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Viajar hasta Yunnan, esta provincia china situada al sur del país, no es tarea fácil desde Barcelona. Nosotros lo hicimos desde Hong Kong lo que nos permitió conocer también esta fascinante urbe.

Yunnan ocupa un territorio algo mayor que el de Alemania. Hace frontera con Laos, Birmania y Vietnam y con el ocupado Tíbet. Su geografía es muy variada, teniendo una zona montañosa  de altos picos en el norte y valles de arrozales inmensos en el sur. En esta región residen 25 de las 55 etnias que existen en China, y conocer alguna de ellas fue una de las motivaciones para llevar a cabo este largo viaje.

Debido a su gran extensión nos decidimos por la parte norte, así que viajamos a su capital, Kunming. Escogimos una compañía low cost Hong Kong Expres, costándonos unos 100€ ida/vuelta por persona. Aunque cuidado, pues sólo permiten 7Kg de equipaje por persona  y su exceso sale caro.

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Templo de Yuantong

Esta ciudad nos acogió con una agradable temperatura, haciendo honor a su sobre nombre: La ciudad de la primavera, la cual agradecimos profundamente pues veníamos  atormentados del calor húmedo de nuestro punto de partida. Con este apodo, las expectativas eran bastante bucólicas, pero nos encontramos con una ciudad que va camino a convertirse en cualquier otra urbe sobrepoblada de la actual China, pues ya tiene una población de 6 millones de personas. Las principales guías no la dejan demasiado bien posicionada. Desde el avión ya se aprecia su  precipitado crecimiento. Aunque, a su favor, se puede afirmar que todavía es una ciudad no excesivamente contaminada, en ella circulan ciclomotores eléctricos que van por todas partes sin respetar las aceras, en sustitución de las clásicas bicicletas que caracterizaban el transporte de los chinos. Lo más interesante es  su inmenso lago, Dian,  y el  Templo de Yuantong, que es el mayor templo budista de la ciudad. Éste fue construido en el siglo VIII durante la dinastía Tang  y representa un oasis de paz en medio del bullicio de una ciudad que ahora desea presumir de tener a Prada, Nike o Louis Vuitton, en los muchos centros comerciales que se repiten por sus grandes avenidas. Pero también recomendamos callejear por los alrededores de su zona antigua, con la sorpresa de recibir el saludo de los pocos occidentales que en ella viven y que se alegran de ver a personas de su misma raza. Su gente es amable y , aunque no hablan inglés en su mayor parte, se esfuerzan en complacer a sus visitantes. Como anécdota contar que recorrimos, un buen tramo del centro de la ciudad, guiados telefónicamente por una niña de doce años que estudiaba ingles en el cole. Su madre, ante su dificultad de entendernos, amablemente, la llamó para que nos ayudara y, conectados a su móvil, llegamos a nuestro destino.

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Tráfico en Kumming

De Kunmig partimos también en avión hacia Dali, un trayecto de menos de una hora que no quisimos hacer en tren para ganar tiempo. En ferrocarril  representan casi 5 horas que quisimos ahorrarnos, ya que el coste del avión tampoco es excesivamente caro si se vuela en una compañía de bajo coste como Lucky Airlines que también tiene una política de equipaje muy particular.

Dali es una ciudad situada al noroeste de Yunnan a una altura sobre el nivel del mar de algo menos de 2000 metros. Al llegar a su pequeño aeropuerto uno ya nota la altura, sobre todo contemplando las altas montañas que rodean su espectacular lago. El lago Erhai acoge en su punta inferior la nueva ciudad que no posee gran interés,  quizás al turismo chino les resulte atractivo por las nuevas y ostentosas tiendas y sus edificaciones modernas destinadas al descanso vacacional de la la nueva burguesía china. A unos 20 Km hacia el norte se encuentra la amurallada y antigua Dali o Tali, como dicen los lugareños que pertenecen a la etnia Bai, de edificios bajos, con tejados cóncavos, torres de vigilancia en los cuatro puntos cardinales y algún templo budista. Ahora se trata de un pueblo turístico, principalmente su calle principal, Renmin Lu, pero conserva el encanto de sus callejuelas y edificaciones singulares,  aunque hay que tener presente que en  sus plantas bajas se albergan muchas, excesivas, tiendas de suvenires, restaurantes y clubs nocturnos.

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Dali

Pasearse por Dali fue entretenido  pero, sin duda, lo interesante es que es el perfecto punto de partida para muchas excursiones de gran interés. En las dos orillas del lago podemos encontrar pequeños pueblos pintorescos que han sabido mantener sus orígenes a pesar de las avalanchas turísticas de sus compatriotas chinos. Esta zona de Yunnan es muy acogedora, tanto por su belleza como por su clima y por ello  no es de extrañar que allí aun vivan algunos hippys  europeos de los años 70 que hacían la ruta del Tíbet, o sus descendientes, dedicados, como no, a la artesanía occidentalizada.  Dali también da nombre a la cerveza más popular de Yunnan, que podemos recomendar, no sólo por ser la más económica, sino también por ser de excelente calidad.

Las tres pagodas, es también una visita obligada, si se dispone de tiempo, pues la visita es de más  de cuatro horas ya que se encuentra en un recinto ajardinado de grandes dimensiones y alberga distintos templos, a lo que hay que añadir las largas colas de espera para poder entrar debido a su aforo reducido. No demasiado lejos de allí hay un teleférico que sube a lo más alto de la montaña, y si las preferencias de viaje no son sólo  culturales,  es también una visita obligada a pesar de no ser barata . Contemplar la amplitud  de los más de 25 km2 del  lago, el espesor de los bosques que le rodean y  a lo lejos las grandes plantaciones de flores de color naranja y morado, es una experiencia irrepetible, sobre todo si se hace al atardecer.

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Lijiang

Tras cuatro días  moviéndonos por la zona emprendimos el camino hacia Lijiang. Decidimos hacerlo con un chofer que chapurreaba  inglés y nos dio un buen precio para las casi cuatro horas de camino hasta llegar a nuestro nuevo destino.  Pero finalmente, creemos que siguiendo ordenes de su mujer y nos coloco a su primo que sólo sabia decir “yes” y reír mucho cuando contemplaba su incapacidad para comprendernos.

Las mujeres en el norte de Yunnan son muy importantes en el seno familiar mandan mucho más que los hombres, habiendo algunas etnias organizadas de forma matriarcal completamente.

El viaje fue una delicia. Por 70€  no sólo nos trasladó a nuestro nuevo destino sino que también nos desviamos  de la ruta para visitar Shaxi. Este es un pueblo precioso y sin casi turismo, que se ha protegido de la masificación turística y que aun conserva su patrimonio intacto por estar alejado de las típicas rutas, aunque ya lamentablemente apunta maneras, pues se están construyendo hoteles que van mucho más allá de las pequeñas pensiones que ahora ofrecen alojamiento. Probablemente, en unos años estará repleto de pekineses y shanghaines con ganas de comprar y hacerse selfies.

Shaxi

Finalmente llegamos a Lijiang, a unos 2500 metros de altura. Este  pueblo denominado la Venecia china en los folletos turísticos, es sin duda un lugar de peregrinaje para los chinos que desean en verano alejarse del calor. Repleto de restaurantes bares de copas y tiendas de souvenirs, acoge a multitudes de turistas nacionales, pero a pesar de ello es de gran belleza y se entiende que sea patrimonio de la humanidad según la UNESCO. Su casco antiguo está surcado por canales, de ahí su sobre nombre propagandístico, cuya agua viene del estanque del Dragón Negro que vendría a ser algo así como el gran espejo de la majestuosa Montaña del Dragón de Jade. Sus fuentes tienen distintas utilidades según si su uso es para lavar la ropa, beber o lavar la verdura, pudiendo encontrar -de forma escasa- algunos lugareños realizando estas tareas cotidianas.

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Novios en Lijiang

Lijiang  fue sacudida por un terremoto en 1996, por lo que gran parte se aprecia que ha sido reconstruida, eso sí siguiendo la tradición pero con sistemas antisísmicos.  Perderse por las calles mens populares es el mejor ejercicio para conocer lo que fue la ciudad, aunque no hay que perderse la plaza del Mercado, donde los novios chinos van a hacerse fotos para su álbum. Es el gran negocio de la ciudad. Peluquerías para novias, fotógrafos especializados, tiendas donde se alquilan modelitos de lo más sofisticado para los novios, que van desde vestidos y trajes de imitación de los grandes diseñadores europeos a los trajes tradicionales tibetanos o de la etnia del lugar: los Naxi.  Es una minoría originaria del Tíbet cuya lengua está compuesta por pictogramas, siendo el único lenguaje jeroglífico en uso en el mundo hoy en día. Independientemente de los autocares repletos de turistas chinos que invaden la ciudad aun pueden contemplarse abuelas con la indumentaria tradicional o mujeres con trajes coloridos de pueblecillos cercanos que bajan a la ciudad a vender sus verduras y curiosear a los forasteros.

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Baisha

A unos 8 Km al norte se encuentra Baisha, un pequeño y tranquilo pueblo donde aun se puede apreciar la autentica cultura Naxi. Los hombres en sus calles aun se entretienen tocando instrumentos musicales autóctonos y las mujeres ancianas siguen sus costumbres con atuendos originales evitando ser fotografiadas  escondiéndose tras los portalones  de madera labrada de sus casas hechas en adobe. Es aquí  donde recomendamos hacer las compras de recuerdos pues son mucho más auténticas y de menor precio gracias al regateo que es una práctica habitual  de los comerciantes  del mercadillo que por las mañanas improvisan en su calle principal.

Desde Lijiang también  se pueden hacer excursiones de un día. Saliendo temprano, se puede llegar a la entrada a las montañas y el cañón del Salto del Tigre, aunque sería poco recomendado para las personas con propensión al mal de altura. Previamente hay un lago donde se puede hacer un paseo a caballo o a pie, previo pago, incluso andando, para contemplar cómo los yak pastan tranquilamente.

Por el camino  hay que detenerse a ver el hermoso Templo budista de Yufeng que también hace de hospicio  para niños y en el que encontramos el más puro budismo tibetano de la corriente de Su Santidad el Karmapa.

Tras esta experiencia decidimos no subir hasta Shangri-la, pues vimos que la altura no la llevábamos muy bien. En cierto modo no nos arrepentimos demasiado pues  eran 5 horas de viaje de ida y otras 5 de vuelta y sabíamos que en el 2014 un incendio había arrasado todo su casco antiguo, y aun hoy es un gran campamento de tiendas de campaña y estupas reconstruidas según confirmamos. Quizás lamentamos no ver los pueblos del camino hacia esa tierra mítica que cambio su original nombre debido al best seller Horizontes Perdidos, donde hubiéramos contemplado de más cerca la cultura tibetana pero preferimos destinar a ello otro futuro viaje con destino a Lhasa.

Yunnan es una caja de sorpresas, una tierra recóndita donde lo tradicional esta haciendo grandes esfuerzos por sobrevivir pero que aún no se ha rendido a las masas. Y si existe interés por la sociología es también un buen destino para conocer como el pueblo chino realiza sus vacaciones fuera de las grandes metrópolis. Un viaje repleto de contrastes en el que pudimos combinar nuestra interés por China, el budismo, la antropología y el montañismo.

Texto: Anna Sirera, Carlos Cuevas  
Fotografías: Carlos Cuevas, Guillermo Cuevas