Cuando el sol cansado de respirar la contaminación de la gran ciudad se esconde, la noche en Singapur asoma con soberbia dándole otro toque fantástico. Sus edificios se transforman, y como todo en la gran urbe, está hecho a medida y con gusto. No podemos decir que hay demasiadas o pocas luces, hay las justas para que todo quede grabado en tus retinas. Los barrios, como Chinatown y Little India, hierven de vida y prosperidad, a todas horas los restaurantes van alojando y desalojando comensales, haciendo de la gastronomía un factor fundamental para hurgar en la cultura local. Esa simbiosis de culturas crea un microcosmos maravilloso donde templos, costumbres y platos locales de distintos rincones de Asia comparten el mismo techo.
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