Describir al Kelimutu es como llegar al Taj Majal de la India y quedarte sin palabras. Sus místicas y cambiantes aguas dan rienda suelta a la imaginación espiritual de los lugareños, creando hermosas leyendas que han ido pasando de generación en generación.
LA SUBIDA A KELIMUTU
Desde Moni, la subida se puede hacer a pie. Apenas 14 kilómetros los separan. Los valientes que se decidan deben tener en cuenta llevar una buena linterna y mucha precaución. Aligerando el paso, en unas tres horas pueden llegar a la oficina principal donde se pueden adquirir los billetes. Los caminos asfaltados son muy peligrosos debidos a la estrechez que hay en el paso de los vehículos que suben y bajan a diario.
La motocicleta alquilada por tu cuenta, como conté en el artículo anterior, es una buena opción. Aquí llega el punto en que me voy a mojar y voy a decir que hay que andar con mucho ojo. La carretera es extremadamente peligrosa y la humedad que asoma con el amanecer puede resultar mortal.
Con lo que si vamos por nuestra cuenta, más nos vale madrugar, levantándonos a las 4.30 de la mañana e ir haciendo camino poco a poco hasta la entrada del parque.
La entrada, a primera hora, la veréis bastante llena. Si llegáis con vuestras motos, podéis colaros éticamente y adquirir el ticket. Veréis que todos los conductores de las agencias turísticas se resignan a que las scooters se refugien ante la intemperie climatológica a esas horas tan tempranas, en la barrera de acceso. Cuidado con la entrada. Es única y de un solo acceso, con lo que seréis vosotros mismos los que debéis decidir si ir al amanecer o al atardecer.
Nosotros hicimos un intento el mismo día para verlo por la tarde y ante la negativa del señor que vigilaba el acceso, tuve que esforzarme regalándole dos cigarrillos para poderme dar un paso en teoría vetado con una sola compra. La entrada sólo ronda los 20.000 Rpd, más 50.000 si quieres fotografiarlo. Son cantidades algo ridículas pero si las multiplicamos por cuatro, salía a pagar al cambio unos 20 Euros y en un viaje de bajo presupuesto, al final importa.
La subida desde la entrada donde se encuentran los funcionarios es empinada, pero agradable. Hay que coger ropa de abrigo. El volcán está situado a 1.639 msnm, repercutiendo sensiblemente en el clima, dando unas mañanas despejadas, pero unas tardes algo taponadas de nubes.
El volcán tiene miradores donde poder observar los tres lagos simultáneamente, otros accesos no tan concurridos dan paso a caminos para poder bordearlos y sacar maravillosas fotografías. Tanto si vais de mañana como de tarde, la visión es sorprendente.
INDONESIA Y EL ISLAM
En mi primer viaje a Indonesia, tuve claro que era de los países que más me había gustado. Su flexibilidad frente al extranjero, con el islamismo al frente en todas sus costumbres y creencias, me hicieron recorrer el país en pleno Ramadán. Puede que esto no influya en un viaje a otros países de distintas religiones, pero en el mundo musulmán, es sagrado e irrespetuoso comer, beber e incluso fumar, mientras ellos mantienen el ayuno hasta la caída del sol. Sin ir más lejos, hice parada en Qatar cuando regresé y me quedé unos días, no pudiendo ni beber un agua que necesitaba mientras caminaba, para sobrevivir a temperaturas inhumanas, por falta de comercios abiertos durante el día. En indonesia, ocurrió lo inesperado. Nadie te mira mal, nadie dice una palabra en disconformidad por verte comer. Entienden y respetan que siendo de otra ideología no te acoples a sus costumbres. Eso me hizo entender, que pese a ser el país con más musulmanes del mundo, eran los más considerados con el extranjero. Además, el gigantesco archipiélago, cuenta con varias religiones, si hubiera supuesto algún impedimento, tenemos Bali y su religión independiente basada en las creencias hinduistas, Nusa Tenggara, mayoritariamente católica o Papúa con creencias tribales de procedencias ancestrales.
Tranquilos. Después de la costosa subida, siempre estarán los vendedores de café caliente para hacer de nuestra parada un momento mejor
- Tranquilos. Después de la costosa subida, siempre estarán los vendedores de café caliente para hacer de nuestra parada un momento mejor
- Mujer ante los fértiles arrozales que iremos encontrado por toda la región
- Hora de aseo para los habitante de Moni. Siempre dispuestos a regalarnos una sonrisa
- Compañeros de viaje en la base del Gran Kelimutu
- Entrada al complejo
- Dos de sus tres lagos en compañía de mi incansable compañera de viajes
- Ojo a los bordes. Peligrosos y ocasionalmente mortales, debemos prestar atención a la hora de bordear los lagos
- Lago Negro. Lugar de reposo para las almas más conflictivas
- Carretera de Moni. Verdes campos de cultivo van abriéndose a nuestro paso
- Picarones ladrones. Durante nuestro ascenso iremos observando la picardía de estos monos, dedicados exclusivamente al descuido del turista por sus pertenencias
- Mercado semanal de Moni: Un acontecimiento en todos los sentidos para esta localidad tan tranquila, carente de actividad y población. El mercado, es una oportunidad perfecta para poder averiguar los productos que venden en la región, observar a los aldeanos de los pueblos cercanos y disfrutar de la simpatía indonesia.
Durante mi aventura primeriza, tuve la certeza que volvería. Clavado en Lombok como punto más lejano al que había llegado, no pude seguir tirando hacia el este, en mi objetivo principal de visitar Flores y su Kelimutu.
Ahora, después de tres años, volvía con más ganas que expectativas. Ya sabemos que cuando algo lo deseamos con tanta fuerza, suele al final ser una vez cumplido el objetivo, una decepción. Pero Kelimutu me gustó de verdad. Supongo que también venía acompañado de toda la aventura que viví hasta llegar a él y eso de alguna manera me influyó positivamente. Desde Lombok a Kelimutu, tuve que saltar de isla en isla y recorrerlas por carretera atravesándolas, dando lugar a numerosas anécdotas y fugaces amistades.
LOS COLORES DEL VOLCÁN
Los colores de sus tres lagos son el negro, el turquesa y el marrón. Dependiendo de la altura del sol y la presencia de nubes, estos tonos cambian de una manera sorprendente. Sus espesas aguas hacen evidente la prohibición a cualquiera que haya pensado en zambullirse. Los elementos químicos producidos por el volcán son tóxicos y tan solo las almas quedan inmunes para nadar y saltar de un lago a otro.
Entre tanto color y diversidad, los difuntos, una vez pasan a mejor vida, se distribuyen por colores, dejando el turquesa a los jóvenes, el que cambia de color a los padres y ancianos y los maleantes, quedan destinados a las oscuras aguas del tenebroso lago negro.
Kelimutu no se describe con palabras, de hecho ni harían falta leyendas para admirar el capricho que la naturaleza ha querido regalar a los vivos y a los muertos.
Las fotografías, por mucho arte que tengamos, ni se acercan a su belleza natural, envuelta por un entorno sacudido por las manos de los Dioses, sean Indonesios o no.
Si te interesa cómo llegar al volcán Kelimutu en Indonesia y ver las aventuras que experimenté atravesando todas las islas, te recomiendo visitar el artículo enlazado.
Más imágenes del Volcán Kelimutu y sus mágicos alrededores:
Mujer ante los fértiles arrozales que iremos encontrado por toda la región
Hora de aseo para los habitante de Moni. Siempre dispuestos a regalarnos una sonrisa
Compañeros de viaje en la base del Gran Kelimutu
Entrada al complejo
Dos de sus tres lagos en compañía de mi incansable compañera de viajes
Ojo a los bordes. Peligrosos y ocasionalmente mortales, debemos prestar atención a la hora de bordear los lagos
Lago Negro. Lugar de reposo para las almas más conflictivas
Carretera de Moni. Verdes campos de cultivo van abriéndose a nuestro paso
Picarones ladrones. Durante nuestro ascenso iremos observando la picardía de estos monos, dedicados exclusivamente al descuido del turista por sus pertenencias