Después de casi diez años, volvía a la enorme Argentina. La primera vez ataqué el Sur, pudiendo disfrutar de parajes insólitos como la salvaje Patagonia. Con sus parques nacionales tan alejados de cualquier lugar como poco visitados por cualquier turista. Fue en ese instante que supe de inmediato que pocas cosas en este planeta podrían igualar la belleza que por mis ojos desfilaban. Ahora, con más experiencia y después de haber recorrido Chile y Bolivia, atacaba la parte norte desde el estado de Jujuy, pasando por Salta y acabando en Mendoza. Nada me hacía suponer que por muy alto que me hubiera puesto el listón de mi anterior visita, pudiera volver a emocionarme con la magnitud desmesurada de sus paisajes, más bellos si cabe que los de Argentina del Sur.
La primera parada, fue en Salta, una de las ciudades más señoriales y bonitas de todo el país y un punto muy importante estratégicamente para poder visitar los parques más importantes del Norte. En la fotografía de abajo, se ve como las tierras se van abriendo por el horizonte creando esa sensación de grandeza que pocos países te pueden transmitir. En el estado de Jujuy, con un coche alquilado me dirigí al pueblo de Humauaca, para ver sus conocidas quebradas.