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Hablar de Cracovia o Kraków, como la conocen los polacos es sencillo. Alejada de ajetreos importantes que tienen cabida en otras ciudades europeas, nos encontraremos una ciudad relajada, pacífica, orgullosa y llena de vida. La ocupación nazi y después el comunismo, marcaron a los polacos más mayores. Pero este país en plena adolescencia democrática, quiere profundizar y concienciar a todo visitante cuál fue su historia. Se puede decir, que es fácil e intuitiva, amable y divertida. Casi sin avisar, de repente nos daremos cuenta que le hemos cogido por completo el tacto a tan encantador lugar.

 

¿QUÉ HACER EN UN DÍA?

El Centro Histórico es fácilmente reconocible porque es mayoritariamente peatonal, y está situado en un perímetro de césped fácilmente visible, que antiguamente se usaba de foso para dificultar cualquier invasión. Este cinturón verde es muy útil para situarnos en cualquier mapa turístico no perdiendo jamás la orientación. Alejado de todo tráfico, el estrés deja paso a una tranquilidad palpable, acompañada por la belleza de su enorme plaza medieval, considerada la más grande de todo el continente.

Esta enorme plaza de 40.000 m2, llamada Plaza del Mercado, data del año 1257. Durante su historia ha sido testigo de celebraciones, ejecuciones e incluso de que le cambiaran su nombre durante la ocupación nazi llamándola: Adolf Hitler.

Cracovia late al ritmo de su gran plaza, pero aun siendo el corazón de los cracovianos, no sería nada sin sus monumentos repartidos a lo largo y ancho de sus calles que afluyen hasta el mismísimo epicentro de tan colosal lugar.

Por tener, tiene y muchos puntos de interés históricos, que no debemos pasar por alto. Por ejemplo y para empezar por proximidad, tenemos el mismo mercado situado en pleno centro, donde antiguamente era usado, por la nobleza para comprar joyas y textiles (mercado de los paños), mientras afuera, bullía la vida en otro mercado al aire libre, donde la plebe vendía y compraba todo tipo de víveres. Actualmente, este recinto de bonita construcción, es usada como mercado turístico, donde comprar todo tipo de recuerdos a un alto precio.

Una vez cruzamos por el interior del mercado, encontramos La Torre del Ayuntamiento. Un edificio que está en desuso y que con los años quedó reducido a una torre sencilla pero que ya forma parte del carácter independiente de las construcciones que a menudo nos parecerán algo alocadas y desordenadas.

Ahora pasemos a la más famosa y curiosa basílica de Cracovia, conocida con el nombre de Santa María, fácilmente visible, mirando desde el centro de la plaza, dirección noreste. Sus dos torres desiguales, son carácter inequívoco  de la rica y curiosa historia que envuelve a cada edificio que iremos visitando. Para visitarla, tenemos tres accesos, uno por el lateral, donde los turistas y los tours tienen autorizado el paso, pero con restricciones, otra que es la central, donde si decimos que vamos a rezar tendremos acceso directo y gratuito y una tercera que está en la puerta de frente a la izquierda, donde se compran los tickets para subir a la torre más alta y de ese modo obtener, una de las mejores vistas de la ciudad.

Si seguimos la calle hacia la derecha por la misma basílica, nos iremos cruzando con hermosas y adoquinadas plazas y avenidas anchas, llenas de encanto, pudiendo llegar a pensar que es cierto lo que dicen de Cracovia: que es la ciudad medieval más bonita de Europa.

Si nos desviamos desde la Basílica de Santa María buscando los límites del antiguo foso (cinturón verde), llegados a un punto donde los límites del Centro Histórico rozan su final, llegamos al famoso Teatro Municipal Polaco, un hermoso edificio digno de ser visto para emprender nuestra marcha hacia las murallas originales de la ciudad.

Si vamos rodeando el hermoso paseo, llegaremos a la Barbacana de Cracovia, símbolo inequívoco de muchas postales y fotografías de guías. Es una fortificación defensiva circular que precede a la única y original entrada, evitando durante la historia antigua, cualquier invasión desde el Norte.

Justo detrás mirando hacia el Centro histórico, para volver a meternos entre sus calles, debemos cruzar La Puerta Florianska, la única que queda en pie con su tramo de muralla muy bien conservado y restaurado. De allí sale la famosísima Calle Florianska que nos devolverá de nuevo a la Plaza del Mercado.

Pero hablar de la rica historia de Cracovia y no hablar de Casimiro el Grande, es como quedarnos a medias.  Nacido en 1310 y fallecido en 1370, gobernó e hizo grande a Cracovia, dando las bases para crear tanta riqueza cultural y arquitectónica. Suyos son los méritos por no acusar y echar a los judíos de Europa por la peste negra, aceptando que se trasladaran a la ciudad para que dejaran de ser perseguidos. Pero dejemos de hablar de fechas, y pongamos atención en la importancia de este personaje, que mandó construir el más importante castillo de toda Polonia, en la antigüedad y en la actualidad. Con el río Vístula, la colina en la que se aposente y las leyendas que lo cubren de misterio, nos espera una visita muy recomendable. También mandó levantar una universidad sin departamento de teología, porque el vaticano no pudo consentir que una ciudad como Cracovia quitara protagonismo a Praga, donde el grifo de ayudas a la Santísima Iglesia se vería amenazado por parte de la realeza. Aún y pese a las trabas y no poseer ese sello de autentificación (autorización papal), llegó a funcionar, acogiendo al mismísimo Copérnico.

Para entrar en el Castillo de Wawel (no en los aposentos), no hay que pagar. Lo más destacado, es visitar la basílica. Pero si queremos meternos a curiosear y no nos importa pagar unos 15 PLN podremos acceder a las cámaras interiores. También recomiendo la subida a las criptas, situadas en la torre de la basílica por el mismo precio.

Mencionar, que a mucha gente le sorprende la arquitectura algo ambigua y dispar, ya que parece hecho con parches y en diferentes momentos de la historia. Eso es cierto, ya que la monarquía electiva, una vez subía al poder, quería no sólo dejar su huella con el nuevo alzamiento de una nueva cúpula, sino que se aseguraban descansar llegada la hora,  sus restos mortales en criptas bajo suelo sagrado.

Una vez hayamos acabado la visita de Wawel habremos finalizado un tour de una mañana a paso ligero. Pero hay otra muchas cosas que hacer.

¿QUÉ HACER SI TENEMOS DOS DÍAS?

Solo basaré mi visita en el Centro histórico, pero hay más cosas que hacer, y os lo explico en los siguientes artículos. Pero sé que el Centro da para mucho más que una simple jornada.

Para llevaros una idea menos generalizada, debéis saber que caminar sin rumbo, a veces nos pone las cosas más fáciles. Yo reconozco que he estado varios días, pero muchos lugares los he descubierto sin abrir un mapa.

Por ejemplo:

– No deberíamos dejar de ver la asombrosa y para mí la mejor basílica de Cracovia, que es la de la Santa Trinidad (calle stolarska), donde a parte de un patio/museo, encontraremos los confesionarios más góticos que os podáis echar en la cara. Su tamaño es impresionante y la decoración con pintura dorada y oscura madera, le dan ese aire tan auténtico en las ciudades medievales.

-Pasear por el río Vístula, rodeando el castillo, disfrutando de la calma, hasta llegar a la guarida del dragón, donde  una amenazante réplica de bronce, nos estará esperando.

-Deleitarse en Navidad con el mercado navideño donde poder respirar un aire inigualable y poder degustar los típicos platos a un precio inmejorable.

– Visitar algún museo del Centro histórico dependiendo de nuestras predilecciones.

Todo es posible hacerlo en dos días, sin prisas. Si tenemos tres días, entonces debéis saber que el Barrio Judío y la Fábrica de Oskar Schindler, son puntos que no deberíamos bajo ningún concepto perdernos. Pero eso podéis verlo en los siguientes enlaces que os he preparado:

 

Cinco imprescindibles que no debes perderte en Cracovia

Visita a Auschwitz-Birkenau

Descubre todo Cracovia