Hoy podría haber sido una tarde normal. Mis visitas a Barcelona, siempre vienen marcadas por unos paseos a librerías, cenar en algún restaurante asiático y beberme una buena pinta de cerveza. Este ritual, es para mí algo sagrado y también algo que me aleja al menos durante unas horas del estrés laboral.
Desde hacía un par de años, tenía pendiente una visita a la FUNDACIÓN CASA DEL TÍBET. Conocí a su cabeza visible, Thubten Wangchen, a raíz de la presentación que mi amigo Jordi Carot hizo de su documental sobre el Tíbet llamado Earth Sutra. Allí en la famosa librería Altair, Wangchen habló sin pudor de la situación actual del Tíbet y sencillamente me cautivó.
En un par de ocasiones coincidí con él, pero jamás hablé realmente de lo que me llegaba a interesar. ¿A qué se dedicaba su fundación?
Hoy, y gracias a mi amigo Carlos Cuevas, he conseguido entrar y entrevistar aunque muy brevemente, al representante de esta fundación en Barcelona.
Fundada hace más de 25 años, en el 2007 decidieron instalarse en la calle Rosellón 181, con el beneplácito y la visita del mismísimo Dalai Lama . Sus actividades son diversas y en el ambiente se respira un buen rollo que te cala nada más cruzar la puerta de entrada.
Para los que hayamos estado en países budistas, éste es un lugar perfecto para indagar y profundizar en las costumbres y la religión de un pueblo que ha sido silenciado por una super potencia que no entiende de diversidad y menos de derechos humanos. Para los que jamás hayan tenido contacto con el budismo y tengan curiosidad, éste es un punto de partida inmejorable.
Así como el icónico Wangchen aprovecha todas las oportunidades para dar a conocer su fundación, viajando por todo el mundo, también hace todo lo posible para dar a conocer al resto de las naciones, las injusticias que ha ido sufriendo su pueblo, no sólo a nivel político, sino que una ley mordaza con una violencia asombrosa, han ido haciendo que los tibetanos hayan ido exiliándose por casi todo el globo.
FUNDACIÓN CASA DEL TÍBET, en sí es un espacio donde hacer cursos. Podemos meternos en su web y elegir el que más nos guste. No hay pocos y la variedad me ha parecido muy interesante. Podemos aprender a meditar, a hacer yoga, aprender a hablar tibetano o para los que anden muy perdidos y estén iniciándose no en esta religión, sino este modo de vida, podrán escoger un curso de introducción al budismo.
Las instalaciones son fantásticas. Su Gompa (espacio para meditar), sus Budas distribuidos en varias estancias, su impresionante Mándala (mosaico), es digno de admirar. Su tienda es más que interesante y tiene una buenísima librería dedicada exclusivamente al Tíbet y al Budismo.
Wangchen, sentado en su precioso despacho, plagado de reliquias, me ha recibido con esa perpetua y sincera sonrisa. Me he sentado y he empezado a hablarle de lo interesante que era su iniciativa ya veterana, de promover su cultura desde un país que anda lejísimos del suyo. El resto ha sido un monólogo de él, contándome que nunca será suficiente y que la gente no es consciente del calvario que están viviendo muchísimos tibetano. Debemos considerar que muchos exiliados, tienen familiares viviendo en China y esto causa un efecto silencio que hace más difícil la tarea de denunciar los abusos y las libertades que le fueron arrebatadas hace ya demasiadas décadas.
Si profundizamos más sobre éste delicado problema, que desgraciadamente no deja de ser político, poco podremos esperar a que algo se arregle. Parece ser que a pocos les importa y en las convenciones que hacen en la ciudad condal, parece ser que cuando hay un “pica pica”, el número de interesados se quintuplica.
FUNDACIÓN CASA DEL TÍBET, no deja de ser una fundación sin ánimo de lucro con buenas intenciones, pero que debe utilizarse de trampolín para denunciar todo lo ocurrido y de eso Wangchen está haciendo una labor inmejorable.
Sin duda alguna, esta tarde de Junio, he decidido sacrificar mis costumbres, para abrirme las puertas a un grupo de gente, que me ha dejado asombrado y no tengo ningún reparo en decir, que me tendrán muchas veces visitándolos hasta que consiga una entrevista como Dios manda con el inigualable Wangchen.
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Mándala. Aunque los deshacen una vez concluye la labor, basándose en que nada es permanente, aquí lo podremos observar detenidamente concluido