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La magia corre por las ciudades, pueblos y calles de toda Cataluña. Qué día tan especial. Se puede decir que el San Valentín de los catalanes fue dado de baja y que el caballero Sant Jordi fulminó al dragón y a cupido de un solo espadazo.

La tradición viene de lejos. Pero ahora, en estos últimos quince años, la importancia cultural y romántica, ha cogido unas dimensiones desproporcionadas que muchos ya andan copiando en otros lugares, marchitando el nombre y sustituyéndolo por el día del Libro.

Todo es válido, cuando se trata de comprar un libro. Incluso acérrimo crítico con el día de los enamorados, que me parece una pantomima para hacer caja, defiendo con energía, que regalar una rosa a la persona que amas, sea tu novia, tu esposa, tu madre o hermana es un acto tan simple y hermoso, que debería ser patrimonio cultural.

Sin embargo, los hombres, sean padres, hermanos, esposos o hijos, reciben una cucharada de cultura. Lectores de todos los rincones de nuestra tierra, eligen un libro, o dejan que sean ellas las que elijan por ellos. Sean fervientes devoradores de literatura o lectores de cómics, siempre hay alguna cosa que se acople a cada uno.

El día ha amanecido claro y azul. Las calles vestían de rojo. Cientos de puestos plagados de rosas rojas, combinadas con los colores de Cataluña, hacían que pasear con tranquilidad se transformara como cada año en algo esencial para sentir por tus venas la magia del Día de San Jordi.

Según la leyenda, San Jordi, un caballero, salvó a la princesa de las garras de un dragón que pedía anualmente a una doncella como sacrificio. De su espada clavada en pleno corazón y el derrame de su sangre, brotó una rosa. El resto lo hemos ido moldeando a los tiempos que corren, creando para mí el día más bonito de todo el año.

La cultura, el amor y la amistad, se cogen de la mano cada 23 de abril en nuestras tierras ¿Te lo vas a perder el año que viene?

Entender Sant Jordi en imágenes: