De una visita obligada en Bali y en pleno centro de Ubud, encontramos la reserva sagrada de los monos, llamada oficialmente Mandala Wisata Wanara Wana (ahí queda dicho), aunque lo más seguro es que la identifiquemos como Monkey Temple.
Oculto entre una densa selva, con rocas cubiertas de musgo, este complejo es tan interesante de ver que resulta difícil imaginar una visita a Bali sin pasarse por aquí.
La reserva está bien señalizada y contiene interesantes templos y esculturas talladas en piedra algo tenebrosas pero fascinantes. Los habitantes de esta jungla urbanita son los macacos. Traviesos, juguetones y a menudo poseídos por pura glotonería, puede que le amarguen a uno la existencia si dejamos en sus manos unas gafas de sol descuidadas, una cámara de fotografiar ligera o una mochila medio abierta. Éstos delincuentes de aspecto dulce hacen que el paseo por los caminos sean divertidos y entretenidos.
Engullido por las bestias petrificadas
En la entrada, veremos decenas de vendedores de cacahuetes y plátanos maduros. Comprar no sé si es una buena idea. Alimentarlos es costumbre y no van a cambiar los hábitos cuando llevan décadas viviendo de la caridad turística. Mi consejo es que si os animáis a hacerlo, tengáis presente que deben ir escondidos en cualquier lugar menos en la manos. Si os ven, os atracarán. No me vale que penséis que son monos de tamaño pequeño. Son terribles y audaces cazadores de visitantes despistados.
Hermosas y misteriosas figuras adornan este enclave de fantasía
El Monkey Temple, ofrece a parte de estos macacos, unas interesantes figuras de aspecto nuevo, contrastando con el mohoso paisaje, abandonado a la fuerza de la humedad, donde el sol debido a la vegetación apenas toca suelo.
Siguiendo un sendero muy bien marcado, llegaremos al río, donde podremos continuar hasta llegar a una pequeña caída de agua. Ahí es donde acaba el camino.
Dulces y traviesos. No os engañéis. Acabaréis hartos de plantarles cara para que no se ceben.
Las curiosidades de este lugar son numerosas. Una es el interesante templo de la muerte, en pleno corazón del bosque, con figuras de Rangda (bruja), comiendo niños. La otra, es el cementerio de los monos, donde cada uno tiene su lápida con su nombre, aunque dudo que sepan exactamente quien es quien, los lugareños los adoran.
Cementerio de monos. Increíble lugar donde todos llevan su nombre y fecha de fallecimiento
El coste de la entrada es de 10.000 IDR, con un horario de 08.30 a 18.00. Sería de locos meterse de noche. Si durante el día sufres un acoso tortuoso, ni me quiero imaginar qué harían estos dulces monitos ocultos bajo las sombras.
Sin duda alguna, un imprescindible de Ubud.