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La belleza no es algo que se esconda en este enorme país. Puede que sean más conocidas otras carreteras que han ido desapareciendo, para imponerse los asfaltos más anchos, con varios carriles, dando la espalda inconscientemente al secreto mejor guardado de Estados Unidos. La Ruta 66 es un claro ejemplo de glorias pasadas, pero en la Highway 1, más conocida como la Ruta de la Costa del Pacífico, las cosas están tal cual, para que cojamos un coche y nos demos de frente con una belleza de impacto.

El Pacífico, sigue mostrando que su nombre no le viene. Enfurecido, ha ido esculpiendo las costas del Oeste, para crear unos acantilados de vértigo. Las rocas castigadas por los fuertes vientos y un oleaje infernal, se han ido esculpiendo de caprichosas formas amenazantes, dando lugar a un espacio casi único, donde sólo las especies más fuertes sobreviven.

Bajar la ventanilla y conducir sin prisas, puede ser el premio más gratificante en un viaje por carretera, pero si hablamos de California, las cosas toman otra dimensión. Hablamos de proporciones casi desconocidas para los que habiten en países pequeños. De aventuras auténticas , a menudo duras de pura diversión. Si nuestro cuerpo aguanta los centenares de kilómetros que iremos conduciendo, haremos inolvidable algo tan normal como llevar un vehículo.

Aquí lo de coger carretera y manta, va en serio.

¿CÓMO HACER LA GRAN RUTA DE LA COSTA DEL PACÍFICO?

Hay que hacerla en varias etapas. Todo el que sale de los Ángeles hacia San Francisco en coche, tiene claro que este punto del viaje es un imprescindible. Así lo certifican miles de viajeros que han recorrido las difíciles carreteras que hacen de esta ruta una de las más impresionantes de Estados Unidos.

Los kilómetros (o millas), pasan a ser meros números que nada tienen que ver con la lógica. El tiempo en recorrerlos, dependerá mucho de nosotros, pero incluso si no paráramos y la carretera estuviera abierta completamente, acabar con el itinerario en un día, resultaría agotador y absurdo.

No hablaré de jornadas, porque en los 750 kilómetros que separan las dos grandes ciudades, hay un mundo entero por descubrir. Podríamos hacerlo sin exagerar, en unos cuatro días, pero sabemos que como viajeros que somos, y ya que estamos en EEUU, debemos apresurarnos para ver otros lugares y cometemos el error de correr demasiado cuando en realidad, este lugar precisa de más jornadas de las que todos le dedicamos. Hablo de pasear por los pueblos pesqueros, de comer cangrejos recién pescados, de dejarnos unos buenos dólares en hacer salidas en barco para avistar a las ballenas, de hacer deportes de aventura, de dejarnos caer en una solitaria playa para quemarnos al Sol, de surfear o intentarlo al menos, en enormes desiertos de arena, donde el mar muestra toda su fuerza. Las posibilidades son tan numerosas que mucha gente, dedica una semana a hacer todo el recorrido.

La mayoría de los viajeros, acaba dedicándole dos días. Yo lo hice y me dejé tantas cosas por ver, que una insana culpabilidad se instauró en mí, cuando abandoné la tan codiciada Highway 1.

Los secretos del paisaje, se muestran no sólo desde la ventanilla de nuestro vehículo. Mucho menos a quienes conduzcan, que deberán ir con mucha atención y dejando escapar ciertas panorámicas por no provocar un accidente. Si a esto le sumamos, decenas de coches, entrando y saliendo de los miradores, la concentración que exige el viaje por carretera será el doble.

Por eso y porque la ocasión lo merece, deberemos dosificar fuerzas para disfrutar como es debido, de este clásico que no se nos puede escapar si hacemos la Costa Oeste de Estados Unidos en coche.

Muchos deciden hacer el recorrido a la inversa, siendo San Francisco el punto de salida. De hecho, pienso que es una mejor opción que la que hice yo, porque el océano te queda a mano derecha, pudiendo hacer las paradas sin invadir el carril contrario y unos metros más ganados en el asfalto hacia los acantilados, siempre te darán una mejor visión desde tu asiento mientras conduces.

No nos confundamos y nos pongamos nerviosos, cuando nos obliguen a coger la 101. Con frecuencia, la carretera acaba por convertirse en una autopista. Si vigilamos nuestro GPS, sólo con volver cuando sea posible, haremos la costa. Pero insisto. Hay puntos, en los que no hay más remedio que salir, porque en algunos tramos, acaban fusionándose.

Mi consejo y para no ir perdidos, es coger el mapa e ir poniendo en el GPS, los pueblos que están pegados a la costa. De este modo, evitaremos que nuestro navegador nos lleve por el más trayecto más rápido.

Insisto. Aquí las prisas deben quedarse en el motel y tomárselo con calma. El ritmo de marcha suele ser muy lento y la velocidad altamente limitada incluso cuando vemos que se puede pisar más el acelerador. Ojo a las multas y a los agentes de tráfico que controlan la velocidad.

El tiempo de conducción diario, puede variar. Unas ocho horas la primera jornada sin contar con las bajadas del auto, pueden llegar a convertirse en doce. Las paradas, si no tenéis nada planeado, debéis imponerlas vosotros. Cuando veáis un mirador, parad. Cuando deis con una playa secreta, bajad. Iréis encontrando a muchos viajeros como vosotros. Las aglomeraciones no son buenas, pero son un claro signo de que algo hay que ver allí.

En el mapa, os muestro el itinerario que hay disponible actualmente. Vemos que en Hearst Castle, se acaba el camino. Yo no pude pasar de Simeon, situado entre Cambria y Hearst Castle. Los mapas son algo engañosos y sólo llegando al lugar, veréis en paneles luminosos improvisados, si la carretera está cortada unas millas más adelante. Siempre que lo ponen, dan opción a coger una ruta alternativa cercana. Desde Gorda a Big Sur, hoy por hoy, no se puede recorrer.  Consultad antes de ir por internet y no os fieis de los GPS, que incluso actualizados, no parecen haberse enterado de este corte tan brutal.

PUNTOS FUNDAMENTALES

Son tantos, que deberíamos incluso hacer caso omiso a muchos consejos de otros viajeros y centrarnos en lo primordial. Yo he intentado abarcar demasiado y he acabado fundido, sin contar que ni siquiera me he asomado a hacer lo que en un principio tenía planeado.

1- Al salir de Los Ángeles, sería muy recomendable empezar por darle cancha a la famosa Malibú. Puede que sea detestable por su fama mundial de aposentar mansiones para ricos de todo el mundo. Es cierto que muchas tienen sus playas privadas y que otras se apoyan en la montaña afeando el paisaje. Pero hay que estar atentos y adentrarse en sus playas públicas, donde veremos por primera vez, de qué empieza a ir el tema de hacer la Highway 1.

2- La siguiente parada es Santa Bárbara. Con playas de ensueño y un ciudad de estilo colonial español, podemos parar a almorzar y poner rumbo al norte para ir a Morro Bay. Este pueblo pescador, es cautivador. Poco conocido pero altamente recomendable. Entre la calma de su población se esconden pescadores de cangrejos con unos paisajes embravecidos por el salvaje mar. La bahía puede resultar algo cargada, pero las focas, sus enormes y largas playas llenas de sufistas y gente haciendo vida, sacarán todas vuestras dudas, si había merecido la pena parar aquí.

 

3- Playa Blanca. En una cada vez más serpenteante carretera, con subidas y bajadas, pongo esta playa por estar atascada de elefantes marinos. Los machos, aquí conviven en armonía, porque no hay ni una hembra alrededor. Algo curioso que jamás se ve en los documentales. Para localizarla, solo debemos seguir el camino hacia el norte y estar atentos a los carteles.

4- Big Sur. Tan desafinada del resto de su entorno como magistral. Los bosques con enormes árboles, un río que nada tiene que ver con lo que a tan pocos metros tiene al lado, los típicos moteles de madera y un olor inolvidable a naturaleza, son suficientes razones, como para llamar a menudo a la Highway 1, la ruta de Big Sur. Ojito a probar bocado en los escasos restaurantes. Los atracos con los elevados precios está asegurado. El camino que hay desde Big Sur a Cambria, célebre por su belleza, está cortado por el derrumbamiento de la montaña.

A TENER EN CUENTA

La franja costera que va desde Big Sur a Carmel, está cortada desde hace varios meses. Ésta no es una incidencia aislada. Hay que ser previsores e informaros. Lo bonito de sus escarpados acantilados, lo equilibra en peligroso. Los desprendimientos, no son tan anormales y pueden taponar nuestra ruta, haciéndonos retroceder muchos kilómetros. En el punto que lleguemos a San Simeon, no hay vías de escape. Yo tuve la desgracia de intentar pasar por consejo de un viajero y fue imposible. Tuve que ir de nuevo hacia atrás y conducir hasta Monterey, llegando a las 23.00 h. Al día siguiente, hice el camino, en sentido Sur para poder llegar a Big Sur, hasta que la carretera me volvió a cortar el paso.

Cualquier intento, puede ser una buena idea si vais bien de tiempo. Si no es así, estudiad otras alternativas. Conducir cuando el Sol se ha escondido, no es buena idea. El asfalto, pese a ser bueno, la iluminación es inexistente, la carretera estrecha y a mí se me hizo una eternidad poder dormir la primera noche.

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