnos a sacar una entrada previa, nos quedaremos sin poder ver ninguna sesión, pero tranquilos, Sitges pone varios cines al aire libre para que los que se durmieron en la compra, puedan al menos ver un film gratuitamente.

Sea como sea, la magia de poder tomarte un café en el hotel Meliá, junto a directores, actores y productores, está asegurada. Mientras vas haciendo boca para ver el último estreno, podrás codearte con la élite que un día te abrió las puertas de tus sueños, unas puertas, que a medida que nos hacemos mayores, vas viendo que jamás se acabaran cerrando. La ilusión, siempre debe estar intacta en nuestros corazones.

¿Estáis listos para disfrutar de esta fiesta? 3,2,1….Cámara….¡¡¡¡¡ACCIÖN!!!!

Conociendo Sitges en imágenes:

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La iglesia, situada en un rompiente de olas, es famosa por sus angostas calles que la atraviesan.

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El mar, bravo, amenazaba con quebrar los cimientos del pueblo

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Entre estrellas del mundo cinematográfico. Un café en la terraza del hotel Meliá, da paso a poder estar en el lado más desconocido del mundillo. Actores, periodistas, productores y directores, se sentarán a vuestro lado a tomarse una buena cerveza. En la fotografía el actor sueco Dolph Lundgren, que encarnaba a Iván Drago en Rocky IV.

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Por supuesto, la oferta gastronómica es enorme. Bares de toda la vida se entremezclan con los últimos locales de diseño, modernas vinotecas y salas de fiesta. Para no desentonar, los restaurantes de toda la vida, han reinventado la decoración como homenaje a su festival anual.