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Llegar a la ciudad de Gondar, no ha sido fácil. Los aviones sufren continuos retrasos por el variante clima de la estación lluviosa. Tres horas de espera en Axum, han capado mi visita cultural a la ciudad o eso pensaba yo. La realidad es bien distinta. Por mucho que hubiera llegado temprano, no podría haber visitado más lugares de los realizados.

Siendo la cuarta más grande de Etiopía, con una población de unos 300.000 habitantes, Gondar, está en pie de guerra. La fuerte represión que el gobierno central está haciendo en esta provincia, tiene enfurecidos a los ciudadanos. Las manifestaciones son continuas y mi estancia pendía de un hilo por la inestabilidad y la poca seguridad que ahora mismo, esta zona puede ofrecer al turismo.

El hecho de que hayamos sido los únicos viajeros que hayamos tenido el valor de ir a ver el castillo y la iglesia más antigua de la ciudad, ha sido debido a la profesionalidad de un guía, que ha sabido moverse como un felino por todos los rincones.

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Desde el aeropuerto es posible contratar un hotel, un conductor o  un autobús particular que te lleve al centro. Son 20 kilómetros de distancia por una asfaltada pero hermosa carretera, rebosante de vida. Los niños ataviados con sus látigos, conducen el ganado, que se cuenta con los dedos de una mano. Los jóvenes, siempre en grupo, se divierten con juegos infantiloides para averiguar quién es el  macho alfa. Los ancianos van y vienen con sus típicos y largos bastones.  En Etiopía todo el mundo se mueve. Nunca sé si van o vienen. Siempre me pregunto por sus vidas, por sus destinos y cuántos hermanos u hijos tendrán. Los caminos de África siempre son difíciles de olvidar. Repletos de vida, puede que tu viaje acabe basándose en admirar como discurre la vida africana delante de tus ojos.

Nuestra llegada, al Taye Belay Hotel, ha sido rodeando todo el centro. Por lo visto, tienen prohibido circular vehículos en el epicentro de los altercados contra la policía y el ejército, que ocurrieron hace escasos días. Un autobús incinerado, nos ha dado la alarma de que la cosa no va en broma y que la seriedad del asunto, va más allá de lo que creíamos. Tenía la esperanza de que todo fuera exagerado, que tan solo un rumor se hubiera agigantado, haciendo el efecto bola de nieve y que apenas fuera en realidad un copo. Pero no.

Contactando con un guía a través de nuestro consejero y auxiliador Mr. Habtamu, puede que Etiopía sea quince veces más fácil de hacer. Este señor afincado en Addis, gestiona una agencia de viajes que tramita todo lo que le pidas. En caso de emergencia, cuento con él.  Lo que a ti te cuesta una semana en conseguir, él con una llamada a cualquier punto del país, lo arregla todo con delicadeza y silencio en cinco minutos.

Un señor de apenas cincuenta años, ha venido a la recepción del hotel. Ha hecho un par de llamadas y hemos arrancado corriendo la jornada ya mermada por el gran retraso que llevaba debido al vuelo cogido esa mañana. El ritmo impuesto de este experto en la materia era tan fuerte que le he parado dos veces. Con su inglés claro y perfecto, me ha dejado claro que o lo hacíamos de ese modo, o que no se hacía. En mi hotel, dos turistas se han quedado sin visita por falta de guías atrevidos. Sin pensarlo dos veces, he arrancado a ritmo etíope a correr por todas la calles de Gondar.

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VISITA
Es muy importante, si venimos en épocas de calma en dosificar dos días para poder ver la ciudad y sus alrededores. Mi falta de tiempo, ha hecho que sólo realice lo más importante del centro urbano.

El Recinto Real, es el más conocido y fotografiado monumento de Gondar y posiblemente entre en el top cinco de Etiopía. Se compone de cinco castillos construidos sobre un gran terreno frondoso de 70.000 m2. La entrada, económica incluye la tasa para fotografiar y sólo es válida para un día. Leí antes de ir, que contenía seis castillos. Yo sólo he encontrado cinco, o al menos eso es lo que me ha contado el guía. El más impresionante, es el más antiguo y el que se ve primero. Pero el secreto de la visita, es indagar en sus interiores e ir informándose de la historia de cada castillo y qué reyes los construyeron.  Esta visita podría llevarnos una hora o mucho más si queremos relajarnos.

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Debre Birhan Selassie o conocida como “la montaña de la iluminada trinidad”. Esta iglesia  de más de 300 años, es una de las que más me ha gustado de lo que llevo de viaje. El motivo no sabría explicarlo. Supongo que el entorno solitario, la tensión del momento buscando al guardián para que la abriera y las bonitas pinturas que la visten en su interior es motivo suficiente para que me haya quedado prendado de tan singular y rara construcción. Su entrada es independiente del castillo. Al guardián hay que darle propina, pero a mí se me ha ido antes de que me diera cuenta. Algo extraño en estos sacerdotes que están con la panza arriba muchos meses al año, sin trabajar, viviendo de la caridad de los pobres feligreses, a los que apenas les llega para comer. La fe, siempre ha sido una buena compañera de las desgracias. Visitar artículo sobre Axum. 

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Hay muchos lugares. Coged una guía y estudiad dónde queréis ir. Gondar parece una ciudad caótica y algo desaliñada. La vida dinámica y desenfrenada con muchísimos puntos culturales,  hace que este punto en el mapa, entre justamente en la lista de la ruta por el norte histórico del país.

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