Un viaje a Japón no es algo para estar dudando. Si te sirve de consuelo y habiendo recorrido muchos países, no era un lugar que me atrajese, pero por circunstancias de la vida, decidí dar el salto a un micro cosmos de cultura y gastronomía. La superficie de la isla madre, es muy escarpada, lo que nos lleva a encontrar pocas planicies, bien aprovechadas por las mega ciudades más sorprendentes del continente asiático, dejando menos habitadas a las enormes montañas con profundos valles y costas escarpadas por el azote de las olas nacidas entre el océano pacífico y el Mar de Japón, haciendo un potente sándwich en el archipiélago nipón.
La oferta cultural de Japón es abrumadora. Podremos ir encontrando a lo largo y ancho de nuestro camino una perfecta y atractiva fusión palpable de lo tradicional y lo moderno. Los abuelos más longevos del mundo yendo casi de la mano por la nueva generación de nietos ataviados con los productos más innovadores y avanzados tecnológicamente del momento. No es extraño que en esa olla sociocultural, se cocine una sociedad muy curiosa de observar, e incluso difícil de entender en muchos casos, pareciendo que la diversión queda reservada en los minúsculos hogares tras miles de pantallas de plasma dirigiendo la orquesta una nueva consola de videojuegos.
SEGURIDAD
Es el apartado que debería albergar menos texto porque no existe ningún peligro viajando por libre. Las estaciones de autobús y tren son limpias y ordenadas. Las calles tanto de día o de noche son transitables. Siempre hay que tomar las precauciones de sentido común en los barrios rojos, cuando los burdeles se amontonan tras cientos de luminosos y llamativos carteles. Pero incluso caminando a altas horas de la noche, no tuve ningún problema. No hay estafas de ningún tipo a la hora de pagar en restaurantes o tiendas. No aceptan propinas e incluso se ofenden por ello. Son honrados y según mi honesta opinión, la gente por su amabilidad lleva nuestro viaje con justicia a rozar la perfección. Cada día puedes llegar a sorprenderte con su comportamiento tan educado y siempre con disponibilidad a ayudar cuando te vean perdido. Mis innumerables situaciones ante ellos y sus desinteresadas sonrisas aumentaron las buenas sensaciones a cada paso que avanzaba.
PRESUPUESTO VIAJAR A JAPÓN
Puede que sea el motivo por el que mucha gente deje este destino de lado, pero Japón es mucho más económico de lo que creemos. Aquí detallo los gastos de todo el viaje, incluyendo transportes, hoteles, comidas y compras. Ni que decir tiene, que yo fui con mi pareja y eso contribuyó a un gasto menor al poder pagar habitaciones dobles, siempre más económicas que las individuales.
Billete de avión a Japón ida Barcelona-Osaka y vuelta Tokio-Barcelona 719€ con Air France.
Japan Rail Pass (21 días) 471€ . Consulta precios y dónde conseguir tu Japan Rail Pass
Media de Gastos diarios, entradas templos, comida, incluyendo hotel (en habitación doble): 60€
Dormir: Un amplio abanico de posibilidades se abre en este apartado. En Japón podemos hospedarnos en tres tipos de hoteles. Los hoteles de negocios (50€ la doble), los hoteles cápsula (35€ la individual) y los Ryokan que son posadas tradicionales japonesas (150€ la doble). Sin duda alguna, los Ryokan son la mejor opción en lo que a calidad se ofrece, pero yo no estuve en ninguno. La mayor parte del viaje estuve durmiendo en hoteles de negocios, que son los mejores ubicados y con una relación calidad precio insuperable. Todos tienen desayuno incluido. Los hoteles cápsula, son una opción económica si se viaja solo, sino, acabaremos pagando por dos personas dos cápsulas que resultan más caras que los hoteles.
En las grandes ciudades tenemos la oportunidad de alquilar salitas de dormir con su enorme sofá y hacerlo por horas si no queremos pagar un día. Esto es perfecto si estamos cansados y debemos coger un transporte con una salida más tardía de lo deseado.
CONSEJOS IMPORTANTES SOBRE LOS HOSPEDAJES
Siempre hay que reservar con tiempo. Yo lo hice por Booking. Llevaba reservado el 80 por ciento desde España. Una vez allí podemos ir modificando sobre la marcha sin cargo alguno. Muchos hoteles rurales, hay que contactar directamente con el propietario vía email, porque sus páginas web vienen escritas en Japonés. No debería ser un problema presentarte sin más, pero los japoneses son desconfiados y poco dados a las sorpresas, y sin una llamada antes o un email, pueden llegar a decirte que el hotel está lleno.
Cuidado con el check in y el check out. Podremos hacer uso de nuestra habitación a partir de las 15 p.m (en algunos lugares 17 p.m), y largarnos sobre las 10 a.m.. Olvidaos de negociar si llegamos unas horas antes, os cobrarán por hora un precio nada acorde con el reservado previamente. Los albergues son distintos pero poco frecuentes en las grandes ciudades y llevados por familias que con una sonrisa hacen que puedas acceder antes y partir después sin ningún problema. La limpieza es extrema, los baños de por sí, merecerían un apartado propio. Los públicos aparecen con frecuencia en los lugares más turísticos. Si no encontramos, un centro comercial, o la cadena Seven Eleven y Family Mart pueden ayudar cuando más falta hace o más aprieta…
TRANSPORTES
Puede que sea un apartado donde haya que ir con cuidado, porque es donde la mayor parte del presupuesto se pueda ir.
IMPORTANTE: Obtener el Japan Rail Pass: Puede parecer caro cuando lo sacamos en España, pero en tres viajes queda amortizado. Es muy importante obtenerlo en el país de origen y activarlo en las estaciones de tren en Japón cuando vayamos a utilizarlo y no antes, porque los días empiezan a contar desde su activación.
Más Información sobre el Japan Rail Pass, para comprarlo y ver tarifas actuales visita esta página imprescindible: Cómo conseguir tu Japan Rail Pass
Para saber horarios exactos y apuntarlos en una libreta cuando los reservemos, esta página es la más usada durante el viaje.
La puntualidad es sorprendente y aunque tengáis que cambiar de tren varias veces para ir de un lugar a otro, siempre acabáis cogiendo el tren. Si perdéis un enlace, no ocurre nada. Con el Japan Rail Pass, esperáis al siguiente y ya está. Siempre es preferible reservar previamente (1 día antes) para obtener asiento, sino, a viajar de pie.
Importante evitar tomar taxis. Son caros y nada efectivos en las grandes urbes debido a los frecuentes colapsos en horas punta. Siempre encontraremos un metro, un tren o un autobús que nos deje donde deseemos. En Kioto, utilizar el autobús, con un único ticket de 5 Euros, podremos recorrer todo el día la ciudad. Es lento, pero nos lleva a cualquier lugar del centro o las afueras. En Tokio sin embargo, podemos utilizar el Japan Rail Pass, que sirve para coger trenes que van por la periferia de la ciudad. Los metros quedan excluidos del Japan Rail Pass, pero mi consejo es que compréis billete de metro de una jornada (10 Euros), y será muchísimo más rápido que empalmar trenes gratuitos. Yo lo hice y tardé mucho en llegar a destino, así que al siguiente día pagué e hice el doble de cosas. Recordad que no todos los días visitamos Tokio, y…¿qué son diez Euros?…
COMIDA
Un punto tan importante como las visitas a los mejores templos del país. Quien sea un buen amante de sushi, aquí habrá encontrado su paraíso. Quien sea fiel a los noodles, puede que nunca se harte de comer en los lugares más rocambolescos que uno pueda imaginar. Las carnes presumen de ser las más sabrosas del planeta (carne de Kobe), y aunque un filete puede llegar a costar 20 Euros al cambio, es un capricho que deberíamos satisfacer.
Para aligerar el presupuesto y no cargarnos el dinero previsto, podemos hacer uso de las cadenas Family Mart o Seven Eleven (yo lo hice muchas veces), donde siempre hay buen café, y comida fresca en bandejas. Muchos de ellos tienen staff para poder comer allí directamente, sino, podemos llevar la comida al hotel y calentar agua en la tetera de la habitación para hacernos unos noodles de fabricación, sorprendentemente buenos. Los precios de estos supermercados son variables pero al fin y al cabo mucho más económicos que comer en un restaurante.
Las cartas puestas en la calle de los restaurantes son reales. No hay impuestos a añadir y muchos escaparates exhiben sus platos hechos de cera, haciendo una copia exacta de lo que te van a poner.
Las máquinas expendedoras son la leche. Están a doquier por todos los rincones y no hace falta llevar una botella de agua siempre encima. Estas máquinas ofrecen cafés frescos y calientes, bebidas isotónicas y agua tan sólo por unos 80 Yenes la unidad.
CAMBIO DE DINERO
Los bancos aceptan Euros. El cambio que yo hice fue de 130 Y= 1€. Este apartado es muy flexible porque los mercados se mueven, la moneda se devalúa y nunca estamos contentos por lo que ofrecen las casas de cambio. Sacar con tarjeta de crédito, no es precisamente una buena opción, pero en los casos más extremos, nuestro banco nos cobrará una comisión de un 4%, eso si encontramos un lugar donde acepten nuestra foránea tarjeta de crédito.
Es preferible pagar en metálico que con VISA. En muchos lugares no las aceptan. Resulta increíble que un país a la vanguardia de las nuevas tecnologías no haya cogido costumbre de este uso tan utilizado en el resto del mundo, pero es así y no hay que forzar el llegar a los lugares sin efectivo.
VISADOS
No es necesario para entrar. Las tasas de entrada y salida, se incluyen en el billete de avión
VACUNACIONES
Nada en especial. Siempre es aconsejable tener un seguro médico, pero en Japón toma una importancia especial. Los médicos se negarán a atender a cualquier turista sin un seguro. Si por fortuna conseguimos que nos acepten en un hospital, preparad la cartera porque os resultará más cara la cura que el viaje entero. Yo lo saqué con mi Japan Rail Pass con una oferta especial de 35 Euros, con cobertura de 10.000 Euros en caso de hospitalización.
ITINERARIO DETALLADO JAPÓN
Uno no puede irse sin haber conocido Kioto. Puede que muchos prefieran Tokio o incluso que eviten estas grandes urbes, pero en mi opinión deben visitarse las dos como algo imprescindible de un viaje por Japón. Son dos ciudades distintas en muchos aspectos, pero van a la par en diversión ilimitada.
Si eres un amante de la cultura japonesa, debes ir una vez en la vida y si no lo eres….también.
Deja la excusas para más adelante y si te has decidido por ir a Japón, descubrirás que no todo son templos, que los samuráis dejaron de existir, pero que su legado cultural perdura. Que la comida puede convertirse en un placer, que las sonrisas furtivas de desconocidos son honestas, que sus paisajes pueden hacerte soñar, que todavía hay lugares que por mucho que hayas viajado no dejan de sorprenderte. Sea como sea, estoy seguro que Japón dejará huella en el corazón del viajero más exigente, haciéndose la promesa de regresar algún día en un futuro a ser posible no muy lejano.
NARA
Esta ciudad a unos 45 minutos de Osaka, es muy bonita y mucha gente decide hacer una excursión de un día desde Kioto. Yo llegando a Osaka desde España, decidí pasar la noche y fue un acierto involuntario ya que cuando oscurece, toda la ciudad se ilumina con farolillos y los residentes salen con sus mejores galas a comer en los puestecitos del casco antiguo. Es importante saber cuándo sucede este festival. Yo lo cogí a principios de agosto y fue una grata sorpresa. Los caminos están iluminados y el lago principal lleno de barquitas navegando. Comer en las tiendecitas ambulantes es mejor opción que hacerlo en un restaurante caro, ya que podemos obtener una variedad infinita a un precio atractivo.
Durante el día, nos acercamos a la oficina de turismo y pedimos un mapa donde te señalan los puntos más importantes que visitar. Nara bien en una jornada se puede visitar, pero insisto que la noche resulta incluso más llamativa. No perdamos el Buda gigante anclado en un hermoso templo de madera, llamado Todaiji. Mientras vamos hacia este templo principal, nos iremos cruzando con decenas de santuarios merecedores de una visita rápida y unas buenas fotografías. Si nos sobra tiempo y tenemos ganas de caminar, podemos subir a una colina llamada Wakakusayama, donde veremos toda la ciudad a nuestros pies y la tranquilidad aparece sin masificaciones turísticas.
KIOTO
Tan grande como sorprendente. Kioto a mi modo de ver las cosas, lo tiene todo. Olvídate de estar dos días, porque se te quedarán cortos. Los templos más impresionantes de la ciudad están esparcidos por todos los rincones y el modo de llegar a ellos es mediante autobús. Yo estuve alojado en la zona de la estación central de trenes, un edificio impresionante que ya merece una visita turística. Desde la misma terminal, los buses urbanos parten hacia todos los puntos de interés turístico. Ten en cuenta que cuando partas por la mañana, hasta la noche no llegarás. Allí fue el lugar donde activé mi Japan Rail Pass y donde hice uso de su buena conexión para visitar Kobe, Osaka e irme a Hiroshima.
¿Qué visitar? La oferta es muy amplia. No debemos perder el santuario de las puertas rojas de Fushimi-Inari. Si podemos ir a la tarde mucho mejor. En agosto el calor es terrible y atravesar las torii de este complejo no es tarea fácil. Eso sí, te garantizo que es un imprescindible de Japón.
Debemos planificar bien los días para que no perdamos las visitas más emblemáticas del país y es aconsejable no empezar a gastar dinero en entradas al principio, porque no resultan baratas. Luego te das cuenta que muchos templos son gratuitos y mucho mejores que los de pago.
Para abarcar lo máximo de Kioto deberíamos ver lo siguiente:
Norte de Higashiyama (con sus templos y jardines)
Sur de Higashiyma (pasear por los poblados y entrar en los templos (mucho más bonito que el norte)
Camino del filósofo (va del norte al sur y es especialmente tranquilo)
Mercado de Nishiki
Los barrios de Gion y perdernos por sus hermosas callejuelas tanto de día como de noche
Templo dorado.
Arashiyama (parque de los bambúes) y la hermosa villa de Okochi Sanso. Aunque caro merece una visita. El parque de los bambúes aunque gratuito, es algo decepcionante, pero todo lo que lo rodea, incluso el camino por el amplio río merece la pena.
Ponto-cho, y toda la zona del centro de la ciudad donde descubriremos calles llenas de restaurantes minúsculos pero con unas cartas envidiables. Para situarnos debemos ir paralelos al río donde decenas de terrazas con farolillos dan una buena referencia de dónde ir. Perderos por las calles y caminad horas, merece la pena y acabareis cansados pero con la sensación cada día que todavía queda mucho por descubrir.
KOBE
Catedral de la mejor carne del mundo. La carne de Kobe. A una hora desde Kioto tenemos esta ciudad moderna y muy poco japonesa que alberga las granjas donde crían a los bueyes que dan origen a según los expertos la mejor y más sabrosa carne del planeta. Mi visita fue una obligación de última hora porque quería ir a Amanohashidate , pero las fuertes lluvias se habían llevado parte de las vías. Así que en unos quince minutos y tirando de Lonely Planet, decidí ir a este imprevisto pero cercano pueblo.
Puede resultar prescindible, pero a mí me gustó mucho. Con su zona de casas coloniales en la montaña, un pequeño pero hermoso barrio chino y un puerto moderno, a mi entender son suficientes excusas para pasar un buen día. El único problema….el calor.
HIROSHIMA Y MIYAJIMA
A tres horas y media de Kioto en tren bala (reservar antes para ir sentado), encontramos esta conocida ciudad por los hechos sucedidos durante la segunda guerra mundial. Puede que encontremos un lugar ordenado, limpio y con mucha solera, pero un paseo al museo y parque de la paz, nos consciencia de las terribles consecuencias posteriores al lanzamiento de la bomba atómica que puso fin a la guerra entre Estados Unidos y Japón. Es muy entristecedor pero obviamente si venimos aquí debemos visitarlo. No deja indiferente a nadie.
Después de nuestra dosis de historia, podemos pasear por las modernas calles que dan a centros comerciales donde uno nunca se aburre.
Por la noche es aconsejable y divertido pasear por el barrio rojo, donde los burdeles se amontonan con matones en la puerta. Parece peligroso, pero no lo es. En esta zona encontramos restaurantes fuera del alcance del turista, donde puedes meterte y comer como uno más. Verás que el deporte nacional es el béisbol, un curioso dato, o mejor dicho, una macabra broma del destino, dejando los americanos como legado miles de muertos y posteriormente miles de aficionados a este aburrido deporte yanqui.
Hiroshima es la puerta de entrada a Miyajima, considerado uno de los tres paisajes más bonitos de Japón (los otros dos son Amanohashidate y Matsushima). Para llegar desde la ciudad, cogeremos un tren hasta la estación de barcos donde nuestro Japan Rail Pass sirve para obtener pasaje gratuito. Mientras navegamos por las grises aguas, entre criaderos de ostras, podremos ver la Torii más importante del país que parece flotar en el acerado mar.
Lo más importante no es la Torii, según mi modesta opinión. Creo que lo más sorprendente de esta isla, son los parques, los caminos, los puentes y la subida a la colina Misen (530m), que se hace mediante un teleférico, donde después de subir durante 30 minutos, llegaremos al punto más alto donde seremos testigos de unas apabullantes vistas del parque. Merece y mucho la pena venir a este lugar. Mucha gente se queda a dormir allí, donde decenas de hoteles y restaurantes dan la bienvenida al turismo local y foráneo.
Probar las ostras que venden. Están cocinadas con soplete y son muy ricas.
Después de tres horas y media de vuelta a Kioto, visité lo que me quedaba pendiente (una jornada), y cogí transporte hacia Koya-San.
KOYA-SAN
Llegar a este lugar puede parecer complicado. Después de consultar en la página de Hyperdia, para ver cómo podía hacerlo, me di cuenta que debía empalmar tres trenes con un funicular, para acceder a la montaña más sagrada de Japón. Con una puntualidad asombrosa vais enlazando trenes y llegáis a destino.
Visitar esta montaña no es algo que se haga en una mañana. Debemos hospedarnos allí y si queremos arruinarnos, podemos dormir en una Ryokan (posada tradicional japonesa), donde uno puede disfrutar de la tranquilidad y la belleza que estos lugares guardan entre sus paredes de madera y puertas de papel. Pero si hemos venido a Koya-san, no vamos a tener tiempo de amortizar los 150€ que nos cuesta la estadía. Podemos alquilar una cápsula en el único hotel de la montaña llamado Koyasan Guesthouse Kokuu, previamente en su página web. Ojo, porque se llena enseguida y si tenemos claro que vamos a ir hay que hacer la reserva un mes antes.
Pasear por sus innumerables templos es caro, pero altamente recomendable. Una única entrada es más viable que ir pagando de templo en templo, aunque ésta se limita a cinco visitas (más que suficientes). Pero lo realmente asombroso de este lugar, es su cementerio ubicado en plena montaña. Mientras hacemos camino por él, iremos encontrando escondites mágicos y templos budistas de una belleza inigualable. Si queremos ver la ceremonia o los rezos de los monjes, debemos madrugar y subir por la montaña (20 minutos) a las 5 de la mañana. Apenas encontraréis a gente y ese momento se queda como un recuerdo imborrable.
Saliendo de la ciudad, podemos encontrar un camino que sube por otro extremo de la montaña. No es muy difícil y si se hace cuando el sol esconde sus barbas, podréis deleitaros de unas vistas únicas en la región donde llegaremos a ver incluso el mar en el horizonte.
Cenar en Koya-san es algo caro pero rico. Los restaurantes son totalmente de estilo japonés y las mesas quedan expuestas apenas a 30 cm del suelo. Dad una vuelta y sobre las siete de la tarde elegid un restaurante. Koya-san se va a dormir temprano.
OSAKA
Reconozco que esta ciudad tan solo me pillaba de paso. La curiosidad pudo conmigo y me quedé dos noches, para poder ver a este gigante desenvolverse como urbe vanguardista y ultramoderna. La calle Dotombori es una pasada, sobre todo cuando la noche la envuelve, dando más vistosidad a los paneles luminosos y sus gigantes pantallas anunciando todo tipo de cosas. Simplemente pasear bajos las luces de neon y cenar una buena comida, es un motivo más que suficiente para hacer una paradita.
De día podemos visitar el Umeda Sky, donde unos ascensores de vértigo te llevan al mejor mirador de la ciudad.
Puede ser que Osaka quede fuera de los planes de muchos, pero mi visita resultó muy grata, más sabiendo que era la penúltima ciudad que pisaba porque partía hacia los Alpes Japoneses.
TAKAYAMA
Desde Osaka, partí bien temprano hacia los Alpes Japoneses. Mi destino era la archiconocida Takayama. En el viaje en tren uno no debe perderse los paisajes que por la ventana van desfilando. O sea…¡prohibido dormirse!.
En Takayama me hospedé en un lugar encantador, al ladito mismo de la aldea Hida. El lugar se llamaba Sakura y era un albergue para mochileros con sus espaciosas habitaciones. Puede que haya sido el único lugar en todo el viaje que haya estado más en la honda del mochilero, ya que el resto de los hoteles visitados (exceptuando Koya-san), eran de negocios donde poco espacio y tiempo quedaba para las típicas charlas con otros viajeros.
La mejor opción, es alquilar una bicicleta y recorrer el pueblo. Dejarte llevar es un consejo sabio, porque con los mapas, puede que te hagas un tremendo lío como me sucedió a mí. El centro histórico apenas ocupa tres calles paralelas al río, pero es muy bonito y altamente recomendable.
La visita a la aldea Hida, es un típico de la zona. Aunque preparada para el turista y construida recientemente con materiales nuevos, podremos ver cómo vivían en el pasado los antiguos habitantes de los Alpes Japoneses. Si queremos ver las auténticas casas, podemos ir a Shirakawa-go desde Kanazawa.
Puede que me decepcionase bastante Takayama, donde la industria periférica ha borrado todo rastro de pueblo tradicional, pero a su favor diré que es un punto estratégico para visitar toda la zona montañosa de la región.
Hay decenas de posibilidades mejores que no pude hacer por falta de tiempo; como ir a Matsumoto, o hacer el camino de Magome y Tsumago. Caminar por los picos más elevados dicen que es maravilloso, aunque hace falta mucho tiempo y dinero ya que la zona es de las más caras de Japón.
KANAZAWA
Nadie la conoce. Está justamente al otro extremo de Japón dando la cara al Mar de Japón. Su exclusión de la segunda guerra mundial hace que sus templos, jardines y barrio de Geishas estén como hace décadas. Puede que no sea un territorio conocido y la gente tire para otro lugar, pero es un punto perfecto para visitar Shirakawa-go, situado a una hora en bus desde Kanazawa.
No perderse el Palacio Real o los jardines adjuntos al mismo. Según dicen las guías de viaje, son los más bonitos del país.
Shirakawa-go, es una auténtica aldea Hida y si buscamos imágenes en internet de lo que nos espera, nos sorprenderá la belleza de su entorno. Es de los pueblos más bonitos del país aunque en su contra tiene a las hordas de turistas que cada día cruzan el pueblecito y todo signo de tranquilidad se desvanece. Si hay tiempo, podemos optar por dormir y pasear cuando el resto haya marchado a sus respectivas ciudades.
Desde Kanazawa puse rumbo a Sendai. El camino era el más largo que hacía del tirón. Unos 800 kilómetros me esperaban.
SENDAI
¿Por qué Sendai?…..Debía ir a Matsushima, y la única manera de hacerlo era por esta ciudad. También me quedaba relativamente cerca el Valle de Tono, por lo que sacrifiqué un par de días pernoctando en Sendai.
La ciudad en sí, poco dice. No hay turistas y la gente suele mirar mucho más al extranjero. Lo bueno de Japón, es que cualquier metrópoli es divertida y la comida buena. Nunca te cansas de pasear y observar a los nipones. Puede que una librería manga te sorprenda más que un templo, o que un robot te dé la bienvenida al entrar en una tienda. Vayas donde vayas, siempre hay algo que te sorprende.
Matsushima, es uno de los tres paisajes más bellos, según cuentan los japoneses. Un trayecto en tren desde Sendai te planta en menos de una hora. Las vistas son espectaculares y las posibilidades de caminar por libre en la zona, muy agradecidas. Su rebelde mar hace imposible el baño, pero caminar por las islas conectadas por puentes es un pretexto suficiente para justificar la excursión. El clima no fue benévolo y mi paso quedó algo empañado viendo que el lugar con unos rayos de sol cambiaría completamente.
Si no se está cansado y la lluvia no hace acto de presencia, en el muelle principal se puede coger un barco donde poder llegar a los lugares más inaccesibles. Yo me quedé dormido tirando por la borda cualquier opinión objetiva.
Mi consejo es que recorráis todos los rincones descubriendo playitas encantadoras. Sin prisas pero sin pausas….
VALLE DEL TONO
Pocos lugares dan tanto por tan poco. Puede que no sea un lugar ideal para visitar en un espacio breve de tiempo y más si vamos con prisas por el país. Pero para mí fue especial y al mismo tiempo extraño. Ya cuesta bastante localizarlo en el mapa, pero más costoso es llegar, teniendo que hacer transbordo en trenes y autobuses.
Youth Hostel Tono, fue el albergue donde nos quedamos. Los ancianos que la regentaban eran entrañables. Allí servían el desayuno y la cena porque no existían los restaurantes. Tan solo una máquina expendedora de bebidas situada a un par de kilómetros te recordaba que seguías en el país del sol naciente.
Las leyendas más conocidas nacen de este pueblo. Muchas de las historias que vemos en los cómics manga están inspiradas en este rinconcito alejado de todo. Los mejores cuentacuentos salieron de Tono. Sus miedos en el pasado hicieron crear a los temibles Kappa, que son duendecillos con forma de tortuga que merodeaban en los oscuros rincones del río para alimentarse de niños curiosos. Hoy en día las figuras y pinturas de estos imaginarios seres, adornan los caminos y la bicicleta es la mejor opción para perderse por sus interminables arrozales donde el tiempo se detiene.
Es una visita aconsejable, pero alejada de todo y logísticamente un desastre para llegar. Sólo los más aventureros llegan a esta comarca. De hecho, en el albergue pudimos constatar que no venía un extranjero desde hacía meses. Sus gélidas temperaturas en invierno y sus lluviosos veranos, hacen de Tono una visita a conciencia. Yo personalmente repetiría y sin dudarlo me hubiera quedado más tiempo de tenerlo. Es un buen lugar para desconectar de todo y hundirte en tus pensamientos.
TOKIO
Interminable es el adjetivo que más acude a mi mente cada vez que me da por pensar en la capital.
Por muchos templos que hayamos visto, no debemos perdernos Meiji-jingú, situado en pleno corazón de la ciudad y aprovechar el tirón para caminar por sus alrededores donde nos daremos de bruces con los barrios más frikis que hayamos visto jamás.
Debemos tener claro cuántos días estaremos. Yo estuve cuatro y me quedé corto. El mercado del pescado es obligatorio. Si estamos de humor, podemos madrugar para ver la subasta (5.00 a.m.), cogiendo un taxi. Si decidimos dormir, podemos visitar a las 9.00 a.m. la zona donde poder degustar en sus alrededores el sushi más fresco del mundo. La visita implica toda una mañana, ya que saliendo del mercado, podemos callejear y ver cientos de puestecitos de comida. La zona es una maravilla.
Impresionante el cruce de Shibuya. Tanto de día como de noche, aunque recomiendo que la primera vez sea de noche. No se olvida. Podremos cruzar cuantas veces queramos mezclándonos con los miles de transeúntes. Un buen lugar para observar es el Starbucks Coffe. Si tenemos paciencia podremos coger un buen sitio y tomar un buen café al ritmo que la gente cruza por este magnífico nudo de comunicaciones.
Para ver Tokio a tus pies, podemos subir a las oficinas del Gobierno metropolitano, situadas al lado del edificio Cocoon. Es gratuito y tiene muy buenas vistas. No olvidar recorrer la zona, así como caminar por el barrio de la electrónica, el barrio manga y el barrio coreano, sorprendentemente encantador.
Desde Seso-ji (indispensable), podemos hacer las compras de última hora. Desde este conocido templo podemos visitar Ueno o ir caminando sin rumbo por las calles llenas de vida. A mí personalmente me gustó Tokio mucho más de noche que de día.
Si hay tiempo y dinero (2 0 Euros), hay que subir al Tokio Sky Tree. Es la torre de comunicaciones más alta del mundo. Todo lo que pueda decir se queda corto. Es un buen dinero invertido para tener toda la capital delante de tus ojos. Si el día está despejado como ocurrió en mi caso, podrás ver el Monte Fuji asomando por el horizonte. Desde allí, un paseo de media hora te devuelve a Ueno.
Visitar Tokio, es indudablemente visitar Japón. En cualquier escondrijo podrás encontrar un templo, una ceremonia y todo con un orden aplastante que no deja duda alguna, de que hablamos de la civilización más educada que hayamos visto jamás. De hecho el metro ya es una aventura y sus enlaces interminables. Moverte por Tokio es como ir al futuro, donde podrás darte cuenta que entre Kioto y Tokio hay una abismal diferencia lo cual resulta irresistible para cualquier viajero, porque una no es mejor que la otra sino que se complementan para que el viaje sea perfecto.
CONCLUSIONES
Acertada decisión si has puesto en tu agenda el viajar a Japón por libre.
Su religión hace acto de presencia en los miles de templos salpicados por todo el territorio. Tan pronto un robot dotado de inteligencia artificial te da la mano en un centro comercial, como te das de frente con un templo a escasos metros, donde los sacerdotes ponen orden a tantas peticiones de un pueblo supersticioso que avanza a contracorriente haciendo siempre las cosas con una quisquillosa perfección difícil de asimilar.
Si vas con las expectativas bien bajas, no te preocupes, que estás dispararán cualquier gráfico creado en tu mente, porque de lo que estoy seguro es que tu corazón te pedirá más y más y cuando más acorde y contento estés de haber conocido este fascinante país será hora de regresar.
Bienvenido a Japón….. o como te dirán ellos en infinitas ocasiones… ¡Konnichiwa!
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