Tercera Jornada:
No entiendo muy bien a la gente de ciertas páginas web. Me he intentado esforzar en recorrer lo más importante en la ciudad y apenas me queda tiempo para completarla en las dos jornadas que me quedan por delante. No me llego a explicar cómo consiguen algunos viajeros alargar tanto las horas, que yo siendo una persona que camina rápido y estoy acostumbrado a comerme kilómetros de asfalto, me quede a las puertas de visitar tantos lugares en lo que dura un día. He seguido los patrones marcados en algunos lugares reconocidos del ciberespacio, sobre su conocimiento de la capital taiwanesa y es imposible, y lo digo claro y alto ¡IMPOSIBLE!, hacer los puntos más imprescindibles en tan solo 3 días. Quien lo consiga, que no me lo diga, sino que me explique cómo.
Taipéi, ya dije en una anterior crónica, engaña. Sí, lo sé, no es Seúl, pero las dimensiones son más que respetables, entendiendo al final por qué la gran capital tiene cerca de tres millones de personas censadas. Es odioso comparar, pero creo que estoy usando este acto desmesuradamente en este viaje. Si os digo la verdad, apenas nadie sabe sobre Taipéi y sobre la verdadera Taiwán y conseguir información de varias fuentes es un acto algo difícil más teniendo en cuenta, que muchos artículos que leí antes de aterrizar eran de hacía unos años.
Eso me obliga por ideología, por puro fanatismo al mundo de los viajes a poner tal cual me parecen a mí las cosas. Si yo digo que dos días para visitar la capital no son suficientes, debéis agarraros a esa verdad, porque creedme, si no os interesa Taipéi, no os interesará el resto del país. En esta base urbanita, nace todo el carácter de Taiwán, se gesta la frescura de la nueva juventud asiática, y por mucho que nos hagan creer que la auténtica Taiwán reside en el corazón (geográficamente) de la isla, apenas nos daremos cuenta si nos cruzamos con un nativo auténtico.
Taiwán ha sido forjado con dos culturas: la china y la japonesa, que siendo tan contrapuestas en muchos aspectos, acabaron obligatoriamente fundiéndose, por aquellos caprichos tan raros que nos ofrece la historia, y han hecho de sus actuales compatriotas, una sociedad tan curiosa como extraña de observar. Que me afirmen a mí que el trato al foráneo en China es delicado, es como decirme que en Japón, la gente te va insultando por la calle a tu paso. Por eso, siendo chinos, tienen la educación, el sentido del orden y la limpieza, tan sofisticados que da gusto moverse por cualquier lugar. Vamos, que incluso los baños públicos son dignos de un artículo propio.
Eso da pie a confusiones por parte del viajero cuando decide qué conocer de Asia. Todos sabemos los destinos estrella. Seguro que a más de uno le sorprendería que mi amor hacia Corea del Sur fuera real y no por causas ajenas a lo que realmente uno vive en ese país. De hecho, muchos me desaconsejaron el viaje porque habían oído a otros, que otros terceros no habían encajado bien en el lugar. Viajar, en todo su amplio sentido de la palabra, es tan subjetivo, que sería imposible hacer una lista acorde y unánime que nos uniera a todos en pro de una nación. Asia es un continente enorme. China, ocupa una extensión tan desproporcionada, que sería de locos decir que conocemos el país en tan solo un mes de viaje. Yo lo hice y vine con la sensación que había rascado una pequeña capa de un grueso colchón lleno de historias, ciudades, pueblos, montañas y un casi indefinido número de templos por descubrir. Ahora, imaginaros Asia. Todo un continente. Hoy, incluso Lourdes, mi compañera de viajes, me preguntaba extrañada ¿Por qué no hay turistas en Taiwán?
Con esta amplia introducción os haré un breve resumen de lo que ha dado el día de hoy, que no ha sido poco.
Baoan Temple – Taipei Confuncius Temple
Dos templos pegados han sido la línea de salida hoy 04 de enero. Si me preguntáis que templo elegir en la ciudad, al final no sabré qué decir. Son maravillosos todos en conjunto. Lo que los diferencia son la afluencia de gente y sus dimensiones. Por ejemplo el Baoan Temple, es grande y solitario. Apenas no hay gente rezando y menos turistas merodeando, pero a Lourdes, ha sido el que más le ha gustado hasta el momento. Su fecha de inicio de construcción data de 1805 y tardaron 25 años en acabarlo. Su cuidado interior, hacen prever que continuamente lo están remodelando. Es imposible que estén tan cuidados con el paso de los años. Cuando digo que reparéis en los detalles de las ventanas, las puertas o el interior, debéis de saber, que una pequeña visita se acaba convirtiendo en una larga estancia, observando obras maestras. Miréis donde miréis, todo está tan detallado, tan trabajado, que cuesta asimilar tanto trabajo en tan poco espacio.
El templo de Confuncio, como su nombre indica, es un homenaje a uno de los grandes sabios y pensadores que tuvo China y puede que el mundo. Su filosofía ha sido tan venerada durante siglos, que ha pasado a formar parte de una religión: el confucianismo. Este dogma, compuesto por unas doctrinas morales y religiosas, son de mucha importancia en China, Corea, Japón y Vietnam.
Este templo, es sencillo. Con varias salas que van explicando la historia de este personaje en el pasado. Todo está extremadamente cuidado y el recorrido es entretenido. Podemos escuchar los instrumentos más clásicos de Asia, escribir caligrafía China o sencillamente dejarnos llevar por la tranquilidad que emana.
Para los amantes de Confuncio, o para la gente que ame China, no debería perder la oportunidad de una visita.
Los dos templos son gratuitos y la forma más rápida de llegar es en metro, bajándonos en la estación de Yuanshan.
Longshan Temple
Es para muchos el templo estrella de la capital. Difiero. Es bonito y el continuo flujo de gente, hace pensar que es el más visitado, tanto por los taiwaneses, como por turistas. Es recomendable ir cuando anochece, para verlo de día y de noche. Mucho más interesante con los farolillos encendidos, no negaré que es precioso, pero muchos dejan en la palestra a otros igual o más imponentes en todos los aspectos. Debido a su inmejorable situación, es digno merecedor de ser el número uno en todas las guías de viajes. Su proximidad al mercado nocturno es un buen golpe de efecto para atrapar a todos los extranjeros que pueda.
Su construcción data del año 1738 y ha sido destruido varias veces por tifones y guerras. Siempre ha sido levantado de nuevo, conservando ese estilo importado desde el sur de China por los colonos.
Huaxi Street Tourist Nightmarket
Agarraros bien, porque probablemente sea el mejor mercado nocturno que hay en Taipéi. Comidas de todo tipo darán alas a vuestros paladares. Si vais con hambre, quedaréis servidos entre cientos de puestecitos ambulantes, echando humo de sus freidoras. Aquí de que lo sabroso es insano, se cumple a rajatabla. Si accedéis a la parte cubierta, encontraréis tiendas de regalos y restaurantes donde probar la serpiente.
Una hora debería ser suficiente para conocerlo. Aunque el mercado de Shilin es más grande, en éste, la oferta gastronómica, es tan abrumadora, que os costará elegir un buen plato para saciar todos vuestros deseos de comer. Para los amantes de la cocina asiática, es por supuesto, un imprescindible.
Su cercana ubicación al templo de Longshan, hace que llegar desde cualquier punto de la ciudad, sea sencillo y barato.
Ximending
Imposible no comparar el Pedestrian Mall, con el Shibuya de Tokio. De hecho, lo denominan el Shibuya taiwanés. Ni que decir tiene que el de Japón cuenta con una fama merecidísima y le pasa de largo a este paso peatonal. Pero hablemos de lo que hay en sus calles. Quizás por ahí, Tokio quede algo en la retaguardia y Taipéi le tome la delantera.
Si algo me decepcionó de Shibuya, fue la falta de vida una vez acabada su zona más conocida. Puede que Japón me hubiera acostumbrado a sorprenderme cada vez más, en cada ciudad que paraba, y por eso, verlo, fue como decir, vale, pero me voy a otra zona que es mucho mejor. En el de Ximending, la cosa se va animando a medida que vamos cruzando calles, hasta convertir el agradable paseo, en una aventura urbana divertida. Con vida por todos sus rincones, con jóvenes comiendo en las calles, cines que suben el estatus del séptimo arte un escalón más, con tiendas cegadoramente iluminadas, es imposible pasar indiferente por toda esta vasta e intrincada zona.
Ximending, es una zona perfecta para cenar y probar los platos de cocinas internacionales. Aquí, el abanico gastronómico, es tan enorme, que sería de locos pensar que durante una semana de estancia, nos llevaremos un claro concepto de lo que significa en Taiwán la cocina. Si tuviera que escribir un artículo sobre tal tema, necesitaría varias semanas para realizarlo, empezando por la rareza de sus nombres, la imposible comunicación con los cocineros y la infinita cantidad de platos que podemos encontrar.
Para llegar, hay que bajarse en la parada de metro de Ximen y sólo debemos dejarnos guiar por las luces. Lo mejor, es dejar la guía en el bolsillo y arrastrar nuestros pies, donde el instinto nos guie.
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Más imágenes de mi tercera jornada por la capital:
Plegarias y ofrendas son el símbolo inequívoco del budismo
Incluso en los templos confuncianos, las estatuas infantiles nos dan la bienvenida.
Cualquier puerta o ventana, está tan trabajada, que nos sorprenderá que un simple templo, nos cueste recorrerlo más de lo esperado. Son auténticas obras de arte.
Huaxi night market. Famoso mercado turístico, donde lo que no vemos precisamente son a turistas. Un entretenido paseo es fundamental. Los mercados en sí, son tan numerosos y distintos, que podremos estar diez días, recorriendo uno cada noche.
Longshan Temple. El más famoso y conocido templo de la ciudad. No por ello el más bello
Todo está tan ordenado, todos son tan respetuosos, que sentarte y observar, se puede convertir en la mejor experiencia del viaje
Impresionantes calles del mercado nocturno. Comer, resulta tan tentador y rico como poco saludable. Pero que delicioso está todo
Barato y sabroso. Nadie me podrá negar que Taiwán es uno de los países donde mejor se come de Asia
Sígueme en mi viaje por Taiwán y descubre la magia de este pequeño país