Empecemos entendiendo el concepto que tiene Japón sobre su cocina y modo de vivir en una sociedad muy atada a su gastronomía y restaurantes. Puede que presumamos que en España tengamos una vida arraigada a los bares y restaurantes, donde nos reunimos los amigos y familiares a tomar algunas copas, celebrar cumpleaños y un sinfín de actos sociales a menudo ligados por unas obligaciones que como personas debemos acatar para seguir manteniendo esos círculos amistosos de toda la vida. Comer barato en Japón ¿Tarea Fácil?
LA VIDA CULINARIA JAPONESA
En Japón va más allá. En Japón, necesitan de esos restaurantes para llevar una vida normal. El problema espacio/población, hace que las grandes ciudades, apenas tengan habitantes viviendo en pleno centro. Las ciudades dormitorio se amontonan en la periferia y la mayoría de los trabajadores hacen trayectos a diario de incluso dos horas tanto de ida como de vuelta a sus puestos de trabajo. Eso queda traducido en que necesitan desayunar, comer y cenar fuera de sus hogares a diario.
Recordemos que Japón es el país de todo el planeta que más restaurantes tiene por habitante.
Otro problema, es el espacio que tienen sus viviendas. Como una sociedad respetuosa y bien llevada a convivir en armonía, el espacio es un problema. Los pisos apenas tienen 30 metros cuadrados, con lo que cualquier evento por muy pequeño que sea, resulta imposible celebrarlo en sus hogares, teniendo siempre que buscar fuera de sus barrios, lugares para cualquier evento.
De ahí viene el invento de los hoteles cápsula. Una cena con un poco más de sake de la cuenta, hace que muchos opten por dormir algunas noches en las ciudades, evitando a menudo sus dos horas de trayecto para volver con sus familias.
Dicho esto, no está de más decir, que cuando vayamos caminando por Tokio, Kioto, Osaka y otras enormes urbes, nos sorprenderá la cantidad de lugares gastronómicos que iremos encontrando en cualquier esquina, a casi cualquier hora y por todo tipo de precios y calidades.
Japón ofrece un abanico de posibilidades culinarias difíciles de comparar con cualquier país del mundo. Sólo la variedad y calidad de sus platos, bien merecería de por sí un viaje, para descubrir que en nuestros paladares existe uno de los puntos más fuertes de nuestra nueva aventura.
CONSEJOS GENERALES
Dependiendo del presupuesto que llevemos planeado o por razones de falta de tiempo según la jornada, Japón dispone en todos los rincones de máquinas expendedoras de refrescantes bebidas de todo tipo. Podemos estar haciendo una excursión por una montaña donde no encontraremos rastros de vida humana y seguro que en la cima nos chocamos con este maravilloso invento que apaga la sed del sofocante calor veraniego.
Olvidaos de la pesada botella de agua que va calentándose a medida que avanza el día. No merece la pena. Por 80 céntimos de Euro, podemos saciar la sed cuando queramos.
Por otro lado tenemos las famosas franquicias asiáticas como el Seven Eleven o el más conocido en el país llamado Family Mart y otros muchos más de cuyo nombre ni me acuerdo. No soy de los que presume de paladar fino o delicado porque me lo como todo y en estas cadenas podemos matar el hambre a cualquier hora del día, siendo una bandeja de sushi, unos dorayakis, un buen café o unos fideos en bote donde tan solo hay que añadir agua caliente, lo que podremos comprar y llevarlo al hotel, si la jornada es muy larga y se nos echa el tiempo encima.
Luego están las cadenas internacionalmente famosas de comida rápida, ubicadas por todas las grandes ciudades. No soy partidario de utilizarlas, pero siempre vienen bien contar con ellas.
Para acercarnos un poco más al gusto por la gastronomía nipona, tenemos los mercados tradicionales, donde claramente podemos degustar los típicos platos de la zona en que andemos y con la ventaja de que la variedad es abrumadora. No olvidemos que Japón no equivale a “sushi”, y que todo va mucho más allá que el simple hecho de comer pescado crudo. La mejor carne del mundo, llamada Carne de Kobe, es elaborada en la provincia de Kansai.
Recordemos las cadenas 24 horas abiertas. Nos pueden sacar de un buen apuro y llevarnos la cena al hotel para matar el hambre. Los Ramen industriales, son una opción válida y rica. Comer en la calle no está mal visto y en más de una ocasión nos veremos obligados a ello.
Otra opción, y diría la más recomendada, sería la de dejarnos llevar y meternos en los pequeños y llamativos restaurantes, presentes en todos los lugares que vayamos visitando. Sus elaborados platos, son sublimes. Sus especias con sus riesgos, no son aptos para todos los paladares, pero la gracia de todo, está en probar un poco de aquí y otro poquito de allá. No nos quedemos con la duda y arriesguémonos en hacer saltar las lágrimas, unas veces de emoción por el sabor, otras muchas más por lo picante que llevaba el guiso.
También, tenemos la posibilidad de comer en los mejores restaurantes del mundo. Japón cuenta con un amplio abanico de maestros de la gastronomía, que una vez realizada la cumbre en su tradicional cocina, cogen sus enseres y van a Europa a aprender de los mejores chefs del planeta. Debemos recalcar, que las estrellas Michelín, se reparten con justicia en el país del sol naciente y son todo un orgullo para los concienzudos japoneses.
Cambiando de lo más a lo menos, tenemos los ramen, fideos con caldo, muy típicos en cualquier lugar. En verano se sirven fríos en muchos lugares, pero a los occidentales nos choca mucho comernos una sopa al tiempo. Mi consejo, es que no experimentéis con ello y tirad a lo seguro.
La mayoría de los sitios, tienen una máquina expendedora, donde obteniendo un ticket, vas a la barra y consigues los codiciados Ramen. El problema viene cuando en dicha máquina, no hay fotografías y sólo lees caracteres japoneses. No te preocupes. No te des por vencido ni cambies de lugar. Si está lleno de sorbedores sonoros, es que los hacen deliciosos. Entra, pregunta a cualquier trabajador, con tu cara y sin entenderte, sabrán que andas perdido buscando un plato. Saldrán contigo y te ayudarán a escoger tu mejor opción. Una idea, es mirar lo que los comensales comen, señalando el plato educadamente para que el buen samaritano sepa qué deseas.
A la izquierda (fotografía), podemos ver los platos en los escaparates hechos en cera, representando casi a la perfección lo que podremos encontrar antes de decidirnos por entrar en cualquier lugar
No te cortes y sorbe la sopa como ellos. Puede que nos llegue a bloquear al principio cuando nadie habla con nadie y sólo oigas las bocas inspirando hacia dentro toda la esencia del caldo. Intenta hacer lo mismo y únete a una orquesta gastronómica, que aquí en occidente, sería de locos poder ver.
¿Tapas? Si, por supuesto. Como buenos catadores de comida, hacen llegar lo mejor del resto del mundo a sus tierras. Vale que un buen plato de jamón ibérico, será difícil de encontrar, aunque si buscamos seguro que lo encontraríamos, pero paellas, tapas típicas de nuestra tierra, en Kioto y Tokio, no deberíais tener ningún problema.
No se os olvide probar las empanadas de carne en salsa de soja. Que aunque siendo muy de China, en Japón saben diferente, con un sabor muy suyo, a muy buen precio y de lo mejor que uno puede llevarse a la boca.
BEBER EN JAPÓN
El sake (vino de arroz), se puede tomar caliente o frío. Todos sabemos que este licor, es un icono del país, pero respetuosamente, no está permitido beber alcohol en la calle. Los locales donde lo sirven, tienen en la entrada un tejón de cerámica (Tanuki), representando el lado más bufón y pícaro de los borrachillos. Con este guardián simbólico nos informan desde un punto de vista folclórico, que sirven bebidas alcohólicas. Podremos encontrar estos encantadores duendecillos ebrios por todo Japón.
En definitiva: No hace falta que estés un mes buscando restaurantes o puestos callejeros (que los hay en menor medida que en el resto de Asia), porque quien no sea delicado y quiera ganar tiempo y ahorrar dinero, estará encantado de probar la comida que en mi opinión, está deliciosa.