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Todavía me sorprende mi capacidad de inadaptación a medida que los años van avanzando para acudir a eventos inventados por una sociedad que ya no se apoya en pilares religiosos para tal celebración, sino que convierten esta fecha en algo tan puramente consumista que me asombra ver que la gente sólo decida reunirse en unas fechas que coinciden con unos festivos nacionales y nada más.

Hoy he leído una noticia que me ha dejado patidifuso. Resulta que las redes sociales son las causantes de muchas depresiones, creadas por la envidia que genera, que un tercero vea tus fotografías en compañía de tu familia y para más guasa, que te vea feliz!!!!!

Si no fuera porque estas plataformas las utilizo para compartir información (desinteresadamente), con otros viajeros, afirmaría sin pudor alguno, que estamos viviendo un momento mágico en las telecomunicaciones, pero jodidamente malo en temas sociales.

Vaya…. Sabía desde hacía tiempo, que el primer sentimiento contraproducente que sienten los niños, era la envidia. De hecho y por casualidades del “zapping”, un capullo de la telebasura, comentó, que generar envidia a tanta gente, es difícil y te lo tienes que trabajar ¿Trabajar? Vamos, que no tengo otra cosa que ir colgando mis viajes, para crear tan adverso sentimiento entre mis amigos y conocidos.

Vivimos épocas tan libres de información que la gente, se acaba colando en tu casa, en tu vida y a veces, tienen el descaro de afirmar que se han metido en tu corazón. Mucha culpa, evidentemente la tienen los que cuelgan tonterías esperando esperanzados, que alguien los anime, se regocijen y se meen en su tristeza. Jamás hice eso y espero no caer en tal vicio, pero creo que cada cual crea sus círculos con vistas a que los ayuden en el caso de que estemos de bajón.

Yo, de la vieja escuela, cuando algo me preocupa, trato de hablarlo con mis allegados, con mi familia, o me tomo una buena cerveza y reflexiono sobre la solución y si no la hay, qué atajo tomar para reiniciar mi mente sin perjudicar a mis sueños, ilusiones  y mis auténticos objetivos.

Tenemos la gran fortuna de vivir unos tiempos que toda la información está en nuestras manos a través de una pantalla de ordenador ¿Os imagináis tirando de páginas amarillas como antaño? Tampoco está tan lejos de lo que hablo. Hace unos años, era impensable el poder navegar desde un bar, como ahora ando, estando abierto al mundo. Mientras escribo estas letras, de reojo, voy mirando qué país visitar en mi próximo viaje, en otra ventana, un artículo que habla de un último incidente entre palestinos e israelíes. Mi correo abierto, esperando alguna respuesta sobre mi hospedaje en Taiwán. Es tan fantástico el mundo que se ha creado para nosotros, que me quiebra al pensar que la gente lo mal utiliza y censa sus ilusiones y sus sueños, en mirar de soslayo la vida de otros a su alrededor que ni siquiera conocen realmente.

Pasemos las fiestas como podamos. Quien disfrute de la Navidad, pues adelante. Quien no, que haga oídos sordos y pase del tema. Pero no debemos caer en un abismo de envidias, consumismos desmesurados, cuando de lo que se trata realmente, es de vivir la vida el resto de los 362 días del año.

Vive tu vida y deja vivir al resto. Felices y jodidas navidades a todos.

*Fotografía: Huída a ciegas de las fiestas navideñas el año pasado a Corea. Un fin de año, en Seúl, tan distinto al resto, como divertido.