No hay que andar mucho y callejear tanto en moto como a pie, para caer rendidos a un hechizo que llega a embrujar al más exigente para luego rendirle cuentas
Nuestra aventura en Filipinas ha costado de arrancar. Haciendo unos días en Tailandia, mirábamos atentos como las bisayas, siempre con la presente incertidumbre climatológica, nos invitaban a venir y recorrer sus islas. Tocaba ir a la famosa y diminuta Malapascua.
Mi ruta principal, se venía abajo, tras un intento fallido de empezar el país por Palawan. Sus fuertes lluvias me hicieron virar a última hora, empezando por Cebú, para dirigir mis pasos al Norte donde a unos 30 minutos en una bangka (barco) desde la desgarbada Maya, te plantas en un lugar que para muchos es un santuario de mochileros y para otros una catedral del submarinismo.
Razón no les falta, pero no nos engañemos. Malapascua carece de la belleza de muchos islotes que he ido viendo durante mis viajes y la basura en algunas playas, llega a ensombrecer lo que sería un lugar perfecto, tanto para el descanso, como para la fiesta. Incluso llegamos a oír a nuestro paso, que ofrecían a los lugareños una cerveza por una hora de limpieza y a tres días de mi paso, todavía andan metidas en las neveras.
Todo esto no afecta en absoluto a la pequeña isla. No hay que andar mucho y callejear tanto en moto como a pie, para caer rendidos a un hechizo que llega a embrujar al más exigente para luego rendirle cuentas, haciendo que nuestra estancia pueda alargarse más de lo planificado.
Sus callejuelas se estrechan y hacen del centro urbano, un laberinto con unos tintes rurales que hacen darte cuenta, que no sólo hay centros para hacer submarinismo, sino que Malapascua, tiene su sangre, su carácter y que su corazón bombea a todo ritmo sin caer a plomo en el fácil negocio del turismo en masa.
¿QUÉ HACER EN MALAPASCUA?
Recorrerla en sentido circular, ya sea en pie o en motocicleta. En teoría, podríamos hacerla sin vehículo en unas tres horas. Pero recordemos que estaremos parando cada dos por tres en alguna playa que nos entre por los ojos. La mayoría optamos por tomar el faro de Guimbitayan, como referencia y primera parada, e ir parando hasta que lleguemos al Norte donde un complejo vacacional en ruinas, arrasado por un tifón nos señale el final del camino.
Hay que proveerse de agua para hacer estas caminatas. No está de más intentarlo en motocicleta, donde pese a ser muy estrechos los caminos, son seguros. El precio por alquilarla es de 200 PHP/Hora o 500 PHP/1 día entero.
Dejarse llevar por la famosa y principal playa de Bounty. Pese a que los Centros de buceo invaden el territorio de la parte Oeste, en el Este podemos pasear y elegir el trocito de playa que más nos guste. Descansar en Malapascua no es una opción, sino una obligación.
Hacer al menos un par de inmersiones. Puede que no tengáis el título. Allí por un precio razonable podéis obtenerlo y además si el idioma es un muro, encontraréis un Centro donde hablan español. Si en vuestro caso poseéis del carnet internacional, pues no está de más ir a ver al famoso tiburón zorro en un par de inmersiones que hacen, con salida a las 5 de la mañana y no bajaremos más de 30 metros. Su sesión de exfoliación, hace que estos animales suban a poca profundidad, pudiendo avistarlos con un 75% de probabilidades. Por supuesto que hay más puntos interesantes bajo las aguas como Isla Gato o Isla Lapus Lapus. Si pedimos información a nuestro centro de buceo, nos ofrecerán lo que realmente busquemos. Los precios por inmersión son de $25, el equipo y un curso puede andar sobre los $350.
Hacer la excursión a la Isla de Kalangaman. Y es que éste clásico deja mucho que desear por sus precios, pero entendamos que de los 1300 PHP que nos piden, 500 son para la conservación del entorno cobrándotelo en tasas a la llegada a la isla y el resto se lo embolsa la compañía que contrates en Malapascua. El viaje dura dos horas y se hace en una bangka grande con una capacidad para 40 personas. La excursión también incluye comida en cubierta. En teoría, sólo admiten a 300 personas al día en este trocito de arena blanca bañada de palmeras, pero no tengo noticia que nadie se haya quedado sin ir por exceso de turismo. Una opción muy viable es quedarse a dormir allí en una especie de tiendas de madera muy pequeñas. La experiencia promete atardeceres inolvidables y la seguridad de que cuando todos hayan marchado, toda la isla quedará enterita para ti. La famosa lengua de arena, queda cubierta muy pronto por la marea. Yo apenas disfruté de ella, afeándola con unas bollas naranjas, por cuestiones de seguridad. El snorkel, es fantástico. No olvidéis vuestras gafas de buceo, porque justo donde te dejan los barcos, en el lado opuesto, apenas a 50 metros, podremos zambullirnos y disfrutar del coral en apenas cien metros de la orilla. La parte opuesta a la lengua de arena, es para mi gusto incluso más bonita.
¿DÓNDE DORMIR EN LA ISLA DE MALAPASCUA?
Es recomendable reservar antes de pisar la isla. Si no habéis podido, os tocará caminar hacia el centro del pueblo situado a tan solo diez minutos de la Playa de Bounty, pudiendo encontrar hostales y hoteles para todos los bolsillos.
Yo dormí en el Slam´s Garden y estuvo genial. Las habitaciones con ventilador eran realmente económicas (unos 23€). La piscina y el ambiente, fabuloso.
¿DÓNDE COMER Y BEBER EN LA ISLA DE MALAPASCUA?
Mi favorito sin duda alguna fue el Vila Sandra. Con una música en vivo impresionante, sirven platos vegetarianos y veganos. Este albergue mochilero es todo un mito en la isla y más su anfitrión Jonjon.
El Maldito, pegadito a la Bounty Beach, es un tiro seguro. Con enormes platos, pagaremos más pero comeremos el doble. Su Pizza, es descomunal. Su carta, casi infinita.
Hay muchos más lugares más pero recomiendo para comer el centro del pueblo, donde se encuentra el mercado. De cocina filipina, podremos degustar exquisitas croquetas, estofados muy parecidos a los españoles y batidos fantásticos a precios imbatibles. Puede que hablemos de un lugar que se haya ido adaptando a los nuevos visitantes, pero no pierde ni un ápice de encanto cuando queramos entrarle de cara a la gastronomía local, sin correr riesgo alguno.
CONSEJOS PARA SACARSE EL TÍTULO PADI
Mi consejo siempre es el mismo, no queramos obtener una licencia que a muchos nos costó tres meses, en tres días. Un fallo bajo el agua es una sentencia de muerte, y se dan muchos casos en los que hacer dinero a granel le vale a muchos, más que formar debidamente a los ilusionados viajeros. En mi visita a Malapascua, oí de todo. Desde una chica que se quedó sin aire a 30 metros y subió de milagro a otra que dejó el curso a medias y pagado por la poca dedicación y atención recibida. No son todo malas noticias, os puedo decir que en este mundillo como en todos, hay profesionales y cara duras. Sólo es cuestión de que elijáis bien antes de poner no vuestro dinero, sino vuestras vidas en manos de alguien.
CONCLUSIÓN
Pese a ser el pistoletazo de salida en mi aventura por Filipinas, parece que haya empezado la casa por el tejado. Creo que ha sido un acierto, después de virar en mi viaje y cambiar el orden, empezando por las Bisayas y acabando por Palawan. Sólo sabré cuánto hay de mito y de realidad, una vez acabe mi viaje, respondiéndome la pregunta de si Malapascua es uno de los mejores lugares del país.
AMBIENTE: 8/10
RELACIÓN CALIDAD PRECIO: 7/10
SUBMARINISMO: 9/10
SNORKEL: 6/10
Pese a poner el listón muy alto, las playas no son de ensueño, las arenas llegan a ser blancas, pero muchas carecen de limpieza, que las inmersiones, para tener la fama de ser las mejores del planeta, son bonitas pero a la altura de muchísimos lugares en el Sureste asiático. ¿Pero si estoy diciendo todo esto? ¿Qué tiene Malapascua?¿Por qué acabó gustándome tanto?
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