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Hace unos quince años, hice un intento de dos meses, para hacer Egipto, Jordania y acabar mi viaje en Damasco. Evidentemente ahora no podría poner fin a mi viaje en la capital Siria debido a la guerra, pero siempre me quedó la impresión, de que no hice lo suficiente para poder llevar a cabo tal aventura, escudándome en que mis fechas caían en Agosto y Septiembre, no viendo con buenos ojos el calor que podría llegar a pasar, moviéndome en transporte público.

Años después, decidí hacer Egipto y dejar Jordania para un futuro que ya ha llegado, no utilizando esos transportes públicos y alquilar un coche, después de haber oído los consejos de viajeros más experimentados que yo.

Creo que el éxito ha sido total y que, si tiene Jordania algo especial, esto debe descubrirse por tu cuenta y con un vehículo privado que te lleve donde la logística de transportes públicos es tan pésima que jamás llegaría a lugares que ni sabía que existían.

 

MI PADRE Y JORDANIA

¿Cómo no recordar a mi padre? ¿Cómo pasar por alto uno de sus países favoritos? Amante de los desiertos que recorrió durante su juventud, en Jordania encontró lo que tanto anhelaba de su pasado.

Mis recuerdos de hace ya más de veinte años cuando regresó, me hicieron prometerme a mí mismo que pisaría este país y que compartiríamos en inolvidables veladas, nuestras impresiones sobre el viaje, como ya habíamos hecho con decenas de países que habíamos visitado siempre en distintas épocas.

Cuando se fue, me prometí que algún día, una parte de sus cenizas las lanzaría por el gran desierto de Wadi Rum, por la sorprendente Petra o su amado Mar Rojo y que iría guardando trocitos de él para repartirlos por el mundo. Supongo que ese hubiera sido su deseo, un deseo silencioso que lo hice mío, porque nadie lo conoció como su hijo.

Aventurarme en Jordania, ha sido para mí, de algún modo volverme a encontrar con él y estrechar más los lazos que en vida ya teníamos casi fusionados.

Echarlo de menos no es ya lo más doloroso, es no poder compartir con él estos momentos que la vida te regala y que uno quiere compartir con uno de los seres más importantes de mi vida.

Sí papá, te he echado de menos durante este viaje y a cada paso me fui preguntando, si te había gustado esto, si habrías estado aquí, allá y donde fuera que pusiera mis pies.

De alguna manera, todas nuestras charlas perdurarán en mi corazón, aunque la memoria me juegue malas pasadas olvidando ciertos consejos, pero siempre te recordaré.

 

ENTENDER JORDANIA

Jordania siempre estuvo en mi punto de mira, incluso antes de viajar por el mundo. Mi mencionado padre, viajero y aventurero empedernido, viajó a este bonito país, hace unos veinticinco años, alabando y fascinado con lugares tan emblemáticos como Petra, Wadi Rum, Mar Muerto, Monte Nebo y los secretos submarinos que aguarda el Mar Rojo.

Jordania, posee algo que muchos de sus vecinos no tienen. La paz.

Rodeado territorialmente de países en grandes conflictos, algunos territorios están envueltos en guerras civiles, otros tienen graves aprietos políticos y lo más alarmante, una enorme crisis de refugiados, huyendo de sus patrias para no ser alcanzados por la guerra. Actualmente, Jordania mantiene un pulso algo tenso, para poder estar en tierra de nadie, que es donde durante las últimas décadas ha sabido posicionarse, pero consciente que siempre habrá un fino hilo de tensión quebrantable, si perdiera la diplomacia que tan bien han sabido llevar durante dos generaciones los líderes monárquicos.

A todo esto, sumemos que algunas zonas fronterizas y no tan fronterizas que se adentran bastante en territorio jordano están llegando a ser colapsadas por campos de refugiados, donde según estimaciones oficiales, hay unos 600.000, pero que según fuentes extraoficialmente hay más de dos millones, viviendo en condiciones infrahumanas para una existencia digna.

Pese a sus esfuerzos económicos para acoger a las poblaciones vecinas, sus constantes inversiones son insuficientes y el pueblo tan hospitalario y conocido por adoptar a nuevos vecinos, empieza a ver como el dinar jordano entra en una constante inflación, el trabajo escasea y donde hace unos años, el ciudadano veía con buenos ojos la ayuda que su país ofrecía, ahora ve como una necesidad prioritaria, que ese dinero se destine a ayudar a los suyos. Recodemos que en el pasado, Jordania acogió a miles de palestinos, que en la actualidad forman parte de la comunidad, teniendo sus vidas ya montadas e integradas en lo que para ellos es ya su verdadera patria.

La tensión parece servida cuando buscamos información antes de emprender nuestro viaje. Nada más lejos de la realidad. Si viajamos por libre, nos daremos de frente con una dulce hospitalidad desinteresada, un optimismo difícil de entender en los tiempos que corren y después de haber cerrado el país a cal y canto durante la pandemia y que tímidamente ha ido abriendo para hacer que la estancada rueda económica empiece a girar, Jordania acaba sorprendiendo en muchos aspectos.

Oriente Medio no es un lugar precisamente para ir a poner los pies, pero este paréntesis llamado Jordania, nos abrirá sus puertas sin tapujos, dispuestos a darlo todo por el turista, siendo conscientes de su importancia económica y principal motor, para que el castigo que ha supuesto la pandemia vuelva a normalizar las vidas de las cientos de miles de familias que viven del turismo internacional.

Jordania se sitúa a mitad de la tabla mundial en PIB en el puesto número 91 y seguir esa dinámica nata de sonreír a la vida, sigue siendo la nota más afinada que iremos encontrando durante nuestro recorrido por uno de los países más fáciles y sorprendentes que visitar en Oriente medio.

Acompáñanos y descubre por qué Jordania ha sido y seguirá siendo uno de los destinos favoritos de todos los viajeros a nivel mundial.

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