En todo itinerario marcado por el Suroeste de Estados Unidos, no puede faltar el famoso Antelope Canyon. Si sólo fuera para ir a ver este estrecho y angosto pasillo, hecho por la erosión del agua, durante millones de años, podríamos decir, que sí, que podríamos plantearnos el venir desde tan lejos, para ver lo maniática y bonita que es nuestra madre Naturaleza.
Pero la cosa va más allá y no sólo la zona fronteriza entre Arizona y Utah, nos regala este secreto muy bien guardado por los Indios Navajos.
Empujados por los blancos, los indios vieron como sus reservas iban menguando, dejándoles las zonas más áridas y secas del país. No fue una vida fácil en un pasado no tan lejano. Actualmente, esta tribu, vive del turismo y llevan los parques más asombrosos del Sur de Estados Unidos. El que hoy nos toca es el Glen Canyon National.
Este enorme parque abarca cientos de millas y lugares tan desoladores como abastecidos de agua. Es curioso como una presa hecha por el hombre, haya creado entre tanta carencia, el segundo lago artificial más grande del país. Mientras los coyotes pasean por las arenosas llanuras buscando algo que llevarse a la boca, los norteamericanos de clase media, pasean en sus barcos por el magistral aunque postizo Lago Powell.
Desde la solitaria Big Water hasta la famosa Horseshoe Bend (herradura de caballo), pasaremos por lugares tan interesantes, que nos veremos obligados a alargar hasta un par de días nuestra estancia. De hecho, mucho turistas, cometen el error de hacer un viaje relámpago a la famosa herradura y al trocito del Antelope Canyon que los indios nos han reservado en su justa venganza al foráneo.
No hay mayor premio en este viaje, que dejarte llevar por la carretera y tomarte el camino con calma, sin querer correr demasiado. Las prisas no son bien recibidas en un país donde todo es tan extenso, que desconocemos las distancias y el tiempo que necesitamos para hacer los trayectos. Muchas cosas las dejaremos pasar porque se ocultan tras los profundos cañones, pero otras no deberían ser ignoradas.
Como base, muchos que estéis planeando venir, utilizaréis Page. No es una mala idea si los precios no os asustan. Aprovechando el gancho que tienen sus puntos de interés periféricos, los negocios inflan los precios desorbitadamente, obteniendo a cambio un triste motel de carretera, en un pueblo construido sin entusiasmo, ni encanto y mucho menos hospitalario. Page, para mí es como el sacrificio que todo el mundo debe hacer para subirse a una camioneta y que una agencia que calza la misma tabla de precios, te lleve a ver las famosas grietas construidas por un pasado y muerto rio. Si no pasas por caja no vas. Es zona restringida al viajero, pero como se dice en mi país: Pagando hasta San Pedro canta.
¿QUÉ NO PERDERSE EN GLEN CANYON NATIONAL?
Os pongo el orden en que lo hice yo. Nada que ver con las prioridades. Si tenéis que dejar algo, que no sea Horseshoe y Antelope Canyon.
LAGO POWEL
Puede que no tan visitado, exija por todo amante de la naturaleza, hacer un borrón en su mente y ver como un lago artificial, ha creado un ecosistema rico en especies y desgraciadamente otras especies, que van en barco y moto acuática. A estos asesinos del silencio, les encanta romper la calma con sus motores potentes. Pero no debe echar atrás a nadie. Por $25 en la entrada, tendréis para vosotros unas vistas magníficas, no posibles desde la carretera y unas playas creadas por las bajadas de caudal, que ni las de mi tierra. Aguas limpias, arena suave y cañones al fondo como un simple apunte, harán que ver un atardecer, suba enteros en vuestra búsqueda de un momento de paz total.
Recorrerlo en coche es lo ideal. No existen los transportes públicos. También podéis entrar en el club de la segunda especie que comentaba antes y alquilar barcos, motos e incluso hacer esquí acuático. Eso sí, como dije antes, a precios agujereando las nubes.
Tres entradas principales os situarán enfrente de él. La más al norte, llamada Lone Rock, es la mejor para bañaros, según mi experiencia.
South y Wahweap North, son las que utilizan los dueños de embarcaciones. Pese a eso, debéis también entrar por allí, donde las carreteras, os llevarán a miradores y de nuevo a fantásticas playas donde probar lo bien que sienta a estas elevadas temperaturas lo fresca que está el agua.
PRESA GLEN
Criticada por algunos, no entiendo aún el porqué. No se desvía de la ruta de nadie, queda a paso entre el Lago Powell y Page, y tan solo hace falta pararse y fotografiarla. Es de un tamaño mayor que la Hoover de Nevada, pero de menos conocimiento mediático. Su contención, crea tras sus colosos muros de hormigón, el segundo lago artificial más grande del país. El río colorado, unos niveles más abajo, jamás dejará de sorprenderos en su fuerza y belleza.
Las entradas son voluntarias si queremos hacer un recorrido por el interior de la presa. Por $5 dólares, un operario os explicará el funcionamiento y caminaréis por ella. Yo no lo hice, por falta de interés total.
En la misma oficina, podéis pedir información sobre el parque. Allí, los Rangers, estarán encantados de ayudaros.
HORSESHOE
Puede que sea la imagen más difundida en estos últimos años. El río Colorado, en su curso, crea una enorme curva que parece una herradura de caballo. Llegar es muy sencillo. Cogemos la carretera 89, dirección Sur, pasado Page y nos quedará la entrada muy bien indicada a mano derecha. La masificación de visitantes, también será una señal inequívoca que habréis llegado.
Extraño, aunque cierto, no hay que pagar por ver. Un sendero de apenas quince minutos desde el parking, os dejara al borde de un precipicio no apto para gente que sufre de acrofobia y pienso que para muchos que no temen a las alturas, aquí podrán sufrir un poco de vértigo. Sin vallas y con nadie vigilando, las tonterías que suele hacer la gente para una buena fotografía, puede poner en jaque al más permisivo.
La buena fotografía, está asegurada. Desde los ángulos que quieras y el tiempo que necesites. Tan sólo debes seguir el borde del acantilado y elegir un buen lugar para observar, beber o simplemente relajarte.
ANTELOPE CANYON
Uno de los iconos por todo viaje por el Suroeste americano. Bien merece la pena el viaje desde donde vengas, pero sumándole los tres anteriores, te aseguras, que tus días en Glen Canyon, sean tan aprovechados e inolvidables, que será difícil superar en los siguientes puntos las expectativas.
El recorrido siempre hay que hacerlo bajo la supervisión de los Indios Navajos.
Hay que contratar un tour obligatoriamente. Olvidaos de hacerlo por vuestra cuenta. A la pregunta de que si hay que reservar antes, pues os digo que os aseguraréis el tiro, pero también sé que hay un enorme número de agencias repartidas por Page que os venderán la entrada con un día de antelación sin problema alguno. Si vais en Agosto, aseguraros de no quedaros sin verlo por falta de previsión. El precio ronda los $ 48 e incluye los traslados y un guía navajo, que os irá más que explicando, prohibiendo hacer cualquier acto que esté fuera de lugar.
Hay dos recorridos. El Lower y Upper. El primero es más completo y caro. El segundo, es el que suele hacer todo el mundo. Ninguno os defraudará. Debéis intentar coger las horas en las que la luz solar cae en vertical (11.30 o 12.30), filtrando los rayos por las grietas, creando ese efecto mágico que habéis visto en muchas fotografías.
El cañón se formó hace milenios, por la erosión del agua fluyendo entre las tripas de la montaña. Las características de la tierra de esta zona de Arizona es tan peculiar que facilita la tarea de formar estos angostos pasillos, que llenan de fascinación a quien lo pisa. Los abismos, llegan incluso a alcanzar los 40 metros de profundidad y algunas zonas están sin explorar o mejor dicho, sin explotar.
CURIOSIDADES DE UN VIAJE
Cuando viajas, a menudo te suceden cosas por casualidad. A nosotros, nos pilló un eclipse de Sol, justo cuando íbamos al centro de visitantes en Glen. Había una docena de personas informando y dando gafas protectoras. Estaba ocurriendo en ese mismo instante. Los norteamericanos, padres de la todopoderosa NASA, viven estos eventos de una manera tan sorprendente que nos llegó a contagiar. Varios folletos informativos, con cinco telescopios montados, iban siendo objeto de deseo mientras nuestro satélite enano, cruzaba por delante del Sol. Una experiencia única, que nos encantó vivir precisamente en este país.