Un clásico en los desayunos japoneses. Este delicioso pastel de judía, inventado hace casi un siglo por un samurai japonés, se ha convertido en todo un símbolo nacional. Conocido mundialmente por ser la comida favorita de Doraemon (serie de dibujos animados japonesa), ha traspasado fronteras, pudiendo encontrar este delicioso «quita-hambres» en muchas tiendas de nuestro país de procedencia. Nosotros tratamos de probarlos todos y nuestra misión cada mañana, era buscar un buen café y un buen Dorayaki.
Las cadenas de tiendas que abren las 24 horas del día, como 7 Eleven o Family Mark, están por todos los rincones y disponen de variedad de sabores, pero recordad, hay que ser rápidos. Vuelan a media mañana y si por la noche entra el “mono”, ya podemos buscar otras alternativas igual de buenas como el pastel japonés o mochis. Son adictivos y llenan muchísimo el estómago.
Los mochis de hecho, son una artesanía. Está hecho de un arroz especial, el que golpeándolo continuamente se acaba convirtiendo en una pasta. Son deliciosos y añadiendo azúcares, colorantes y diversos compuestos químicos o naturales, adaptan diferentes sabores y formas.
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