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Atrás quedaron los días que Asia Central nos dejó sorprendidos. Tocaba cambiar de país y no precisamente a uno cualquiera, sino a uno que desde hacía varios años, tenía el convencimiento que sería una prolongación de la incomparable India, pese a los avisos de muchos viajeros, en que nada tenían que ver.

Llegar a Colombo es literalmente darse una buena hostia en toda regla, más aun, viniendo de la capital de Uzbekistán, donde todo era ordenado, limpio y sencillo. Colombo es uno de los puntos más evitados por todos los turistas que quieren conocer el país. Razones no les faltan, debido a que es lugar rudo, superpoblado, con un feroz tráfico que sufre de gigantescos atascos y con una apariencia grisácea. Llegados a estos calificativos nada positivos, podríamos dictar sentencia y acabar por no pisarla jamás, pero decidirse o mejor dicho, atreverse, fue una cuestión personal.

Puede que en mi cabeza, los recuerdos de una India que me avasalló los cinco sentidos, siguiera fresco después de tantos años. Quería rescatar de mi mente una porción de lo que fue uno de los mejores y más profundos viajes que hice en mi vida. Colombo por lo visto, era lo más parecido en Sri Lanka que podía encontrar.

Injustamente, creo que la capital comercial del país, es juzgada con demasiada libertad por gente que ni la ha pisado y parece que desplazarse a Negombo es lo más inteligente, dejando a los más lerdos, adentrarse hasta el mismo estómago, para investigar, por qué Colombo tiene tan mala fama. Personalmente y ahora que he pasado un par de días, creo con sinceridad que merece una oportunidad.

La primera jornada apenas pude aprovecharla, debido al cansancio de los vuelos procedentes de Asia Central. El segundo día, me metí de lleno a hacer todos los lugares de interés y tomé conciencia que la gran ciudad de Sri Lanka es muchísimo mejor de lo que gente se espera de ella.

Las calles arden de vida. Los mercados se van entrelazando, ocupando manzanas enteras donde aburrirte es un hecho imposible. Pese al micro clima que sufren aquí, donde las torrenciales lluvias del monzón aprietan con gallardía cuando se dejan caer, creo que perderte sin un mapa, guiándote por tus instintos, puede resultar muy provechoso y extremadamente divertido.

Colombo y sus gentes no te sonríen eternamente como ocurre en muchos países. Hablamos de una capital emergente donde la pobreza sigue latente en cualquier esquina, estación, portal y familia.

La ciudad avanza a pasos agigantados y hemos podido comprobar, que en el paseo marítimo de Galle Face Green, están alzando un barrio exclusivo de negocios, donde pegado a éste, está la moderna zona de Fort, que es lugar elegido por muchos viajeros como punto de descanso para conocer la capital. .

Pese a los peligros que debemos evitar en todos los lugares con mucha población, me atrevería a decir sin vacilación, que Colombo resulta ser una ciudad muy segura y tiene un punto extrañamente interesante que acaba gustando.

Atrás me quedan las comparaciones con mi querida India, y sí, tenían razón los viajeros que anduvieron antes que yo. Sri Lanka poco tiene que ver con India.

 

CONSEJOS PARA CUANDO BAJAS DEL AVIÓN

Saca dinero del ATM, nada más recoger la maleta y dirigirte a la puerta de salida. Las casas de cambio no son muy favorables, aunque nos pueden sacar de un apuro, si sólo llevamos Cash.

Cambia tu SIM, en el aeropuerto. Tienes varias compañías y todas trabajan para el turismo. Están acostumbrados a estos cambios y te asesorarán cuál te viene mejor. Yo me compré una SIM en Mobile por unos 10 €, con llamadas entrante y salientes nacionales y para navegar 8 gb de día y 8 gb de noche. La cobertura, de momento está siendo muy buena.

 

¿QUÉ VISITAR EN COLOMBO?

Ponerle ojos a la ciudad es bien fácil si sigues leyendo. La capital comercial de Sri Lanka tiene una población de 760.000 habitantes, los cuales, creo que pensaréis mientras paseáis o cogéis un tren en hora punta, que todos están ahí, a vuestro lado. Al oeste queda el mar, con lo que orientarse es relativamente sencillo con el mapa de vuestra guía. Las playas no son aptas para bañarse. No sabréis nunca si Colombo está renaciendo o muriendo. Las obras a mega complejos de edificios comerciales, son incontables y la mezcla de lo moderno con lo más añejo, hará que andéis más despistados que en otras ciudades. En su defensa, diré que es fácil e intuitiva y que si vuestro temor son los temidos tuk-tuks, con sus  agresivos conductores especialistas en inflar los precios, tenéis opciones de sobra para coger el móvil y hacer un “uber” o un “pick-me”, donde pagar lo justo se hace realidad, siendo extranjero.

Apuntad bien porque estos lugares son muy interesantes:

 

Templo de Gangaramaya: Concurrido y algo confuso, este templo es el epicentro religioso budista de la ciudad, con los festejos religiosos más extravagantes. Hincarle el diente a este sagrado lugar, os gustará y mucho. El monje que lo lleva es conocidísimo en el ámbito político y todo el complejo consta de una biblioteca, un museo, una muestrario de muchísimos objetos de gran belleza,  que han sido donados por los fieles. Los turistas pagan entrada y tienen derecho al «toilet». Los esrilanqueses no….   Fijaos en el elefante que hay encadenado dentro… parece real y es hormigón ¡!!!!!

 

Parque Viharamahadevi: Bonito y según a qué hora, poco concurrido, este parque es el más grande de toda la ciudad. Los cuidados senderos y los magníficos árboles que lo pueblan, darán un respiro entre tanto asfalto. Delante veréis el ayuntamiento de Colombo(Casablanca), fácilmente visible por su cúpula. El parque es muy visitado tanto por locales como por turistas, ya que la proximidad a varios museos, como el de historia o el nacional, lo convierte en todo un imprescindible.

 

Galle Face Green: Perfecto paseo tanto matutino como vespertino. Contemplar el ocaso cogido de la mano por tu pareja, parece todo un ritual en la ciudad. Las casetas que hay frente al mar, venden tortillas de gambas, cangrejos y poco más. A juzgar por su apariencia, pinta bien. Lo malo de Galle Face Green, es la construcción del nuevo puerto y al norte, el alzamiento, de un proyecto gigantesco con previsibles rascacielos que acabaran por quitarle en muy poco tiempo el encanto que le queda.

 

Zona comercial de Pettah: Mi favorito. Este barrio es lo que uno espera encontrar en Colombo cuando aterrizas. Su mercado es vibrante y endemoniadamente divertido. Las comidas que ponen en los restaurantes locales, es económica y una buena base para ir acostumbrándose a la gastronomía nacional, que se basa en un plato de arroz con curry.

Perderse entre calles hirviendo de actividad,  es lo mejor que uno puede hacer. Mientras sigamos a las mareas humanas no hay que temer nada. Cuando queramos recuperar las coordenadas en nuestra cabeza, diremos que la estación de trenes Central Fort está tocando a una de las calles donde empieza todo el sarao.

Como le dije a Lourdes mientras paseaba con ella : “Pettah lo peta” .

 

Mezquita Jami Ul-Alfar: Situado en pleno barrio de Pettah, este edificio es muy localizable por sus colores que quiebran por completo con el cielo gris de la ciudad. En unos tonos terribles para mi gusto, parece una gigantesca mezquita construida con piezas de lego. Recomiendo su visita porque el islamismo representa a un importante número de musulmanes en el país. La entrada para turistas, es por otra puerta y dejan acceder al patio interior.

 

Distrito de Fort: Hablamos de una de las zonas menos ….  o más auténticas, debido a la influencia colonizadora del pasado. Los edificios restaurados, se mezclan con los nuevos proyectos que está lanzando el país. Esperemos que aguanten el faro, la torre del reloj y esas señoriales construcciones que tanto me recordaron a Singapur. La zona está extremadamente vigilada por la policía y es muy seguro andar por la noche.

¿QUÉ OTRAS COSAS NO DEBEMOS PERDERNOS?

 -Los templos hinduistas, sobre todo el que está en Pettah.

-Visitar tanto el museo nacional, como el museo de historia.

-Salón conmemorativo de la independencia. Impresionante.

-Ir a observar la torre de comunicaciones con forma de flor de loto, aunque es fácilmente visible desde muchos puntos, sobretodo de noche.

 

CONSEJOS FUNDAMENTALES PARA MOVERSE POR COLOMBO

Moverse por la ciudad.

Coger un tuk tuk en Asia sin morir en el intento, ya es posible. Estafados, asqueados e incluso cabreados hemos estado alguna vez, los que somos amantes de este continente, con los diablillos de la carretera.

Nada más llegar de Asia Central, un autobús directo desde el aeropuerto, me llevó a la Estación Central de Autobuses. Antes de parar, ya estaban los conductores de los tuk tuk subiendo con una avidez tatuada en los ojos para buscar clientela.

Vale… La primera, me la metieron y de lleno, pagando, supongo que el doble o puede que el triple. Nada pude hacer, con decenas de personas empujando con nuestras mochilas grandes a lomos, tuve que aceptar y  que me llevara de una vez por todas al maldito hotel.

Había visto por la app de maps.me, que podía solicitar transporte en tuk tuk, con el formato de Uber, tan detestado en mi país. Pues me puse y me di de alta  en otra llamada Pick.me que encontré mientras indagaba en mi teléfono en Pick-me, que es una app que te localiza y te dice lo que vale y cuando vas a tardar en llegar al destino que has escrito. Nada de confusiones, de discusiones o de tomaduras de pelo. Fácil de usar y con este descubrimiento, a lo mejor me pegué unos 10 viajes en tuk tuk, todos por menos de 150 rupias que vienen a ser unos 0,75 céntimos de euro.

VENIR DEL AEROPUERTO 

Lejano, a unos 40 minutos en coche, hay que saber que el tráfico en Colombo en horas punta, es terrorífico. Si tenemos un tren que coger, o un avión de regreso que tomar, habrá que salir con mucho tiempo.

 -Por uber, directo y sencillo, por un precio no superior a los 15€

-Por autobús express, saliendo en llegadas a mano izquierda, cuando acabes el edificio, lo encontrarás. El precio sale por 1 € el trayecto y tarda en llegar a Pettah, 40 minutos.

-Taxi. Lo más caro, Unos 40 € el trayecto.

 

CONCLUSIONES

Colombo es indiscutiblemente la reina de los contrastes en Sri Lanka. Resulta obvio que si aterrizamos allí de buenas a primeras, deberemos prepararnos para adaptarnos y poder cogerle el ritmo. Sin embargo, si empezamos en Negombo como hacen la mayoría de los viajeros y acabamos nuestro viaje en la capital, el tortazo será mayor, ya que percibiremos de una forma más patente, la dureza de esta urbe que poco a poco se va re-inventando.

 

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